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Mis horas medias se han quedado vacías porque te has desvanecido como suave llovizna.

Te espero aquí, como siempre, embriagada de deseos de poseerte.

Y resulta que después de encender la hoguera, ¡simplemente te vas!

Solamente veo el rastro que dejas en el camino cuando pasas frente a mi puerta.

Veo tus huellas, con ganas de entrar, pero también las veo alejarse.

Me dejaste con las ganas de saborearte cuan exquisito banquete,

Me dejaste soñando con el sabor de tu piel y la música de tus gemidos de placer.

Solamente te digo, que, ¡falta ver que quede un poco de estas ganas cuando decidas volver!

Eros también es mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora