El día había sido largo, hace unos minutos había llegado a casa encontrándose con Apolline quien preparaba la cena, esta cantaba una canción en francés mientras iba de aquí para allá, vestía su uniforme quirúrgico pues como profesión se dedicaba a la medicina, estaba segura que la rubia había llegado e inmediatamente había puesto manos a la obra.
— ¡llegué!— anunció cantarinamente
—¡oh cariño!— volteó a verla recibiéndola con una sonrisa— ¿qué tal la escuela?
Era cierto que entre ella y la mujer mayor se había construido una relación afectiva, sabía cuánto había intentado tratarla igual e incluso a veces mejor que sus hijas, en especial para no hacerla sentir apartada, Gabrielle siendo como era, siempre hacía burla de ello apachurrando sus mejillas como bebé y llenándola de besos en la cara, muchas veces se sentía como esa hija consentida, y aunque no era una persona caprichosa en muchas ocasiones había encontrado ese cálido sentimiento materno hacia la francesa.
—¿necesitas ayuda?— preguntó mientras lavaba sus manos
— solo con la mesa
Ella asintió.
Le gustaban estos momentos con Apolline, pues mientras ella ayudaba con pequeñas cosas, la mujer genuinamente interesada en ella la cuestionaba sobre su día, a veces se preguntaba si su madre habría hecho eso si se hubiese quedado, pero sabía que la respuesta sería no, a pesar de que su papá nunca había impedido seguir su relación con su madre, muy de vez en cuando recibía una llamada intrascendente de su parte, lo cierto es que para ella eran un tanto incómodas pues ella no tenía nada que decir y su madre nada que aportar, era por eso que ya desde hace un par de años había dejado de importarle mucho su presencia y había comenzado a ver a Apolline como esa figura materna, de hecho había estado tentada a decirle "maman" como sus hermanastras le decían pero la vergüenza y el miedo a que la rubia se incomodara la detenía.
— ¿entonces una chica nueva?
Ella asintió.
— ¿y qué te ha parecido?
— es bastante interesante— dijo
—¿quien es interesante?
La voz de Gabrielle llamó la atención de ambas, Hermione admiró la perfección que emanaban sus dos hermanastras, ambas rubias, ambas bellas, ambas perfectas, mientras Gabrielle portaba el uniforme del club de música, Fleur vestía pulcramente el uniforme de la escuela, su cabello estaba suelto y como siempre perfectamente arreglado, su rostro apenas era cubierto con una capa sutil de maquillaje, sus ojos conectaron apenas unos segundos antes de que aquello significara algo, así que Hermione solo prosiguió a acomodar los cubiertos en la mesa.
— hay una chica nueva, Harry la conoció durante las vacaciones he insistió en presentármela
—¡oh! ¿te refieres a Ginny?— dijo emocionada Gabrielle mientras pellizcaba un poco de pan
—¿la conoces?
— claro, trabaja con Luna en Ronni's
Ronni's era uno de los lugares más populares en donde los chicos de su edad quedaban los fines de semana, era un lugar de juegos de Arcade con luces de neón en donde podías comer pizza y otras cosas, más que nada, el lugar perfecto para pasar el rato.
Ahora, lo que realmente le impresionaba era la chica nueva, debía darle el beneficio a Harry pues Ginevra o Ginny como le gustaba que le dijeran había sido un refrescante y agradable sabor de boca, la chica era pelirroja, tenía unos ojos azules preciosos y un cuerpo atlético que no perdía feminidad, su personalidad definitivamente la había intrigado pues poseía una gran confianza además que era divertida y graciosa.
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Como La Miel
AléatoireEra un mal chiste, ¿en verdad se había enamorado de su hermanastra?, negarlo podría ser fácil, hacer como si ese sentimiento no existiera pudo haber sido lo mejor, y aunque se habían forzado a rechazar sus sentimientos era cuestión de tiempo para qu...