Episodio 3

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Pov's Cande.

Paso más de una semana y Agus me habló dos veces.

Esa semana estuve todos los días acostada en la cama, sin poder dormir, sin comer, sin salir, no tenía ganas de nada, solo de estar con él.

Le había mandado un montón de mensajes. Sabía que le iba a molestar, pero me sentía muy mal.

Mi celular sonó y pude ver el nombre de Agus en la pantalla. Rápidamente lo agarré y atendí.

—Hola —dije mientras intentaba dejar de llorar, pero era imposible.

—Candela ¿Qué te pasa? Te dije que si no te contesto es porque estoy estudiando o estoy trabajando.

—Ya se amor, perdón, pero ya casi no hablamos, y me hace mal —hize una pausa— ¿Podés venir a mi casa y hablamos? Mis viejos no están —hubo un silencio hasta que volvió a hablar.

—Ahora voy.

No tuve tiempo de responder ya que cortó.

Fui al baño para enjuagarme la cara y después bajé para sentarme en el sillón a esperarlo.

Unos veinte minutos después el timbre sonó. Me levanté y abrí la puerta.

—Amor —lo abracé pero él se quedó en el lugar— pasá —me paré a un costado y él pasó— ¿Querés tomar algo?

—No.

—Vení vamos a mi pieza —subimos las escaleras y al entrar a mi pieza cerré la puerta.

—¿Estás fumando? —dijo mirando el cenicero que había en mi escritorio.

—Si —me senté en la cama y él se quedó parado mirando cada rincón de la pieza.

Nunca iba a mi casa por el simple hecho de que yo no quería. Las dos veces que fue mis papás me hicieron pasarla para la mierda.

—¿Desde cuándo fumas?

—No importa.

—Bue —se cruzó de brazos— ¿Dé que querés hablar?

—De nosotros —hize una pausa— yo te amo, pero me hace mal no poder verte o no hablar por días.

—Ya te dije que estoy ocupado Candela. Trabajo, estudio y entreno.

—Ya sé pe-

—¿Si ya sabés entonces porque te pones tan insoportable? —me interrumpió.

—¿Porque sos así conmigo? —esta vez él fue el que no respondió— al principio era todo diferente. Vos eras diferente ¿Porque cambiaste tanto? —mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas que se me hacían imposibles evitar.

—¿Hice algo mal? —pregunté mientras me paraba de la cama.

Él solo me miraba sin responder. Y eso me ponía nerviosa.

—Si hice algo mal decime y lo trato de cambiar. No te quiero perder, yo te amo —agarré su cara entre mis manos y lo acerqué para darle un beso que raramente aceptó.

El beso siguió por unos segundos más, hasta que me hizo retroceder y caí en la cama.

Se acostó encima mío sin apoyar todo su peso en mi y empezó a besar mi cuello.

Saqué su remera y él hizo lo mismo conmigo para volver a besar mi cuello y después comenzar a bajarlos hacia mi abdomen. Sentir sus labios en mi piel después de tanto causo que mi respiración se acelerará más de lo normal.

—¿Qué pasa? —pregunté cuando frenó y se me quedó viendo.

—¿Porque estás tan flaca?

—No importa —le di un beso pero me frenó.

Episodios | Agustin Lain.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora