VI

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—Eres la mujer más hermosa.

A través de la mirada Dagomar encuentra recuerdos.

Los besos en las mejillas son pausados. Estos transmiten devoción por la joven de cabello recogido y trenzado, quien lleva en la cabeza una tiara de oro. La misma que llevaron las princesas Yruretagoyena.
Un presente de un orfebre de la Casa Valiciana a la hermana de Dagomar I, Darian, la princesa de la paz y muy pronto llamada por el continente la reina consorte de Gran Ruina de la Muerte. Ella es una inspiración floral de la sabiduría en la que diferentes tallas de piedras preciosas forman flores de glicina, iris y hojas.

«Una corona única.»

El rey arropa las mejillas de la princesa con adoración mientras es visto.

El vestido rojo resalta la calidez de una piel limpia y los labios sutilmente empapados de tinte hacen que el corazón se encoja. Es orgullo y admiración lo que siente hacia su primogénita.
A continuación, se hinca y con cuidado retira un cinturón junto a una daga del tapado de piel que lleva a unas horas de la coronación.

—Por favor.

La princesa levanta la falda ligera para que el rey envuelva en el muslo un cinturón. Este es sujeto con fuerza en la pierna de la menor.

—¿Mi rey?

—Los continentes se reúnen por mi nacimiento —hace una pausa larga y suspira, mostrándose ansioso—; es una festividad que abre las puertas del castillo. —Él levanta la vista de la pierna y la mira con intranquilidad.

La princesa escucha con atención las palabras de su padre. Pero la postura titubeante le arranca un suspiro y una curva en los labios. Entonces lleva las manos a la cara contraria y la acaricia con delicadeza.
A cambio, el rey cierra los ojos y recuerda a la mujer que alguna vez lo consoló.

—Va a ensuciarse, mi rey.

La suavidad de la voz calma los latidos apresurados.

—Póngase de pie.

Los ojos rojos se abren para ver la figura de una princesa que es iluminada por los rayos de la mañana.

—A veces me pregunto en qué momento fue que mi dulce bebé se convirtió en una mujer.

La expresión que enseña Dominio es una suave sonrisa silenciosa y muy pronto la respuesta biológica deslumbra al rey por la alegría. Una risa que cautiva los sentidos.
La princesa es pura, de alma noble y sincera, por esa razón el corazón se ablanda cuando se interactúa con ella.

Un conquistador ante los demás continentes y un padre para Dominio Valiciana.

—Te amo —balbucea con la voz temblorosa—, hija mía.

Se aferra con desesperación a los hombros cubiertos que habitualmente están densnudos y atrae el cuerpo a él. El movimiento es ansioso. Y esto desconcierta a Dominio que se ve sorprendida al ser envuelta.

—¿Mi rey?

Ella separa el rostro del pecho ante la ausencia de una respuesta y se siente descompuesta en el momento que ve los ojos iluminados de él. Ellos ven en dirección al balcón. Entonces comprende que las palabras sobran en un momento que no es necesario comunicarse.
De manera que, el rey rápidamente siente que la princesa se aferra a él con fuerza.

***

—Te veo distraída —burlesco, declara.

La princesa lo mira por un momento antes de desviar la mirada. Y realiza un gesto dejado.

—Admiro la diversidad en Gran Ruina de la Muerte, mi rey.

De Sacrificio, Sangre y Muerte © (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora