Capítulo 4 ⌛

1.3K 260 307
                                    

Capítulo 4
La princesa que escondía dibujos bajo el colchón

Canción:
Be Alright (Sped Up Version)
Fly by Nightcore, Jara Facer

Canción:Be Alright (Sped Up Version)Fly by Nightcore, Jara Facer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En un año mi vida será mejor.

No tendré este tipo de secretos.

Levanto el colchón y saco el móvil de su escondite. Mientras espero que encienda, mi pierna no deja de rebotar con nerviosismo, así que me pongo de pie y paseo de un lado al otro por mi habitación sin quitar los ojos de la pantalla agrietada.

Aunque tengo un teléfono último modelo, no lo uso. Desde que soy preadolescente y mi madre quiso regalarme uno mi padrastro insistió en que los dispositivos incitaban a la distracción y la holgazanería. También que una niña como yo podría correr peligro en mano de desconocidos en línea.

Irónico. Hubiera estado más segura en internet que en mi propia casa.

Aunque pudo persuadirla por algunos años, cuando cumplí catorce y conseguí la independencia suficiente como para caminar sola a la escuela ninguna excusa sirvió. Obtuve el móvil. Todavía recuerdo lo emocionada que me sentía.

Quizás podría hacer amigos y charlar con ellos.

Quizás podría descargar juegos, ebooks y películas para distraerme.

Quizás podría buscar consuelo… O ayuda.

Pero esa misma noche Henry se aseguró de dejar en claro que ninguna de esas cosas sucedería.

—En la factura del teléfono aparecerá cada sitio web que visites —advirtió subiéndose la bragueta del pantalón—. Sabré a quién llamas y a quién le escribes. Hasta me daré cuenta hasta si te conectaste al WiFi de alguien más. —Se arrodilló frente a la cama, donde seguía acostada sobre mi estómago, y estiró la mano hasta alcanzar el móvil de la mesita de noche. Lo puso frente a mi rostro—. Incluso si borras algo, lo sabré. Esto no es un juguete. Es para emergencias y estar comunicada conmigo. —Pasó su mano libre por mi cabello y reprimí las lágrimas—. Y con tu madre, pero sobre todo conmigo. Así que serás una mujercita y lo usarás sabiamente, ¿verdad?

Creía que un teléfono sería como si alguien pusiera una ventana en la torre donde me encontraba encerrada: tendría una opción por dónde escapar. Sin embargo, la ventana vino con barrotes de acero y solo intensificó el dolor porque aunque podía ver lo que me esperaba del otro lado, no podía hacer más que aferrarme a esos barrotes y descansar mi rostro entre ellos.

La crueldad de tener la libertad frente a tus ojos y no poder tomarla duró mucho tiempo. Hasta que Fanny apareció.

Y tal vez no soy libre todavía, pero ella me recordó que puedo serlo algún día.

El móvil entre mis manos al fin se prende. Sin perder tiempo enciendo los datos y abro Instagram, donde tengo la sesión iniciada en la cuenta de Fanny. Tecleo Salvador García, pero ninguno de los chicos que aparece es él. Borro las búsquedas recientes y me mudo a otra aplicación, aunque es inútil.

El amor que detuvo todos los relojesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora