Aegon estaba pensando seriamente en que quizás debió ceder a la petición de Jacaerys y dejarlo que fuera él solo a hablar con la idiota de Baela.
Estaba aburrido.
Muy aburrido.
Y ya se había acabado las fresas que Jacaerys le ordenó para que se distrajera mientras permanecían sentados en lo que era una sala designada para reuniones de Jacaerys.
"Quizás habría sido mejor ceder" pensó brevemente al mirar a Jacaerys observar a Baela como si fuera nada, pero su orgullo y desconfianza hacia la mujer lo llevaron a mantenerse firme en su posición.
Aegon había escuchado a Baela, explicar, con amargura, la razón detrás del disturbio.
–El caos se desató porque dos pueblerinos descubrieron que compartían pareja, y se desataron en una pelea. No tenían ni idea de quiénes eran, pero parece que se enteraron de que ambos estaban involucrados con la misma mujer –explicó con una expresión indescifrable, mirando a Jacaerys con resentimiento.
Jacaerys escuchó la explicación de Baela con seriedad, su rostro impasible mientras procesaba la información.
Aegon, por otro lado, apenas prestó atención a las palabras de Baela, más interesado en su propio aburrimiento que en los detalles del disturbio.
Ya había decidido que no le importaba lo que sucediera fuera de su burbuja de confort.
Jacaerys se encargaría de todo.
–Supongo que algunas personas están más preocupadas por sus propios placeres que por los problemas del reino –dijo con sarcasmo, Aegon levantó la mirada y encontró la de Baela fija en él.
Aegon levantó una ceja con diversión.
Sonriendo con inocencia fingida, se levantó de su lugar para sentarse en el regazo de Jacaerys.
Su esposo, no de Baela, nunca de Baela.
Observó a Jacaerys y le sonrió.
Orgulloso de sí mismo al notar que Jacaerys colocó sus manos en su cintura y afianzó su agarre.
Aegon hundio su rostro en el cuello del morocho, y con un tono lleno de veneno, sin mirar a Baela directamente, respondió:
–Mi esposo está perfectamente capacitado para encargarse de estos asuntos, lady Baela, no tiene necesidad de mi intervención. Es una lástima que no tengas a alguien del que puedas decir lo mismo –replicó con frialdad, su tono lleno de desprecio mientras mantenía su postura.
Baela frunció el ceño ante la respuesta mordaz de Aegon, sus labios apretados en una línea delgada mientras lo observaba con una mezcla de desdén y disgusto.
–Supongo que crees que a Jacaerys le es lo suficientemente entretenido tener a un principe mimado en su regazo ¿verdad, Aegon? –respondió Baela con un tono sarcástico, su mirada clavada en él con desaprobación.
Aegon levantó la mirada hacia Baela con una sonrisa burlona, su expresión llena de arrogancia mientras se acomodaba más cómodamente en el regazo de Jacaerys.
–Oh, no te preocupes, lady Baela. Yo no veo que a mi esposo le disguste tenerme en su regazo –replicó Aegon con insolencia, sus palabras cargadas de veneno mientras mantenía su desafiante postura.
Jacaerys observó la interacción entre su esposo y Baela con una mezcla de exasperación, su mandíbula tensa mientras intentaba mantener la compostura.
Baela apretó los puños con frustración ante la insolencia de Aegon, su mirada centelleando de ira.
–Tu arrogancia no te hará ningún favor, Aegon. Tarde o temprano, aprenderás que el mundo no gira en torno a ti y a tus caprichos –respondió Baela con firmeza.
Se veía tan segura de aquello.
Aegon soltó una risa burlona ante las palabras de Baela, su actitud sin amilanarse en lo más mínimo.
–Tal vez deberías preocuparte menos por lo que hago en el regazo de mi esposo y más por tus propios asuntos, Baela. No creo que Jacaerys tenga tiempo para tus dramas de corazón roto –replicó Aegon con frialdad, sus palabras cortantes como el filo de una daga mientras mantenía su mirada desafiante en la de Baela.
Jacaerys interrumpió la tensa interacción entre su esposo y Baela, su voz firme y autoritaria resonando en la sala.
–Ya es suficiente. Esto no nos lleva a ninguna parte. Baela, ¿tienes algo más importante que decirme? Y, Aegon, por favor, guarda silencio –ordenó Jacaerys con severidad, su mirada alternando entre ambos con autoridad mientras se preparaba para abordar los asuntos pendientes.
Baela asintió con seriedad ante la orden de Jacaerys, su expresión suavizándose ligeramente mientras desviaba la mirada de Aegon.
–Sí, los Stark vendran de visita en aproximadamente dos o tres semanas –respondió Baela, su tono más calmado ahora que la confrontación directa con Aegon había llegado a su fin.
Aegon, por su parte, resopló con indignación ante la orden de Jacaerys, pero decidió no desafiarla abiertamente.
–Como quieras, Jacaerys. Pero asegúrate de mantener a esta trepadora lejos de mí –dijo Aegon con desdén, su mirada fulminante hacia Baela antes de volver la vista hacia Jacaerys con la misma expresión.
Jacaerys frunció el ceño ante el comentario de Aegon, su paciencia comenzando a agotarse ante la actitud obstinada de su esposo.
–Es suficiente, Aegon. Sé civilizado por una vez en tu vida –respondió Jacaerys con firmeza.
–No quiero, es más, ya me aburrí, continúen con su charla estúpida, iré a mi habitación –Respondió mientras se bajaba del regazo de Jacaerys.
Tenía toda la intención de caminar fuera de la sala, hasta que Jacaerys estiro su brazo y lo sostuvo del brazo con enojo.
Se soltó bruscamente del agarre de Jacaerys, su expresión llena de molestia mientras se apartaba de él con gestos bruscos.
–¡No me toques! –exclamó con irritación, apartándose de su esposo y saliendo de la sala con pasos pesados.
Jacaerys frunció el ceño, molesto por la actitud de Aegon, pero sabía que no podía dejarlo ir solo en ese estado de ánimo.
Aegon molesto era impredecible, siempre lo había sido.
–Lo siento, Baela. Tendremos que continuar esta conversación en otro momento –dijo Jacaerys con frustración, antes de girarse y salir apresuradamente de la sala tras Aegon.
Se sentía indignada por la situación, dejó escapar un suspiro de frustración mientras observaba cómo Jacaerys seguía a Aegon fuera de la sala.
Sacudió la cabeza con incredulidad ante la evidente falta de armonía entre la pareja real.
–Ni siquiera pueden mantenerse en la misma habitación sin pelear, y ahí va corriendo detrás de él como un cachorro –murmuró para sí misma, su tono lleno de amargura mientras se quedaba sola en la sala.
Se sentía frustrada y dolida con Jacaerys.
Se suponía que la quería, y luego la botó para casarse con la persona que él más odia.
Y ahora la deja a media charla por irse detrás de esa misma persona, que para acabarla de joder, se fue haciendo berrinche.

ESTÁS LEYENDO
"The dragon jewel" -Jacegon
Fanfiction"Era más bello que la blanca luna, era más ardiente que el mismo fuego de dragón, Aegon Targaryen era una verdadera joya"