Viktor guarda el documento ya finalizado y apaga el ordenador. Suspira hondamente y enciende el teléfono móvil. Un número desconocido aparece en la pantalla y lo observa, extrañado.
"Hola, Viktor"
"Soy Carlo, espero que no te moleste que Gustabo me haya pasado tu número"
"Te apetece tomar algo? Yo invito"
Este boquea, sin entrar a la aplicación. ¿Por qué Gustabo le dio su número? ¿Acaso había ido a la librería? Se para a pensar en la petición del mensaje. Tomar algo con Carlo... Quizá no era tan mala idea.
¿Debería avisar a su tiny? La simple idea de imaginarlo le pone nervioso. Hache nunca le prohibió nada, pero no sabe cómo se tomaría el hecho de ir a buscarle más tarde por ir a tomar algo con su compañero de trabajo.
Compañero de trabajo que se ha mostrado curiosamente cercano a él en los últimos días. Cierto es que su cabeza no estaba para sobrepensar demasiado, pues bastante agobiado estaba ya con lo acontecido en su vida en apenas unas semanas.
Pero... ¿Sería excesivo aceptar la propuesta? Si sigue encerrado en su casa, probablemente terminaría por perder la cordura. Ver a su tiny le tranquilizaba, sí, pero también le martirizaba pensar que Horacio jamás se comportaría como él.
Entra a la aplicación, siguiendo una impulsividad impropia de él. Abre los mensajes y comienza a escribir.
"Hola, Carlo"
"No te preocupes, no me molesta"
"Si quieres sí, pero no tengo mucho tiempo"
Los tics rápidamente se vuelven azules y un "Escribiendo..." aparece bajo el número de Carlo.
"Perfetto"
"Nos vemos en 15 minutos en el Pier"
Viktor confirma el mensaje y sale de la conversación. Llama a su mejor amigo y le pregunta si hoy ha hecho planes con Gustabo, a lo que este responde negativamente. Agradece en sus adentros y le dice que le ha surgido algo, ya le explicará. Su tiny habla con él y el ruso le comenta que pasará más tarde a recogerle. Hache accede sin problema.
Vuelve al baño, se asea con rapidez y usa una de la multitud de camisas que se hallan en su armario. Repeina su cabello como de costumbre y se perfuma. Se mira al espejo por última vez, convenciéndose a sí mismo de que no pasa nada y que solo saldrá un rato para distraerse.
Carlo le espera apoyado en las barandas que separan el Pier de la costa. Luce tan apuesto como siempre y una amplia sonrisa se dibuja en su rostro. Se saludan cordialmente y deciden ir a un chiringuito de la playa.
El plan de llevar a Volkov a cenar a su restaurante favorito debería esperar, ya que este ha insistido en no disponer de mucho tiempo. Este local es acogedor, tiene una terraza con sillones mirando directamente al mar.
El volumen de la música se acompasa con el sonido de las olas y la iluminación es la justa para regalarles un íntimo ambiente. Ambos piden unos refinados cócteles y no esperan demasiado hasta que la camarera del lugar se los entrega.
—Dicen que la resaca se va bebiendo más alcohol, ¿no? —carcajea Carlo.
—No sé dónde has leído eso, pero no estoy muy seguro... —sonríe de vuelta Viktor.
—Venga, brindemos —sugiere el italiano alzando su vaso—. Por... el trabajo.
Volkov imita su gesto, más arruga su entrecejo al escuchar el motivo del brindis. Carlo ríe tímidamente y niega con la cabeza.
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SOME THINGS ARE MEANT TO BE [volkacio]
FanfictionNo importan las veces que intentes cambiar tu destino. Si algo no es para ti, no lo será ni aunque te pongas, y si lo es, no dejará de serlo aunque te quites. Pero eso es algo que Viktor Volkov y Horacio Pérez no comprenden. Al menos, no por ahora. ...