Misión 0.1: invacion

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En una bulliciosa ciudad de México, la vida cotidiana de un joven está a punto de cambiar para siempre. Mientras caminaba por las calles con sus audífonos, observando una vitrina con figuras de anime

¡Jaja, esto sí que es interesante! -dice mientras mira una vitrina llena de figuras de anime-. Oiga, don, ¿cuánto cues...

Antes de que pueda terminar su frase, se escucha una explosión seguida de un estruendo que provoca un pequeño temblor.

¡¿Qué carajo?! -grita mientras se pone de pie, mirando en dirección de donde surgió el sonido-. ¿Qué fue lo que acaba de pasar?

Al ver una calle cercana llena de humo, observa a personas heridas corriendo.

Herido: ¡Huyan! ¡Corran todos! -grita un hombre agarrándose el brazo ensangrentado-. ¡Todos huyan...!

Antes de que pueda terminar su frase, una criatura de roca sale del humo y aplasta su cabeza sin resistencia.

Se desata el caos; todos corren, empujan y gritan sin control, tratando de escapar de las criaturas.

¡Tch, carajo! ¿Qué mierda son esas cosas? -murmura mientras corre entre la multitud. Al ver a un niño llorando y perdido, se detiene-. ¡Maldita sea, niño, corre! -corre hacia él, tomándolo en brazos-. Vamos, chico, estar aquí es peligroso. ¿Y tu madre?

El niño, aún llorando, señala a una mujer atrapada bajo escombros e inconsciente.

*(¡Mierda, esto es una jodida broma?!) -piensa mientras intenta quitar los escombros y despertar a la mujer-. ¡Maldita sea, doña, levántese!

Una criatura se acerca a ellos y suelta un golpe, que apenas esquiva. Al ver que falló, la criatura lanza un grito y un golpe barrido, lanzándolo contra unas barandillas.

¡Oye, niño, huye! -tosió sangre del impacto, viendo cómo el niño sigue llorando, tratando de sacar a su madre de los escombros-. ¡Maldita sea, niño, solo corre! (¡Mierda, ¿por qué no huyes?) -mientras se repone del golpe, toma un tubo suelto.

La criatura está a punto de golpear al niño cuando el joven bloquea el ataque.

¡Oiga, señora, despierte! -grita mientras forcejea contra la criatura.

La mujer despierta gritando al ver la escena. el joven le dice que tome al niño y huya. Ella asiente y corre con el niño en brazos.

Bueno, una molestia menos. -desvía el ataque de la criatura y le da un golpe en la cabeza antes de dar un paso atrás-. ¿Y ahora qué carajos haré?

Mientras piensa qué hacer, la criatura se recompone del ataque y carga contra él, desatando una pelea. el joven esquiva y golpea cuando puede, pero se da cuenta de que está en desventaja.

(Mierda, si esto sigue así voy a morir.)

Recibe otro golpe que lo manda a volar a otra calle, donde ve a más personas peleando con las criaturas: policías, pandilleros y civiles uniendo fuerzas sin éxito, ya que las balas y navajas apenas hacen daño a sus cuerpos de roca.

Carajo, esto no se ve bien. -mientras observa la escena, ve cómo una criatura lanza un carro hacia la multitud, aplastando a unos y hiriendo a otros-. Mierda, ahora sí estamos jodidos.

Se pone de pie para seguir la pelea, pero justo cuando va a recibir otro golpe, es transportado a una sala oscura.

Voz 1: Al fin llegas, chico.

Voz 2: Espero que te encuentres bien.

¡¿Eh?! ¿Quiénes son ustedes? -dice en un estado de alerta.

Las antorchas en la sala se encienden, revelando a varias personas vestidas con atuendos nativos y tribales, algunos con máscaras.

Tranquilo, chico. -dice un hombre con un penacho de plumas de colores, una máscara de serpiente y un cuerpo musculoso-. Soy Quetzalcóatl, estás con los dioses.

Los demás dioses se van mostrando uno a uno.

X1:Entonces, ¿este será? -dice un dios con una máscara azul con colmillos, llevando una vasija.

X2: ¿Estás seguro de esto, Quetzalcóatl? Creo que hay mejores candidatos. -dice otro dios con una máscara de colibrí, una serpiente en llamas en su mano y un escudo en la otra.

Quetzalcóatl: Tranquilos, Tláloc y Huitzilopochtli. -dice calmando a los otros dos mientras se acerca a Tlape-. Él es perfecto.

¿Perfecto para qué? Y si son dioses, ¿por qué no ayudan, eh? ¿O acaso son farsantes? -dice molesto y algo arrogante, dando un paso al frente y poniéndose firme ante las deidades-. ¿O son unos cobardes?

¡Mocoso arrogante! -dice un dios con una voz grave y terrorífica, usando una máscara de cráneo de jaguar y pintura negra y amarilla en su cuerpo, con humo negro emanando de él y ojos intimidantes-. ¿Acaso no sabes con quiénes hablas?

Quetzalcóatl: Tranquilo, Tezcatlipoca. -intenta calmar al otro dios-. Oye, chico, no me ayudas.

¡Lo que escucharon! -dijo temblando un poco por la presión del dios, pero manteniendo un semblante firme y decidido-. Miren, si no van a ayudar, por lo menos regrésenme allá. Yo seguiré peleando si quieren, ustedes quédense aquí sin hacer nada.

Tezcatlipoca: Je, tienes agallas, niño. Supongo que la serpiente no se equivocó. -se ve que está algo emocionado por la actitud del chico, aunque le molesta un poco-. Acepto que seas nuestro portador.

Quetzalcóatl: Entonces, ¿todos están de acuerdo? Chico, te daremos el poder para derrotar esas cosas. ¿Lo aceptas? -dice extendiendo la mano, emanando una luz.

¿Por qué a mí? Debe haber mucha mejor gente que yo. ¿Por qué a mí? -pregunta totalmente confundido, dudando en tomar su mano o no.

Quetzalcóatl: Solo es intuición. ¿Lo aceptarás? -sigue con la mano alzada hacia él.

Está bien. -tomando la mano del dios, una luz empieza a envolverlo-. Por cierto, me llamo Winzo , mi apellido es irreleante -dice antes de despedirse.

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