Pelos en la lengua

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Un ligero cosquilleo en el brazo sacó a Charlotte de su sueño, estaba abrazando a Engfa por la espalda, fue las caricias en el brazo de la morena totalmente distraída lo que la despertó, no había ningún reloj cera para constatar las horas que eran, pero intuía que era de madrugada, Charlotte se incorporó un poco y vio que las mejillas de Engfa brillaban a la tenue luz de la luna que entraba por la ventana. La vaquera la atrajo más y besó su hombro:

— Sé que es complicado en estas circunstancias— la susurró al oído— pero vas a enfermar si no descansas un poco.

— Estoy tan paralizada que no puedo dormir— se giró un poco para mirar a Charlotte— tengo miedo de que ocurra algo malo y lo últimos recuerdos que se lleve sea a su madre enfadada y gritando— Charlotte pasó su mano por las mejillas de la morena antes de susurrar— otra vez

La vaquera sabía lo que eran los miedos de madre, claro que en ocasiones la podía el temor de que las cosas salieran mal con Emilia y como bien lo dijo Engfa en su día, aunque una madre no tenga la culpa siempre se la pasará por la cabeza cuestiones como "¿Pude haberlo evitado?" o "¿Qué hice mal?" pero no podía dejar llevarse por las dudas, debía tener fe por ambas, estaba claro cuál era las razones por las que a Engfa la costaba tener esperanzas, un día las tuvo y se las arrebataron de la peor manera:

— No pienses en eso, cuando te salten esos miedos intenta imaginarnos en Los Ángeles, con nuestra hija recuperada y teniendo una nueva vida— la agarró la mano y le besó el reverso— Iremos en familia al zoo y buscaremos locales con toros mecánicos para montar, recordaremos viejos tiempos montando en uno.

Engfa curvó la comisura de los labios:

— Ni loca— acarició la comisura de los labios— ojalá pudiera volver a esos momentos hubiera hecho las cosas de otro modo, te hubiera tratado del mismo modo que tú me trataste a mí y nunca me he arrepentido Charlotte, nunca me he arrepentido de tener a Adrián y a Meena, son mi vida y tampoco me arrepiento de casarme contigo— comenzó a llorar— no sé qué hubiera pasado de mi vida si no hubieras despertado del coma, ni sé las auténticas razones por las que te llegué a decir todas esas atrocidades...

— Engfa, estabas bajo los efectos de una droga que alteraba tu comportamiento y pude que hasta tu realidad, el cerebro humano es muy complejo y ojalá tuviera todas las respuestas para aliviar tu angustia— La abrazó— solo tienes que mirarte ahora y te darás cuenta que no eras tú, no quieras castigarte y a la vez castigarme a mi apartándome solo porque creas que no me mereces— acercó sus gruesos labios a la oreja de la rubia— tú misma me enseñaste que debía luchar por mis sueños, tú y mis hijos sois mis sueños

El llanto de la morena parecía no tener fin:

— Perdona, so... so...— empezó a decir entre sofocos— soy un... un... una persona horrible— miró a Charlotte, esperaba encontrársela seria, triste e incluso la valía si estaba enfadada, pues no, tenía una sonrisa dibujada— pero ¿de qué te ríes?

— Me has recordado a las pataletas que hacías cuando estabas embarazada— y entonces ocurrió, ese instante en el que se observa a una persona que de una forma bipolar se ríe, llora, se ríe, llora e incluso reírse y llorar a la misma vez— ríes o lloras ponte de acuerdo mujer.

Se ríe y llora nuevamente antes de pasar la mano detrás de la nuca de Charlotte y atraerla para besarla, un beso que no tardó en ser correspondido, Charlotte saboreó la sal de cada lágrima derramada, con dulzura acarició la lengua de Engfa, la había añorado tanto, su sabor, su aroma. 

La vaquera rodó hasta quedar encima y sin apenas dejar de besarse dejaba que sus manos danzaran por el cuerpo que estaba debajo, no de la forma tan agresiva como había ocurrido las últimas veces, se separó un poco ara tomar aire, ambas tenían la respiración agitada, Charlotte se perdió en el contorno del rostro de su mujer, ya que tampoco distinguía la claridad de su mirada por la escasez de luz, por unos segundos miró por encima de su hombro dirección al pasillo, donde no se oía ni un alma, acto seguido puso el dedo índice en los labios de Engfa indicándola de que no hiciera ruido, dominando cada movimiento, deslizó su mano por el cuerpo de Engfa siguiendo con besos la línea que estaba dibujando con la yema de sus dedos, su escote, su abdomen y en silencio acarició ambos muslos subiendo su camisón de seda y de forma pausada, mientras que se miraban a la cara, puede que Charlotte buscara algún gesto o algo que la indicara que parase, pero en vez de eso ahuecó un poco el culo para facilitar a la vaquera la labor de quitarla la ropa interior, dejándolas a un lado abrió sus piernas y a pesar de que la tenue luz no la permitía quedarse con cada detalle, podía imaginárselo y aun después de casi siete años conociéndose, la seguía excitando como el primer día, besó primero sus muslos internos, Engfa cerró los ojos y se mordió los labios para que no se la escapara ningún suspiro sonoro y más cuando la lengua de Charlotte comenzó a acariciar y a saborear su sexo, ni que decir cuando se le ocurrió añadirle dos dedos a aquella danza placentera, escuchándose las respiraciones agitadas de la morena, su humedad siendo invadida por el dedo índice y corazón de Charlotte y sobre todo, su lengua rozando con maestría su protuberante clítoris. Engfa se tapó la boca con las manos y acalló el gemido que fue acompañado de los temblores. Charlotte regresó a besar sus labios, Engfa sintió como su cuerpo volvía arder al notar el sexo endurecido de la vaquera:

El Diablo Sigue Vistiendo De Rojo ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora