CAPITULO 3 - SANGRE PURA

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Emma.

Pasada la noche mi rutina es otra e inicia con una hora de trote diario y otras tres de
gimnasio, suelo usar los audífonos para estudiar mientras me ejército.
A la universidad voy dos veces por semana si estoy en Varsovia y el resto de la clase las
tomo de forma virtual debido a mi profesión.
Me estoy preparando en todas las áreas que tienen que ver con el rendimiento físico y
mental, luego de esto me iré por la profesión que me falta y es la psicología del deporte.
Me enfocaré en eso más adelante, ahora debo concentrarme en la próxima competencia
la cual dará el galardón Lustro de oro (un certamen que premia al mejor patinador del
último quinquenio). El nombre de quien lo gane queda ilustrado en la historia del
patinaje y no lo quiero, lo necesito.
—Las competencias previas empezarán dentro de poco —me avisa Federico, mi
manager. Tu apartamento de Moscú te lo entregarán en unos días y en Rusia estarás
hasta que la federación lo decida.
Paro el trote tomando aire por la boca. Esa idea es sofocante, trato de ir solo a los
eventos y no me quedo nunca, ya que intento salir del país el mismo día.
Me dieron una propiedad gracias a un contrato de publicidad en el que trabajé varios
meses y ya decidí que pasada la competencia lo venderé para comprarme algo en los
Ángeles, sin embargo, eso no me exonera de ir.
—Ok —actúo como una profesional. Necesito los contratos, el dinero y los trofeos. Ava
Clark y Sahori Yoshida son mi competencia directa, están igual de preparadas que yo,
quieren lo mismo que yo y por ello reviso las redes para ver qué se dice de ellas.
Necesito el galardón, el dinero que contribuirá a mi proyecto, me estoy matando por eso
y no debería viajar a Gehena, esos días podría emplearlos ejerciendo uno de los tantos
contratos que me ofrecen, pero debo ir a ver a mi hija.
Mi manager me acompaña al auto dándome los contratos pendientes, los cuales debo
revisar.
—No puedes retrasarte, esto no se va a hacer solo —advierte antes de irse. ¡Federico!—
lo llamo— ¿Le comentaste a tus amigos lo que te dije?
Respira hondo antes de devolverse rascándose la ceja. Le pedí que me ayudara a
conseguir algún socio.
—Cariño, cuando tenga tiempo —me mete en el auto—. Ahora vete que necesito que
vuelvas pronto.
—Pero, ¿Lo harás? —insisto— Es que no quiero que se me pasen las fechas que tengo
proyectadas....
—Sí, sí, cariño —le pide al conductor que arranque y me choca que me tome del pelo.
Estando en casa echo las monedas que tengo en la alcancía, el reloj me indica que ya
debo partir a abordar la aeronave que me llevará a Gehena a la ceremonia que está
pendiente, así que empaco lo que requiero y, entre esos, los juguetes que me pidieron.
La licuadora llegó esta mañana al igual que el set de bordado para niñas. También le
llevo vestidos y un set de cuentos de princesas edición especial.
Con todo listo me voy al aeropuerto, el tema de conocer gente nueva me inquieta y por
ello después de cambiarme me encuentro con Tyler y Death que ya están dentro del
awon.
— ¿Lista para conocer a los suegros? —me pregunta Tyler dejando que le dé un beso a
cada uno.
—No son mis suegros —aclaro—. Cédric y yo no tenemos nada.
—Eso no pensabas cuando hicieron a Amelie —Death le da un codazo.
Tyler es medio desubicado en ocasiones, les tengo confianza y cuando Cédric apareció
desatando las preguntas no me quedó más alternativa que contar sobre la experiencia
que por varios motivos no quise volver a recordar.
Al Underboss de la mafia rusa le gustaba compartirme y Cédric no se libró de eso
cuando estábamos secuestrados; en el papel de esclavos nos obligaron a tener relaciones
sexuales y rehusarse es algo que no existe en el vocabulario de los hombres de la
Bratva.
Bajo la vista al recordar como el príncipe susurraba "Lo siento" sobre mi cuerpo, fue
raro para mí, no sé qué tanto para él teniendo a Vladimir observando. No fue tan suave,
pero tampoco tan brusco llegando a un punto donde sus ganas tomaron peso y siento
que no soportó las ganas de dejarse llevar y por ello terminó dándome besos como si le
gustara desde antes.
—Deberían tener algo —secunda Death rompiendo el recuerdo—. Es el padre de tu hija
y se nota que tiene buenas intenciones contigo.
—Lástima que sea una mujer muy ocupada —saco mis textos de estudio al igual que los
contratos pendientes.
Son mis mejores amigos, siguen siendo fugitivos de la justicia, pero Gehena es un país
independiente no colonizado, una monarquía aparte y el único sitio en el mundo que no
tiene la soberanía de la FEME Eso me contó el príncipe.
Hay un palacio en Gehena, el cual Amelie visita frecuentemente. La lleva la niñera y la
guardia real se encarga de que salga y vuelva a casa sin un solo rasguño, «Eso es algo
que agradezco». Eso y que el reino esté en el culo del mundo es una garantía para mí,
porque sé que ella estará segura, pero a la vez tengo el sin sabor de tenerla tan lejos.
— ¿Qué haremos en Gehena? —pregunta Ty
—Solo sé que es algo importante de la realeza.
Realizo mis tareas universitarias durante el vuelo y firmo los contratos de trabajo. Hecha
la tarea me pongo revisar las respuestas de los últimos bancos donde solicité préstamos
y no me niegan la opción, el problema es que no me dan lo que necesito.
— ¿Por qué no descansas un poco? me pide Death— Hace más de dos años que no te
veo haciendo una pausa.
Muevo la cabeza dándole la razón, se preocupa demasiado por mí, pero no entiende que
lo que quiero no se va a construir solo. Los lujos de Amelie se los pago yo, obviamente
la familia paterna contribuye, pero trato de no molestar y por ello me centro en que debo
tener dinero suficiente para darle lo que ella me pide porque se lo merece.
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Una vez que se tiene algo bueno no quieres dejarlo y yo ya no me veo como poca cosa,
insisto en que quiero mi centro y no quiero que sea pequeño, por ello necesito ahorrar
más, para eso y para que Amelie tenga un buen patrimonio si algo me pasa, para que
pueda sentirse orgullosa a la hora de hablar de su mamá.
Mis amigos duermen en el trayecto y sigo con lo mío hasta que me avisan que falta poco
para aterrizar. Cédric se tomó la molestia de enviarme atuendos acordes y termino
luciendo un vestido elegante de manga larga por debajo de la rodilla.
— ¿Venderás biblias? —me pregunta Tyler.
—No empieces, tengo que dar una buena impresión —recojo lo que bajaré—. Según
Cédric, aquí son muy religiosos y creyentes, así que les voy a pedir que sean discretos.
Les entrego las camisas que les compré. Death se cortó el cabello y ahora luce un poco
más formal, no pelea ya, por ello no tiene cicatrices notorias.
—No quiero verme como una ignorante, pero les voy a pedir que no actúen como la
pareja del secreto de la montaña —me da pena decirlo—. Una vez abajo, todos somos
heteros, ya luego somos pansexual si se nos da la gana.
Death se inclina a darle un beso a Tyler antes de mirarme.
—Voy a pedir habitaciones separadas —advierto—. No quiero que nos saquen con
antorchas.
—Deja de estresarte por todo —no les molesta lo que le dije—. Solo estate tranquila y
date la oportunidad de conocer a la familia de tu hija.
—Yo solo me preocupo porque se sientan cohibidos.
No quiero que se sientan mal, son pareja, para mí es algo normal, pero estoy segura que
aquí es motivo de escándalo y necesito que a ambos le tengan confianza.
El mar deslumbra con la vista desde arriba y minutos después empiezan a aparecer las
tierras de Gehena. Descendemos, tomo mi maletín ansiosa y una de las hermanas de Cédric me recibe con un atuendo recatado y el cabello recogido, el cabello es rubio y los
ojos son de un azul opaco.
—Al fin conozco a la sobreviviente de la que tanto habla mi hermano —saluda y le
presento a las personas que me acompañan—. Bienvenida a Gehena, a la ciudad del
Edén para ser más exactos.
—Gracias —dejo que se lleven mi maleta mientras echamos a andar a través de la
deslumbrante ciudad.
Se ven cultos, los caballeros saludan con un leve gesto con la cabeza y las mujeres usan
trajes discretos mientras decoran locales y carrozas con flores blancas
Algunos encienden velas, las estatuas predominan al igual que las joyas en los
habitantes.
La ciudad está rodeada de grandes muros y algunas mujeres caminan con mantos en la
cabeza.
—Hermosa ciudad —adula Death.
—Así es —contesta la hermana de Cédric—. Hemos sabido aprovechar nuestras
riquezas y lo hermoso no solo está aquí, también yace en nuestras selvas minerales,
especies y habilidades en la botánica.
Death respira hondo mirando a Tyler, parece que hubiese viajado a algún sitio antiguo,
ya que las edificaciones son enormes con un aire antiguo, pero elegante, las casas tienen
un aire colonial y todo se ve como si Medina se hubiese fusionado con la ciudad del
vaticano.
— ¿Cómo está la princesa? —pregunto— Quiero verla ya.
—No se podrá hasta después de la procesión. La están preparando.
Hay fuentes de aguas cristalinas, puestos con mercaderes y personas haciendo ofrendas.
El palacio es cuatro veces más grande que el de Polonia y me invitan adentro. Ya
conocía a los reyes, fueron a Varsovia hace unos meses y Cédric me los presentó.
Me están esperando con el resto de la familia real, la cual espera en la entrada del
palacio.
—Bendita seas Emma, estás en tu casa—el rey me da dos besos. Podría decir que
Cédric se parece a su madre.
—Mil gracias por recibirme.
Les presento a Tyler y Death.
—Sigue para que conozcas un poco.
Son amables al guiarme a través de la edificación real para que la conozca y todo es
muy bonito, pero quiero ver a mi hija y no la veo por ningún lado. Saco el libro de
cuentos que traigo en el bolso de mano, me hace ilusión que lo vea así sea desde lejos
—Llegan justo a tiempo, estamos por empezar una de las tradiciones religiosas más
importantes de nuestra familia —señalan una de las salidas—. Son tiempos gloriosos
para Gehena.
Salimos por el otro lado del castillo y la multitud es arrolladora, el blanco reluce al igual
que las cintas y los símbolos religiosos. Mis ojos se fijan en la litera más grande donde
yace la persona que luce como un ser sobrenatural en lo alto con un vestido precioso.
Sonríe de forma auténtica viéndose como el sol hecho mujer.
Varios me saludan y la reina me presenta ante los allegados mientras Tyler y Death
siguen a mi lado.
—La sobreviviente del cautiverio —dicen varios—. Que Dios te siga bendiciendo.
Asiento moviéndome incómoda cuando la abuela de la princesa empieza a contar lo
sucedido, según la versión de Cédric logrando que mis amigos me pongan la mano en el
hombro como si me tuvieran mucho pesar.
—Ojala que todos ardan en el infierno —uno de los creyentes me toma las manos—.
Malditos sean los Romanov y toda su mafia, delincuencia y actos atroces.
Mantengo la boca cerrada para no darle vueltas a la casa, no me gusta hablar de lo que
viví, «Tampoco puedo».
—Nos han dejado a una hermosa princesa —interviene Cédric—. Todo lo malo tiene su
recompensa
Ellos asienten y él deja la mano en mi cintura cuando Tyler y Death se hacen a un lado.
Los comentarios siguen y no dejo de ver a la persona que está sobre la litera siendo
vanagloriada.
—Creen que es la reencarnación de una Diosa —Cédric y empieza a caminar conmigo
junto a sus padres y mis amigos—. Nafna era hermosa, bondadosa, inocente, pura y
bendita por Dios.
—No sabía que eras tan creyente.
—Estaba condenado a morir como un esclavo de la mafia al igual que tú—me dice— y
fuimos liberados contra todo pronóstico porque nadie nunca ha salido de eso, pero
nosotros sí y desde ese entonces creo en los milagros.
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— ¿Qué es esto? —pregunto curiosa de la ceremonia.
—La llegada de la paz se celebra con bautizos.
Siento que no me estoy enterando de algo y espero que solo sean ideas mías, el médico
es relajado, pero ahora noto que carga una felicidad que no le había visto antes.
Sigue a mi lado, mi cabeza le da al hombro y no me siento bien con el fanatismo que me
hostiga. Rezan en medio de la procesión y alzan las manos sonrientes con dirección a la
litera dando las gracias por todoSe nota la devoción y el amor por la religión.
—Dios, te pedimos castigo para nuestros enemigos —predica el sacerdote—. Para los
mentirosos, ladrones, asesinos, impostores, falsos y bastardos.
—Te lo pedimos, señor.
Empiezo a descomponerme, hay mucha gente, mucho fanatismo y ni los reyes dejan de
ver al ser que saluda sonriente en lo alto de la litera dejando que la adoren.
—Quiero celebrar un nuevo comienzo —me dice Cédric—. Para ti, para mí y para
nuestra hija.
—Ya te dije que...
—Ahora será diferente, créeme —insiste—. Solo confía.
Todos se ven tan devotos y trato de tener fe yo también pidiéndole a Dios que me ayude
con lo que tengo guardado dentro. Le pido que nos aleje del huracán.
—Ya deja de pensar y disfruta tu final feliz —me dice Death en un susurro—. Lo malo
pasó y debes aprender a apreciar todo lo bueno que te están dando.
Asiento. Cédric se ve tan feliz y pese a estar en un acto religioso todos parecen estar de
fiesta. Desvío la vista cuando pasamos por la iglesia y no entramos a ella, la multitud
sigue avanzando en medio de cantos y oraciones. Cédric se adelanta y los reyes dejan la
mano cada uno sobre mi hombro tornando el paso lento mientras la procesión sigue en
medio de rezos.
El mar aparece y la multitud sigue avanzando dando la vuelta hacia el risco más alto. La
brisa sopla fuerte, la marea está alta y el desespero me golpea de un momento a otro
apartando disimuladamente las manos de los reyes que se han quedado con la nobleza
en la orilla, sin embargo, aparte de la multitud que se detiene en el risco.
Veo como bajan la litera, el gentío da varios pasos atrás y empiezo a moverme cuando
presiento lo que está por suceder, pese a no ser de aquí.
—Emma —me llama la reina y la ignoro apartando la multitud a una velocidad
alarmante mientras Tyler se me viene atrás junto con Death.
Las oraciones continúan y sigo moviendo gente presa de la angustia. No me importan
las costumbres, las creencias y lo único que vislumbro es al ser que quiero tomar y está
caminando a la punta del risco sonriente, seguro y feliz mientras yo siento que me
succionan el alma cuando sigue avanzando confiada.
—Y solo los de sangre pura, pura sangre emergerán —dicen justo cuando aparto a la
última fila de personas. Trato de detener lo inevitable gritando su nombre, pero ella
desaparece quebrándome mientras corro a la punta con los ojos llorosos.
No la veo, el oleaje de la marea es fuerte, el estómago se me contrae al no ver más que
el mar moviéndose salvajemente mientras siento que muero y.... El dorado aparece
cuando emerge sonriendo dejándome sin habla « ¿Cómo diablos? » Lo hace como una
experta, saludándome y tirándome un beso mientras van por ella. Los ciudadanos no dejan de adorarla en tanto yo sigo sudando frío con lo que acabo de ver y Death me
pone de pie.
—Está siendo consagrada Cédric llega a mi lado—. Comprueban si es hija de Dios y
son tradiciones antiguas que...
— ¡Metete tus tradiciones por el culo! —espeto— Nos vamos a largar ya.
Lo aparto rabiosa y con la sien palpitando. Siento que nada de lo que hago me garantiza
lo que quiero y me es imposible persuadir el ardor en los ojos.
—Cálmate pequeñuela...
Me quiero ir ya. Los reyes se abrazan felices, el pueblo festeja no sé qué, Death me
pregunta si estoy bien y el vacío se queda en mi pecho mientras ella no deja de verse
encantadora dejando que la vuelvan a subir a la litera.
—Este es su sitio —me dice Death—. Mírala, parece que hubiese nacido para esto y son
solo tradiciones.
No sé qué tanto celebran por los gritos y las ofrendas. Llevo la mano a mi móvil cuando
me vibra con un número desconocido, deslizo el dedo y lo llevo a mi oreja en medio del
shock.
—Emma —reconozco la voz de mi hermana mayor al otro lado de la línea, «Rachel».
Me quedo muda, quieta y agitada cuando me da la noticia que me contrae. Su voz está
cargada de seguridad dejándome claro que ha logrado lo que se propuso.
—Tengo a Yura Oniani —me explica—. Sabes lo que eso significa; caído el Boss, caída
la Bratva.
Cédric se me para al frente llevando la mano a mi cuello feliz y sus labios chocan contra
los míos con un beso urgido que me hace colgar.
—Te quiero, Em —se va a celebrar y yo sigo sin creerlo. ¡Cayó la Bratva! —me agita
Tyler— ¡Vamos a brindar!
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