VIII

17 1 0
                                    

N/A: Me disculpo por las reiteradas actualizaciones del Capítulo VIII. Lo había enumerado mal y los dialogos por alguna razón me aparecían con guiones cortos.

***

Dominio Valiciana

—No sirve de nada lamentarse —aclaro con calma—. Los dioses han hablado. Las mujeres no somos capaces de heredar un ejército —exhalo—. No tenga remordimientos, mi príncipe.

—La ponzoñosa de Yruretagoyena.

El hombre ríe con amargura. Por lo que, sonrío gracias a su empatía.
Luego acerco la cerámica a los labios y bebo antes de hablar:

—Los muertos solo han contemplado a hombres poderosos como sus generales —hago una pausa—, y no seré la excepción. Así la plebe sea devota a mí. Sucedió con las hermanas de Dagomar I, quienes tuvieron que aliarse con sus hermanos porqué estaban negadas a ser olvidadas.

—Algún día de mi princesa nacerá un primogénito que comande un ejército entero de caminantes.

Lo miro enternecida, pero oprimo los labios.

—De ningún modo —farfullo—, para que suceda tendré que volver a Ytegoyena. No voy a ser codiciosa —sonrío—, tampoco me alejaría de mi esposo.

Él no aparta la mirada por unos segundos.

—Sé insaciable —reniega—. Después de todo, eres una Yruretagoyena.

La comisura de los labios carmesíes se curvan gracias a la dulzura.

—El rey suele recordármelo a menudo —digo, encantada.

—Debido a que el rey ama a su primogénita, más que a Ytegoyena.

Me quedo perpleja.

—Dagomar amó a Alpia.

Él se endereza por el recuerdo de la mujer valiciana que gobernó con mano de hierro. En cambio, desde mí posición, solo puedo sentir vacío y un escalofrío ascender por el cuerpo.

—Su carácter, incluyendo aquella manera de hablar que solo expresaba odio, cautivó hasta los dientes a mi hermano. Fue una mujer con presencia que obligó a los continentes a bajar la cabeza ante la conquista de Dagomar.

—Lo sé —contesto, orgullosa—. El espíritu de la reina madre fue una inspiración para las mujeres.

—También le sacó canas verdes a Dagomar —carcajea gracias a los recuerdos—. El hecho de que creará la Corte de Inmaculados fue un acontecimiento histórico. Ella le dijo: "La gloria no solo será atribuida a Yruretagoyena". Según Valiciana, ante el Consejo, el renacimiento de un continente está obligado a ser un momento que el mundo recuerde. La libertad de la plebe, el nacimiento de nuevas políticas y la coronación de Dagomar fue planeado por aquella mujer. Aunque quien inició el movimiento fue mi hermano y las personas solo siguieron sus pensamientos adelantados a la época.

—Mi rey fue valiente, inclusive nuestro príncipe.

Mi adorado tío no deja de menospreciar su presencia en la conquista.

Él me genera ternura.

—Era un cobarde. Me oculté detrás de la espalda de mi hermano mayor.

—Es tan modesto —suspiro para no reír—. Déjeme recordarle, príncipe. Haga memoria. Le dio valor a la palabra en una guerra. —Me limito a hacer énfasis en lo dicho. —Tenga más autoestima. Después de todo, aprendió de Valiciana. Las mujeres de la isla lo admiran por ello.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

De Sacrificio, Sangre y Muerte © (+18) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora