CAPÍTULO 21: JUGANDO A CONFESARNOS

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~Hwasa~


Hacía frío. El invierno comenzaba a hacerse presente, y en esa galera alejada todo parecía más frío.

Al parecer había dormitado, porque poco a poco fui recobrando algo de cordura y al sentir el dolor en mis muñecas, tobillos, cabeza y en general todo mi cuerpo recordé en dónde estaba y alcé mi cabeza rápidamente.

Solo para darme cuenta que seguía donde mismo. A unos metros de mí y con un celular en su oído, Kim Jay B caminaba en círculos mientras hablaba.

No pasaron más de dos segundos cuando oí mencionar su nombre y mi corazón se detuvo. Estaba hablando con él.

Con Namjoon.

-Tengo a tu mujercita, Kim. Ahora escucha con atención lo que tienes que hacer si no quieres que ella lo pague -Tuve ganas de gritar. De decirle que no lo escuchara, de decirle que estaba bien, de decirle que no se preocupara y pensara con la cabeza fría. Lo conocía. Seguro estaba muriéndose de la rabia y la desesperación.

-¿Crees que soy imbécil?- soltó una risa irónica- Claro que no pienso soltarla, no hasta tener lo que quiero- Me miró de reojo para darse cuenta que lo miraba y sonrió de medio lado.

-Así que te recomiendo que no seas estúpido y sigas mis instrucciones al pie de la letra- sonrió más- Ahora soy yo quien pone las reglas Namjoon, que te quede claro - Hubo un momento de silencio en el que estuve segura que Namjoon despotricaba al otro lado del teléfono, y cerré mis ojos para tomar aire.

-Espera mi llamada - Con esa frase dicha con una sonrisa irónica, colgó la llamada y se giró para mirarme.

Mi estómago se hizo un puño y me encogí en el piso, mirando en todas direcciones para no tener que mirarlo a la cara.

-Vaya vaya, si es nada más y nada menos que la Señora Kim - Se acercó lentamente y se puso de cuclillas para mirarme, su rostro a escasos centímetros del mío.

-Tan exquisita como siempre - Sus ojos tan grises como piedra me miraron sin asomo de bondad alguna, su sonrisa burlona aún en el rostro. Y el miedo me atacó de nuevo al darme cuenta que daba igual si estaba con los brutos que me habían secuestrado o con él.

Y como si fuera posible, tuve más miedo que antes.


~Namjoon~


-¡Maldita sea! - Solté el grito mientras miraba el teléfono en la mesita a mí lado, e impotente, caminé por la sala de mi departamento mientras todos los presentes me veían compungidos.

No había pasado más de media hora de la llamada de Jay B, y todo había pasado demasiado rápido. Con tres simples llamadas había movilizado a todos mis recursos para comenzar con la búsqueda de Hye-jin cuanto antes, y ahora en mi departamento, la espera de apenas quince minutos me parecía agónica.

-Cariño, por favor, tranquilízate - Escuché decir a mi madre, quien cerca de mí intentaba tocarme para tranquilizarme. No sabía cómo pero toda mi familia se había enterado de lo sucedido, y a pesar de sus incesantes intentos por calmarme era algo que estaba fuera de mis posibilidades.

No cuando Hye-jin estaba secuestrada. No cuando mi esposa estaba en manos de un enfermo.

-¡Min-ho!- grité su nombre- ¿Como rayos vas con la localización? ¿Algún cambio? - Parado a un lado de la mesa del comedor a unos pasos de mí y con las ocho personas de su equipo sumidos en un montón de aparatos electrónicos que no conocía, Min-ho levantó la vista y negó con la cabeza.

~Negocio arriesgado - NamSa~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora