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Hazme el amor, hazme tu mujer

Pues estoy sedienta de tu cuerpo, su fuego, y de tus caricias de seda.

Anhelo tu nívea piel y enloquezco por el sabor del néctar de tu virilidad

Quiero deleitarme en tu mirada arrecha, llena de morbo

Y jugar con el instrumento de tu hombría

Que se endurece en mis manos y llora al contacto con mi lengua juguetona.

Saciar mi sed de tus besos, de tus manos que me quieren abarcar

Mientras me dices que me quieres enloquecer.

Hazme tuya por un instante,

Para después seguir con las vidas separadas que tenemos fuera de este lecho

El cual en su soledad extrañará nuestros gemidos y promesas de no alejarnos del otro. 

Eros también es mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora