Capítulo 2:

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La oscuridad envolvía a Shen Yuan como un capullo sofocante, su cuerpo flotando en un vacío insondable. Lentamente, la conciencia se filtró en su ser, arrastrándolo hacia la superficie de la realidad como un nadador luchando contra corrientes invisibles.

«¿Qué... qué pasó? ¿Dónde estoy?»

Sus pensamientos eran fragmentos dispersos.

Poco a poco, Shen Yuan se hizo consciente de las sensaciones que lo rodeaban. Un frío penetrante se filtraba en sus huesos, el aire a su alrededor estaba cargado de humedad y un olor a tierra. Sus extremidades hormigueaban, entumecidas y pesadas como si estuvieran talladas en piedra.

«¿Por qué no puedo moverme? ¿Qué me ha pasado?»

Con gran esfuerzo, Shen Yuan obligó a sus ojos a abrirse, parpadeando contra la oscuridad que lo envolvía. Al principio, no pudo distinguir nada, solo sombras informes y contornos difusos. Pero a medida que su visión se adaptaba, comenzó a discernir su entorno.

Estaba acostado en una especie de cueva, las paredes de roca se alzaban a su alrededor en un abrazo estrecho. Raíces retorcidas y enredaderas colgaban del techo, como dedos esqueléticos que se extendían hacia él. El suelo debajo de él era duro e irregular, el frío se filtraba a través de sus túnicas delgadas y se hundía en su piel.

«¿Cómo llegué aquí? ¿Qué pasó con el Pico Qing Jing? ¿Dónde está Luo Binghe?»

—¿Binghe?— La palabra se escapó de sus labios, un susurro ronco que resonó en la cueva vacía. —¿Binghe, donde estás?—

Solo el silencio le respondió, un silencio pesado y opresivo que se tragó sus palabras y las sepultó en la oscuridad.

«¿Acaso morí mientras dormía? ¿Cuantas veces va renaciendo ya?»

Una idea repentina lo golpeó, una posibilidad tan absurda que casi se echó a reír. La semilla del Rocío del Sol y la Luna, el objeto que había codiciado como un seguro contra la ira del protagonista. ¿Podría ser que, de alguna manera, hubiera renacido a través de ella?

Shen Yuan sintió que la ira crecía dentro de él, un fuego ardiente que amenazaba con consumir la confusión y el miedo. Avión de Papel, ese bastardo escurridizo que se hacía llamar su amigo. El mismo que lo había metido en este lío en primer lugar, el que había escrito esta maldita novela y lo había arrastrado a este mundo.

—Hermano pepino.— Esa voz irritantemente familiar atravesó sus pensamientos, haciendo que Shen Yuan se pusiera rígido. Lentamente, se volvió para ver a Shang Qinghua de pie en la entrada de la cueva, su expresión cautelosa y ligeramente perpleja.

—Tú, miserable excusa de ser humano— gruñó Shen Yuan, sus ojos estrechándose en rendijas peligrosas. —¿Tienes algo que ver con esto?—

Shang Qinghua retrocedió, levantando las manos en un gesto de rendición. —¿Yo? Claro que no. ¿Por qué siempre asumes que tengo la culpa de todo?—

—Oh, no lo sé, ¿quizás porque eres el maldito autor?— Shen Yuan se pasó una mano por la cara, tratando de contener el impulso de estrangularlo. —Entonces, si no fuiste tú, ¿por qué demonios estoy plantado en el suelo de una cueva?—

Shang Qinghua vaciló, su expresión volviéndose sombría. —Es... es el producto original. Tomó tu cuerpo. Bueno, técnicamente, tomó su cuerpo de vuelta.—

Esas palabras golpearon a Shen Yuan como un puñetazo en el estómago, robándole el aliento y dejándolo mareado. Sintió que la sangre se le helaba en las venas, un frío abrumador extendiéndose por sus extremidades hasta que todo lo que pudo sentir fue un entumecimiento insensible.

Alejate de Mí Demonio - Bingqiu (Sistema de Autosalvación del Villano Escoria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora