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La hora de la salida llegó y Chiquita había tomado una decisión. No se encontraría con Ahyeon. No tenía caso que lo hiciera si solo era para pedirle de nuevo sus trabajos o que le ayude con sus tareas.

Y Ahyeon se dió cuenta de eso cuando la rubia salió rápidamente del aula. Así que terminó de guardar sus cosas para ir tras ella. Chiquita caminaba muy rápido, casi corría tratando de que Ahyeon no la alcanzara.

Ya estaba por salir cuando sintió como la tomaron del brazo y solo suspiró, era ella.

— ¿Porque huyes?

— ¿No es obvio? Tú solo me buscas cuando necesitas que te pase apuntes, mientras no los necesitas me ignoras por completo y... yo... me
duele.

Ahyeon observó el rostro triste de la rubia y sintió la necesidad de abrazarla y llenarla de besos, pero no era el momento.

— Bonita.

Chiquita levantó su rostro rápidamente.

— ¿Cómo... dijiste?

— Bonita, eres muy bonita, Chiquita.

Al decir esto, la pelinegra acarició la mejilla de la menor suavemente, mientras que la rubia se sentía en un sueño.

— Lo siento si te ignoré pero creí que si lo hacía, esto que siento desaparecería. — Ahyeon sonrió. — Pero no fue así, al contrario, cada mañana que te veía llegar mi corazón se aceleraba y no sé desde cuando me comencé a sentir así.

— ¿Que... qué quieres decir?

— Tal vez tus besos tenían algún tipo de hechizo o tal vez fue el simple hecho de que seas tú.

— Ahyeon...

— Sí, Chiquita, me gustas.

El corazón de la rubia no daba para más, latía con rapidez, sentía que le daría un infarto ahí mismo. Está vez no era un sueño, estaba sucediendo de verdad.

— Y-yo...Ahyeon... yo

Chiquita no pudo articular ninguna palabra, lo único que hizo fue abrazarse a Ahyeon.

— ¿Porque yo? Hay chicas más bonitas y son populares.

— ¿Bromeas? No me importan las demás, solo me importas tú, para mí eres mejor que todas.

La rubia sólo suspiró, odiaba sentirse insegura.
Ahyeon pudo ir y fijarse en una chica más bonita, ¿por qué se fijaría en una nerd?

La pelinegra deshizo el abrazo y miró fijamente aquellos ojos que se habían vuelto su adicción.

— ¿Me dejas conquistarte?

— Me conquistaste el primer día que llegaste tarde y el profesor te dejó de pie durante toda la clase

— Como detesto a ese profesor. — Ahyeon dijo con odio. — Entonces, ¿me dejas conquistarte de nuevo?

Chiquita asintió sonriente y se abrazó de nuevo a la pelinegra.

Homework | Chiyeon ᝰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora