CAPITULO 5 - LEGION VS BOSS

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Ilenko.

Alzo los puños medio moviéndome despacio preparándome para el ataque de mi
contrincante.
Unos lo conocen como el coronel, otros como Christopher Morgan, ahora el mundo lo
llama "El difunto que dio la vida por su mujer", pero yo lo conozco en todos los papeles:
Como el militar, como el hijo del ministro y como la bestia que se encierra en las jaulas
mortales y se hace llamar Legión.
Es el verdadero marido de Rachel James quien piensa que murió y no sabe que está en
modo siniestro peleando cuatrocientos doce metros bajo tierra.
— ¿Lo quieres rápido o tortuoso?—me amenaza en mi idioma natal embriagado por su
propio veneno—. ¿Te parto el cuello o la cabeza?
—No sé dime, tú —contesto— ¿Qué pieza de tu cuerpo quieres que le lleve a tu padre?
Que lo desafíe lo empeora siendo el primero en atacar, me agacho con el primer puño
que lanza a lo animal, siempre se ha creído invencible, pero, para su mala fortuna, yo
desde niño sé lo que es pelear en las cloacas y lo empujo mandándolo tres pasos atrás
enfureciéndolo más.
Lanzo el siguiente ataque que consiste en un puñetazo que detiene con la mano e intento
encestar otro que evade a la vez que le suelto una patada que lo hace retroceder dándose
la vuelta en su sitio queriendo enterrarme la patada que también esquivo.
Se alza tratando de darme un puñetazo en la nuca y me voy al suelo evitando que me
toque, pero es rápido y logra clavarme un zurdazo en la mandíbula, el cual me hace
escupir la sangre.
— ¿Dolió más que lo del Underboss? —empieza con la estrategia de las palabras— El
Boss deja que un imbécil le mate al hijo y no solo eso, también deja que le hundan el
nombre huyendo como un cobarde.
Lanza otro golpe que me hace zumbar el oído.
— ¿Dónde estaban tus cojones llenko Romanov? —me patea y suelto a reír poniéndome
en guardia otra vez, me le voy con furia y se mueve de un lado a otro, pero logro el giro
que medio me eleva estampándole el talón en las costillas.
—Quiere ofender el que ya no es ningún coronel —le suelto—. El que se dejó quitar el
puesto, el cargo y hasta la puta.
Uso los antebrazos parando la seguidilla de puños que arremete con violencia, le atino
un puñetazo y acto seguido la patada que me entierra en el pecho me hace retroceder.
Me lanza otra más que atrapo en el aire y con el pie barro la pierna donde se sostiene
haciéndolo caer, sin embargo, mientras cae me lleva con él también.
Nos levantamos en el acto y nos enterramos puños que nos sacan sangre. Evado el
próximo puñetazo agachándome y me voy contra él tomándolo de la cintura,
levantándolo con ira y tirándolo contra el suelo.
—Te quedó grande mantener el nombre —sigue—. Te quedó grande matar a una
fracasada...
Vuelve a levantarse y empieza a arremeter patadas y puñetazos que me marean por la
violencia, con codazos a mí y a mi mandíbula que le devuelvo mientras que la sangre de
los dos empapa el piso. Intenta encestarme un rodillazo en el abdomen que detengo
soltando el cabezazo que lo tambalea.
—Grande te quedó a ti mantener a la zorra a tu lado —detengo el puño que me lanza y
llevo las mano atrás sacando las fotos que le lanzo en la cara. Muy bestia y todo, pero tu
furia no quita que tu perra ahora sea la mujer de Antoni Mascherano.
Le clavo el pie en el tórax y baja la vista reparando las imágenes donde ella camina de la
mano del italiano. Los ojos se le clavan en eso reparando las distintas escenas que
muestran a Rachel James como la mujer de otro.
— ¿Cómo gemirá su nombre, Christopher? —sigo— ¿Lo manipulará como te manipula
a ti? ¿Complacerá más a sus hijos que a los tuyos?
Percibo como se descompone, como el gris se convierte en algo casi negro, enseguida
me lanza dos patadas en las piernas, retrocedo y se me viene encima dándome golpes en
la cara que me llevan al piso, detengo, ataco y me levanto lleno de ira devolviéndole
cada golpe.
Me atina un puñetazo en el pecho, pero no lo dejo e intenta darme otro, así que tomo su
muñeca clavándole el codo en el pecho. Lo hastío con los golpes que le lanzo en la cara
llenándole la boca de sangre y termina yéndose por un lado. Su rodilla impacta en la
parte sensible de mis costillas doblándome en el acto y toma mi cabeza listo para
fracturarme el cuello, pero lo traigo hacia adelante estrellando su cuerpo contra la roca.
Me voy contra él queriendo aplastarle los ojos con los pulgares, pero se zafa dejándome
boca abajo y enterrando la rodilla en la columna vertebral con la llave que puede
dejarme inválido, se prepara para el golpe final y giro en el suelo dejando que su talón
caiga contra el suelo, me elevo e iniciamos una contienda llena de golpes donde no se
sabe quién le da más duro al otro.
Está ciego por la ira, le enoja el no poder matarme y ambos libramos la contienda con el
peor peleador que nos ha tocado.
Me saca mil veces en cara lo de Vladimir, pero me niego a oírlo, a dejar que la culpa y
lo que me quema trunque lo que vine a hacer.
El tiempo se agota y el no tener un ganador hará que nos maten a los dos. Los últimos
tres minutos inician el conteo regresivo y él ataca con una patada que intenta romperme
el cuello, pero la atrapo y sujeto el suyo llevándolo al suelo. Forcejeamos mientras
prepara el desquite con mi mano en su garganta, los golpes a mi antebrazo son fuertes y
los lanza con el fin de romperlos a la vez que miro el reloj.
—Diez, siete, seis...
Empiezan dándome tiempo de sobra para acabarlo partiéndole el cuello, no le permito
esquivarme y prepara la maniobra oculta que con otros lo hace invencible y le eleva el
ego dándole seguridad al manejar el truco que nadie se espera, ya que es algo propio de
él, pero que yo logro detener atajando la mano que me ataca por la izquierda. Abre los
ojos de par en par sorprendido al darse cuenta que me sé sus trucos y ejerzo más fuerza
con su vida entre mis manos.
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—Invencible para otros, no para mí —aprieto más que feliz de poder cargármelo y.
—Tres, dos, uno —el reloj llega a cero y...
Un disparo por parte de mis Vory v Zakone desata el tiro que se entierra en la cabeza del
que hace cumplir las reglas y yo lo suelto a mi contrincante poniéndome de pie.
Como el mal perdedor que es, no tarda en alzarse listo para aniquilar, sin embargo, mis
hombres entran tomándolo por detrás mientras le lanzo el saco de monedas de oro.
—Ten, te pago la salida para que conozcas la misericordia del Boss —me le burlo
mientras él no deja de mirar las fotos que están en el suelo y el dueño de la fosa entra
rabioso—. La mafia rusa tiene una nueva cuenta por cobrar y no a cualquiera, a un
Morgan...
Forcejea como animal enfurecido, es una maldita máquina asesina y siete personas más
tienen que subir.
El dueño del foso intenta hablar y Salamaro le apunta.
—Esto es la Bratva, amigo —lo amenaza—. Tome sus monedas y cállese.
Todos saben cómo son los rusos como para ponerse a contradecir y él no pierde el
tiempo recogiendo el oro mientras mi contrincante me lanza la mirada psicópata
quedándose quieto cuando le ponen las cadenas.
Salamaro me indica que todo está listo y me voy al muro clavando los pies en la piedra a
la vez que mis hombres se encargan de absolutamente todo subiendo al coronel.
El ascenso es difícil y me miro con Salamaro que está escalando a mi lado.
—Un día eres coronel, futuro ministro y posiblemente el hombre más poderoso de la
rama judicial —empiezo—. Y al otro día eres un don nadie, sin mujer, sin hijos, sin
medallas, sin nada.
Las rocas caen abajo y aprieto la cuerda mientras él sigue en silencio, «A todos nos
quema que se nos metan con el ego».
—Yo me pregunto cómo un capitán termina con un puesto más importante que el
coronel del comando —sigo y Salamaro se ríe—. Y también me pregunto cómo el que
se hace llamar "Legión" se deja desterrar, manipular y no es capaz de dominar a su
mujer.
Sigo escalando y agudizo el oído captando como traga saliva, por el rabillo del ojo noto
lo tenso que está con la ira destilándole por los poros.
—Rachel James se ve feliz en Florencia con Antoni Mascherano de su mano —sigo Él
tiene lo que no tienes tú y es una esposa, que anteriormente era la tuya, pero ahora es la
de él y ambos te sobrepasan en poder —respiro hondo—. Lo que más ha de dolerte es lo
bien que se ven saliendo de los laboratorios que están en el centro de la ciudad y no sé
tú, pero para mí como que siempre le gustó y muerto tú, la viuda no quiso
desaprovechar.
El olor a vegetación se hace presente y alcanzo la última roca, los miembros que se
quedaron arriba me esperan y recogen todo mientras los otros sacan lo que vine a
buscar. Sigue encadenado, todo está listo para partir y doy un par de pasos, pero.
El sonido de los golpes no se hace esperar, mis hombres se van al suelo y yo alcanzo a
esconderme detrás de uno de los robles cuando el imbécil que saqué desarma a uno de
mis hombres e intenta dispararme. No alcanza, no es estúpido, sabe que somos más y
está tan ciego que emprende la huida en segundos.
Observo como se pierde y saco un puro que tengo en el gabán mientras los miembros de
la Bratva se quedan quietos. Aquí nadie iba a detenerlo así como nadie iba a perseguirlo.
Suelto la bocanada de humo pensando en mi presa favorita, «Mi bonito corderito de ojos
azules». Saboreo su recuerdo dándole otra calada al habano.
— ¿Y ahora? —me pregunta Salamaro.
—Esperar —echo a andar tranquilo calculando todo.
La gente no sabe lo peligrosa que es la cerilla, la chispa que se arroja en el sitio correcto
con el fin de que todo arda. Yo no tengo que ir por nadie, ahora simplemente tengo que
esperar a que otros vengan por mí.
   
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⏰ Última actualización: Apr 08 ⏰

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