Capítulo 1

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La música palpitaba a través de las paredes de la mansión, un ritmo frenético que se mezclaba con las risas y charlas de los invitados a la fiesta de Maliah. Con mi vibrante cabello rojo ondeando al compás de la música, me movía con la gracia de una bailarina entre la multitud. Mis ojos verdes brillaban con alegría, reflejando la felicidad de celebrar el cumpleaños de mi mejor amiga. Maliah, radiante en un vestido plateado, se acercó a mí con una sonrisa traviesa.

-Astrid, eres la reina de la pista! -exclamó Maliah, su voz casi inaudible por encima del ruido-. ¡Deberías dar clases de baile!

Reí, un sonido melodioso que se perdió en el bullicio -Solo me dejo llevar por la música-, respondí, tomando un sorbo de mi bebida -Y tú, la cumpleañera, pareces una estrella de cine.

Maliah me guiñó un ojo -Es mi noche, tengo que brillar. Pero no tanto como tú, amiga.

Kian, mi mejor amigo desde la infancia, se unió a nosotras, con su habitual sonrisa despreocupada -¿De qué hablan las bellezas de la fiesta? -preguntó, rodeándonme con un brazo en un gesto amistoso.

-De lo increíble que es Maliah-, respondí, con una mirada cómplice a mi amiga.

-Y de lo pésimo que es tu gusto musical, Kian -añadió Maliah con una risa.

Kian fingió indignación -¡Oigan! Esta música es la última moda. Ustedes dos están atrapadas en el pasado.

Entre risas y bromas, la noche avanzaba. A pesar de la alegría que me rodeaba, sentía una punzada de inquietud en mi interior. Una sensación de que algo no estaba bien, como una sombra acechando en los bordes de mi conciencia. Decidí tomar un respiro del ruido y salí a la terraza, buscando la tranquilidad de la noche.

El aire fresco me acarició la piel, y las estrellas brillaban como diamantes dispersos en la oscuridad del cielo. Un suspiro escapó de mis labios, y por un momento, la inquietud pareció desvanecerse. Sin embargo, la tranquilidad duró poco. Una mano fuerte se posó sobre mi boca, impidiéndome gritar. Un olor dulce y nauseabundo invadió mis sentidos, nublando mi mente. Luché por liberarme, pero mis fuerzas se desvanecieron rápidamente. Lo último que vi antes de caer en la inconsciencia fueron un par de ojos verdes, fríos e implacables, observándome desde las sombras.

Cuando abrí los ojos, la oscuridad me envolvió como un manto pesado. Estaba atada a una silla, mis muñecas y tobillos sujetos con gruesas cuerdas que me cortaban la circulación. El pánico me inundó, y mi corazón latía con fuerza contra mis costillas. La habitación era fría y húmeda, con un olor a moho que me revolvía el estómago. Una única bombilla colgaba del techo, proyectando una luz tenue y amarillenta que apenas alcanzaba a iluminar los muebles viejos y polvorientos que la rodeaban.

-¿Dónde estoy? -susurré, mi voz temblorosa rompiendo el silencio sepulcral.

La puerta se abrió con un chirrido, y la figura alta y delgada de un joven entró en la habitación. Su rostro estaba parcialmente oculto por la capucha de una sudadera oscura también todo estaba oscuro y se me dificultaba aún más verle, pero pude distinguir un tatuaje de alas desplegadas en su cuello, con plumas negras que parecían vibrar con una energía siniestra.

-Astrid-,dijo el chico, su voz suave pero con un tono de acero -Bienvenida a tu nuevo hogar.

Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. -¿Quién eres? -pregunté, luchando por mantener la calma -¿Por qué me has traído aquí?

El joven se acercó. -No necesitas saber quién soy - respondió -Lo importante es lo que tengo planeado para ti.

Lo miré fijamente -¿Qué quieres de mí? - pregunté, mi voz apenas un susurro.

-Tú eres la llave, Astrid -dijo, acercándose aún más -La llave para desentrañar los secretos del pasado y abrir la puerta a un futuro que ni siquiera puedes imaginar.

Sentí que el suelo se desvanecía bajo mis pies. Un torbellino de emociones me asaltaba: miedo, confusión, ira. Pero por encima de todo, una profunda sensación de que mi vida, tal como la conocía, había llegado a su fin.

-¿De qué estás hablando? -pregunté con voz temblorosa, sin comprender el significado de sus palabras.

-Pronto lo descubrirás -respondió el joven con una sonrisa enigmática -Y cuando lo hagas, nada volverá a ser igual.

...

Mis músculos se tensaron ante sus palabras misteriosas, sin entender lo que estaba pasando. ¿Qué secretos del pasado? ¿Qué futuro inimaginable? ¿Por qué yo era la llave para todo eso? Antes de que pudiera formular más preguntas, el chico se dio la vuelta y salió de la habitación, dejándome sola en la penumbra.

El tiempo parecía detenerse en ese lugar lúgubre, sin saber cuánto tiempo había pasado desde que me había despertado en esa pesadilla. Mis pensamientos se agolpaban en mi mente, tratando de encontrar alguna pista que me ayudara a entender mi situación. Pero todo era confuso, oscuro y aterrador.

Finalmente, después de lo que parecieron horas interminables, la puerta se abrió de nuevo y el chico regresó, esta vez llevando consigo una bandeja con algo de comida y agua. Me miró con una expresión indescifrable antes de hablar.

-Come y bebe, Astrid. Necesitarás tu fuerza para lo que está por venir.

Mi mente gritaba de pánico mientras obedecía mecánicamente ¿Qué juego macabro estaba jugando este chico conmigo? ¿Y por qué yo era la pieza clave en todo esto? Las respuestas seguían siendo un misterio impenetrable.

La noche se cernía sobre mí con su manto oscuro, y el peso de la incertidumbre se hacía insoportable en mis hombros. Pero en lo más profundo de mi ser, sabía que lucharía con todas mis fuerzas para descubrir la verdad detrás de este enigma, aunque eso significara enfrentar mis peores temores y desafiar al destino mismo. La batalla apenas comenzaba, y yo estaba lista para librarla.

Me sentí abrumado por la incertidumbre de lo que el futuro me deparaba. ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué nueva realidad se iba a abrir ante mí? No podía dejar de sentir que algo grande estaba a punto de suceder, algo que cambiaría mi vida para siempre.

Mis pensamientos se agolpaban en mi mente, tratando de encontrar respuestas a todas mis preguntas. ¿Debería sentirme asustado? ¿Debería estar emocionado? No tenía ni idea de qué esperar, pero sabía que tenía que estar preparado para lo que viniera.

El joven se alejó sin decir una palabra más, dejándome solo con mis pensamientos y emociones tumultuosas. Respiré hondo, tratando de calmarme y prepararme para lo que sea que estuviera por venir.

Sabía que mi vida estaba a punto de dar un giro inesperado, y solo podía esperar que estuviera listo para enfrentar lo que sea que el destino tuviera preparado para mí.

...

Alas de Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora