Dazai nunca tuvo una infancia especialmente llamativa.
Su adolescencia fue un borrón apenas distintivo.
Y es en su adultez, un poco prematura, cuando el mundo se vuelca.
Primero, hay un resplandor indescifrable pululando en su visión.
Mechones rojos como el fuego incandescente.
Ojos azules como el hielo compacto.
Una personalidad avasallante, que deja una quemadura ardiente en tu piel sin desearlo realmente.
Dazai nunca esperó salir de la penumbra denominada vida. Sus estudios fueron sosos, pero trajeron estabilidad económica.
Sus ambiciones provenían del simple deseo de su familia. Así que, cuando su vacua existencia se estrelló contra la desordenada de Nakahara Chuuya, hubo una gran explosión.
Los colores cobraron un significado diferente, las emociones aparecieron a borbotones de sus poros, como si hubieran estado esperando el momento adecuado para brotar en conjunto.
Pero este paquete no solicitado vino con un regalo. Su nombre era Sigma.
Dazai no tenía idea de que su vida cambiaría tanto cuando aceptó, de una buena vez, los coqueteos muy directos de Chuuya.
Lo llevaron a una nueva gama de pinturas, similares al óleo, que se pintaban con gotas de agua permanentes en el momento.
Si Chuuya era fuego, lava y todas las cosas relacionadas con brillo y humo que Dazai puede pensar, entonces Sigma era casi todo lo contrario.
Sin embargo y Dazai no debería haberlo dudado, eran almas gemelas. Divididas y espaciadas en dos cuerpos distintos, pero sus ideologías, sus pensamientos y su increíble sentido de la justicia todavía apabullaba cada sentido de Dazai.
Sigma era un refinado hombre que se encargaba de mantener los pies de Chuuya sobre el piso, también dirigía un dirigible empacado con emociones y sentimientos tan pesados como lo debe ser una ballena.
Dos personas así, unidas por alguna entidad todopoderosa, digna de elogios por lograr semejante acontecimiento, lograron que el caparazón de acero que había mantenido en alto durante toda su vida, por fin, cayera.
Ni siquiera Dazai lo esperaba.
Alguna vez pensó que todo tipo de afecto físico (como los besos, los abrazos, las caricias) eran innecesarias y estaban subestimadas. De pronto esa percepción se debía a su inexperiencia en el asunto.
Porque ahora que lo ha experimentado, se siente como debería sentirse algo líquido.
Fue difícil, por supuesto, aceptar el hecho de que estaba desarrollando sentimientos por dos hombres. Un gran golpe a las creencias que, no sabía, había escrito a fuego en su mente.
Ideales que no le pertenecían, se decidió un día.
Y más tarde ese mismo día, los había besado.
Chuuya, llama creciente e inmarcesible, se encarga siempre de mantenerlo cálido, vibrante y preparado para sus efusivas muestras de amor. Ellos discuten como dos adolescentes hormonales y mal informados, intercambiando golpes y palabras vulgares como si no hubiera un mañana.
Sigma, copo de nieve ligero y sonriente, mantiene las conversaciones a raya. Distribuye sus insultos en porciones adecuadas y los detiene cuando es suficiente. Dazai está profundamente enamorado de su oratoria, la elocuencia y el manejo de sus emociones.
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love ☆ sigskk
FanfictionSolo un fic que tenía guardado en borradores, es esponjoncito y bastante breve, creo yo. Y trata principalmente de cómo se conocen y se vuelven pareja. <3