La ida: Parte 1

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El tiempo pasó mucho más rápido de lo pensado, luego de haber entrado a la orden a Vani aún le sorprendía que Leif fuese el líder de esta, aunque aquello respondía el porque era tan profesional a la hora de aventurarse en nuevos desafíos. Por parte de la joven hobbit comenzó como novicia en la orden de exploradores pero no tardó mucho en subir a un rango intermedio lo que hizo llamar aún más la atención de sus compañeros llevándola a diversas aventuras por el alrededor de la ciudad, en ello conoció a diversas personas haciendo grupos de exploración con elfos, que de verdad la fascinaban con su refinado lenguaje y parecían no ensuciarse mucho, todo lo hacían de una manera espectacular. También conoció un par de humanos que no eran de la nación, venían de lugares muy lejanos al sur y eran bastante amigables. Y no menos importante, los enanos, su baja estatura le acomodaba mucho más a la hobbit, pues no se sentía tan pequeña como usualmente le ocurría, además eran su mejor compañía (después de Lowell) al momento de merendar, su gracia y compañerismo la hacía sentir como en casa.

Las cosas en la comarca no habían cambiado mucho en realidad, Vani seguía ayudando a sus abuelos con las tareas domésticas de agricultura y cada cierto tiempo se paseaba por la ciudad para ayudar a quien lo necesitará y pasar tiempo de calidad con sus viejos amigos en la taverna. La hobbit ya había pasado su mayoría de edad, tenía 36 años y no se le notaba para nada, aún así tenía bastante preocupados a sus abuelos, no era común que una hobbit se aventurara por el inexplorado Evros, según su cultura y registro histórico los hobbit pocas veces salían de la comarca, la mayoría de las veces eran para comerciar o buscar artefactos en específico pero nada más que aquello.

En aquel instante Vani se encontraba tomando la merienda de la tarde o como todos los hobbits le decían, el té de las 3 junto a su grupo de amigos en la posada de la ciudad en dónde de vez en cuando Vani atendía el lugar para ayudar a la señora Helena.

El lugar era bastante cómodo, tenía un par de ventanas redondas, mesas circulares, una barra la cual mostraba diversos tipos de te junto con una carta de tentenpies y a esas horas del día no había tanta muchedumbre en el recinto.

—Y que tal  ¿cómo vas con todo eso de ser exploradora?— se dirigió a ella un chico de cabello castaño oscuro un poco desaliñado y de tez blanca.

—¡Bastante bien! En realidad allá afuera hay muchas cosas que no pensaríamos que existen si no nos aventuramos y lo mejor es que he conocido un par de gente de otras razas y de verdad que son increíbles!—Respondió Vani bastante alegre mientras preparaba un par de tazas en el mesón para llevarlas a la respectiva mesa.

—¿Y los elfos?¿has visto elfos?—preguntó su amigo de al lado, este era un poco más alto y tenía la piel tostada por trabajar largas horas a pleno sol ,y cabello un poco más rubio y ondulado.

Vani asintió.

—Creeme, tuve esa misma emoción cuando los vi—respondió con una sonrisa—De verdad son magníficos, tuve la oportunidad de ir a una mazmorra con uno de ellos y ¡es como si no se cansaran nunca! Ademas todo lo hacían con una elegancia que era de admirar, aunque descubri que hacerlo de esa manera era mucho más eficiente. Si gustan algún día se los puedo presentar.

Entusiasmados los dos chicos afirmaron y ayudaron a la chica a poner los últimos preparativos para así sentarse en la mesa. En ello Vani les dirigió la palabra.

—Esto es extraño, aún no ha llegado Erin ni Tolman, por lo general nunca llegan tarde.

—Bueno, respecto a Erin—respondió Eric, el hobbit de cabello castaño—Se tuvo que quedar toda la mañana ayudando al curandero por alguna razón y en cuanto a Tol eh...—Al decir esto, miró a su amigo haciendo un juego de miradas.

Justo en aquel momento la puerta del salón se abrió de golpe y entró una joven hobbit de cabello un poco lacio y rubio hasta los hombros de una tez blanca.

La peste en la ForestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora