CAPITULO 2 - RESQUEMOR

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Sermersooq I Groenlandia.

Ilenko.

Las astillas de madera vuelan con el impacto del hacha que atraviesa el tronco. Se queda
atascada y la vuelvo a sacar estrellándola con más fuerza. Tres años y me sigo
preguntando cuándo desaparecerá el ardor que me quema los órganos internos, la grieta
que deja escapar todo el odio, la rabia y el rencor que llevo dentro.
Los gusanos internos no me carcomen, no me debilitan, porque mi lado perverso los
absorbe pudriéndome más de lo que ya estaba.
Mis fosas nasales anhelan el olor de la sangre, mi instinto el sabor de la venganza y es
que eso es lo mejor de la espera, porque entre más tiempo pasa, más grande se va
creyendo el enemigo.
El hacha recae tres veces más y no solo corto leña, ejército la muñeca que maniobrará el
cuchillo y práctico la cortada certera que es capaz de separar miembros de un solo
tajazo. Repito la acción siete veces más y recojo los troncos que junto al lado de uno de
los hornos industriales.
Arrojo uno por uno avivando las llamas que funden el metal que se convertirá en
armamento. Los hornos arden y tomo los restos del Petrov que me trajeron mis
hombres.
—Koldum —se lo lanzo al león que se pone en pie atrapándolo con la boca. Ya no es un
cachorro, ahora me llega más arriba de la cintura, tiene una espesa melena albina y
garras capaces de levantar la piel de cualquier espalda.
Limpio mis manos y me desplazo a la mesa de planos añadiendo detalles,
perfeccionando los sistemas de lo que había imaginado creando armas únicas en el
mundo, «Las mías siempre lo han sido», pero ahora serán mucho más violentas, con
más alcance y más fuerza.
He creado ametralladoras, rifles, pistolas, bombas, misiles y cañones al igual que balas y
explosivos con el único fin de volver a surtir a los míos.
Todo tiene la marca de la Bratva como así también esas líneas en forma de cruz que
trazo en la punta de cada proyectil para que desgarre por dentro destrozándole los
órganos y es que esta vez el regreso quedará en la historia y en la memoria de todos.
Desde que abrí los ojos por primera vez me inculcaron lo que sería, de dónde venía y lo
que iba a dirigir. Crecí entre la sangre, entre peleas y disputas.
Me formé entre perversiones estando cara a cara con la barbarie portando el gen sádico,
desalmado y depravado de los Romanov. Siempre hemos sido los malos, los tramposos,
los ladrones y la mafia que solo es fiel a SÍ misma y eso nos tiene como nos tiene.
Nos están cazando, quieren someternos, pero se les olvida que el amo soy yo y no ellos.
El armamento se está moviendo a las cavernas escondidas de Sodom y es poco lo falta
para alcanzar la cifra que hace falta.
Me mantengo lejos porque al volver sé que no haré más que masacrar, de regreso no
haré más que recordar lo que ya no tengo y una vez fuera de aquí le daré inicio a lo
planeado y es hacer que todos se lamenten por el regreso de llenko Romanov.
Ahora no somos más que una pandilla entre simples mafias, somos ladrones que buscan
la manera de subsistir y la piedra en el zapato que se niega a rendirle pleitesía a la
pirámide.
El león se mueve atrás y mi instinto me hace voltear decepcionándome al percibir el
latigazo en el pecho, ¿A quién espero ver? ¿A la persona que siempre me abordaba por
detrás y me decía "Aprendí algo nuevo, Boss"?
La muerte del Underboss pica en mi garganta moviéndome a empacar, sellar y revisar
las cajas que traslado a los barcos que terminarán en Rusia.
Lo que no quería que pasara pasó y era a Rachel James en el poder, a Rachel James
dirigiendo la pirámide, demostrando la astucia de las James. Sabía que en la FEMF o en
la mafia iba a ser un completo problema y no me equivoqué.
Ahora es la mujer más importante de la pirámide al lado de Antoni Mascherano,
siempre tuvo dos opciones; el coronel y el italiano. Se alió con el segundo, está ardida y
quiere la revancha. No perdona lo de su hermanita, sigue dolida por la muerte del
marido y la traición de la FEME
Los clanes la siguen, la admiran y caen en sus juegos como siempre lo ha hecho todo el
mundo, pero para su mala suerte yo no soy como los demás.
—Señor —la voz de Salamaro llega a mis oídos cuando entra seguido con dos asesinos
expertos de la Bratva.
El grueso abrigo está lleno de nieve y se baja la capota antes de acercarse. El tono, la
cara y la tensión que denota no auguran buenas cosas y algo me dice que es.
—Atraparon a Yura —me suelta haciéndome voltear—. La mafia rusa se ha quedado sin
Boss y ella ya anunció la caída definitiva de la Bratva.
Endurezco la mandíbula mirando al león que ronda ansioso como si lidiara con lo que
tengo dentro, se me acerca por un lado y de un momento a otro se sale de control
obligándome a sujetarle el cuello cuando intenta irse en contra de los hombres que
acompañan a Salamaro.
— ¿Qué haremos? —pregunta el moreno.
—Mala pregunta —contesto conteniendo la furia de mi león— ¿Qué no haremos? Esa
es la pregunta correcta.
Salir conlleva muchas cosas y si abandono este sitio es para no volver a encerrarme.
Una vez fuera es afrontar la realidad y darle rienda suelta a lo planeado
Meto los brazos en la chaqueta del perchero, apago los hornos y salgo a la nieve dándole
al mundo lo que quiere y es el regreso de llenko Romanov.
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