CAPITULO CUATRO

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Esa palabra hizo un pequeño hueco en el pecho del pequeño pelinegro, sin decir más se bajó del vehículo y abrió la puerta del edificio para ingresar en él.

Su departamento era el siempre, las cosas de siempre en el lugar de siempre, pero Jimin ya no era el de siempre. Esa noche durmió abrazando a su almohada, derramando algunas lágrimas mientras aún sentía el olor de Jungkook en su cuerpo.

Al día siguiente fue a trabajar como cualquier día, intentando evitar sus pensamientos para dar un buen servicio como guía.

Pero cuando estaba solo no podía evitar que los recuerdos de la noche anterior se apropiaran de su mente, pensaba en cómo había pasado algo que deseaba desde hace mucho tiempo en circunstancias como estas, tenía su mente y su estómago hecho un revoltijo; recordar la imagen de Jungkook solo le causaba mayor confusión, calidez y tristeza se combinaban en su pecho.

Cuando llegó a su departamento luego del trabajo los pensamientos seguían rondando su cabeza, tenía el número de Jungkook en su celular y realmente quería hablar con él, escuchar esa voz y quizás poder verlo otra vez.

Negaba con la cabeza intentando cambiar sus pensamientos, quedaría como un tonto si se sometía a sus impulsos, Jungkook le había dicho que lo deseaba, solo le dijo eso, no habló de algo más e incluso le dijo "adiós".

Jimin terminó su sesión de yoga, su limpieza y su cena con la poca concentración que tenía, ni siquiera intentó leer su libro, tan solo se acostó en su sofá cubriendo sus ojos cerrados con su brazo.

El sonido del intercomunicador de su departamento lo sacó de sus pensamientos, se puso de pie con poco ánimo y observó el reloj en la pared, eran casi las nueve de la noche.

La única que de vez en cuando visitaba a Jimin era su madre, y lo hacía en algún día feriado y a una hora apropiada.

Jimin despegó el telefonillo del intercomunicador para acercarlo a su oído.

- ¿Si?

- Jimin – exclamaron del otro lado – al fin, soy Jungkook

El mayor abrió los ojos sorprendido y comenzando a temblar por una reciente ansiedad.

- Eh, hola... te abriré la puerta – respondió con timidez.

- Ok.

Oprimió el botón para deshacer el seguro de la puerta que daba a la calle, luego fue con prisa a su habitación para verse en el espejo de cuerpo entero, llevaba un pijama celeste que como siempre, lo hacía ver adorable; miró desesperado hacia su armario considerando mudarse de ropa pero en ese momento la puerta de su departamento sonó.

Nervioso, caminó hacia ella y suspiró antes de abrirla.

- Hola – saludó bajito.

Jungkook, con una sonrisa divertida en el rostro, le dio una mirada de pies de cabeza.

- Te ves tan tierno – dijo adentrándose en el departamento y quitándose sus zapatos para dejarlos a un lado.

- G-gracias – se quejó dentro de él por sonar como tonto - ¿Qué haces aquí?

- Tenía ganas de verte – respondió con naturalidad mientras observaba el pequeño departamento – wow –exclamó – está muy limpio y ordenado, es cierto lo que dicen de los Hui y la limpieza.

- Si – dijo Jimin con una sonrisita que disimulaba poco su timidez - ¿puedo ofrecerte un té? – preguntó mientras se giraba para ir a la cocina.

Cuando estuvo por llegar sintió como unas manos tomaban su cintura por detrás y unos labios dejaban un beso en su cuello.

Aunque aquel contacto casi hace que se derrita, logró girarse en un movimiento vertiginoso y miró hacia su balcón con miedo, las cortinas estaban abiertas.

Pasión dormida ❦ Kookmin OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora