¿Qué crees que estás haciendo?

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Mientras terminaba de ver el episodio de mi serie favorita sonó el timbre de la puerta.

— ¡Voy!

Metí los pies en mis zapatillas de ir por casa y me dirigí a la puerta.
No paraban de llamar, así que me apresuré para llegar antes

— ¿Quién es?

Pregunté cuando estuve al lado.

X: — Ábreme, por favor…

Pedía una voz masculina al otro lado de la puerta.

Entreabrí para ver de quién era aquella voz familiar.
Ante mí se mostró un debilitado y herido Francis, que rogaba que le abriera la puerta.

— ¡Estás manchado de sangre!

Chillé a lo que él me tapó la boca con la mano e intentó entrar a mi piso.
Terminó por ganarme y caer al suelo encima de mí.
Rápidamente se levantó para cerrar la puerta y dejar a los de la limpieza de doppelgangers fuera.

En esos instantes me levanté y me alejé buscando algo con lo que protegerme.
Encontré una sartén no muy escondida y mi mano fue directamente hacia ella, pero nunca llegó. Él me había descubierto y me sujetaba por la muñeca.
Entré en estado de alerta inmediatamente y traté de soltarme, pero fue inútil. Ahora me sostenía ambas manos y había guardado de nuevo la sartén.

F: — ¿Te he pillado por sorpresa, bonita?

Volvió a sonreír de la misma manera que antes, estaba empezando a odiarle.

— No hace gracia, suéltame.

Pedí firme cometiendo un gran error.
Sujetó mi cintura con su otra mano y dio un par de lentos y grandes pasos para acorralarme contra la pared.
Casi me da un vuelco el corazón al tenerlo tan cerca de mí.
Sentía cómo acariciaba mi cintura de forma tan delicada, y cómo, en cambio, sujetaba mis muñecas con fuerza evitando que me escapara.

F: — Entonces… ¿Vas a dejarme entrar?

Sentí que me hervía la cara al escuchar aquello.
No era capaz de responder, ni de moverme, no sabía lo que me pasaba.

Por suerte para mí, otra persona llamó a la puerta. Francis me soltó y se escabulló con rapidez sin dejar rastro.

Suspiré y tapé mi rostro seguramente sonrojado.

— ¿Afton?

¿Sería este el verdadero doctor?

— Claro, Juls. ¿Qué pasa?

Se notaba la preocupación en su rostro y en la forma en la que me hablaba.
Al ver que no reaccionaba, se acercó a mí y me abrazó con muchísimo cuidado.
Sin saber por qué, correspondí a esa muestra de afecto que apenas duró unos segundos.
Miré por detrás de su hombro en cuanto nos separamos, y ahí estaba.
Otra vez.
Francis Mosses. ¿Cuál de todos?

Milk-"Man"? Francis MossesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora