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Se encontraba recargada en su carro miestras se fumaba un gallo, después de terminar el argentino se marchó, ya estaba satisfecho, así que no lo necesitaba más
Sus piernas temblaban levemente, la música todavía se escuchaba pero prefirió ya no volver. Solo le mando a Alemán para que no se preocupara.
Entro a su auto y manejo hasta su casa, quería llegar a descansar un rato. Miro su reloj y ya eran las 4 de la mañana
Al llegar noto que las luces de la casa estaban apagadas, el recordaba haber dejado una prendida, se le hizo raro pero no le tomo importancia
Entro a su casa sin percatarse de un carro que estaba estacionado.
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Nunca en su vida se había sentido tan intimidado al ver una chaqueta.
El lugar estaba en silencio, el permanecía parado junto con la puerta tratando de no hacer ruido.
Podía sentir las olor de Alfa haciéndole cosquillas en la nariz.
El luegar estaba cubierto de las feromonas de un Alfa ansioso y furioso
—Ya llegaste— Una voz fuerte y grave se escucho entre la oscuridad de la casa. Su corazón se oprimio y sus piernas volvieron a temblar.
Una mano poderosa agarro a Hassan por el cuello y lo empujó hacia tras contra un cuerpo firme y caliente. Poniéndose rígido ante el agarre dominante, miestras sentía una respiración en su cuello
—Apestas a sexo...— trago saliva, todo su cuerpo temblaba
—¿Por fin te pudiste cojer al argentino ese?— aguanto la respiración al escuchar la voz de Natanael.
—Acepto que eres rápido.. tan solo me voy por un par de días y ya le estas abriendo las piernas a cualquiera— sus instintos le gritaban que luchar y se safara del agarre, pero su cuerpo no reaccionaba
—Dime, ¿a cuanto Alfas te follaste?— trato de pronunciar palabras de resistencia, pero se convirtieron en un gemido cuando Ruben apretó su cuello
—Dímelo— Por instinto dejo de forcejear, la voz de su Alfa lo controlaba
—S-solo a uno..— Nata gruñó en su oído, soltó su agarre se su cuello y por un momento pensó que lo dejaría
