Yuta y Mark son pareja hace tan solo 4 meses. Aparentan una gran combinación y una felicidad juntos que los hacen ver como el noviazgo perfecto.
Muchos no saben lo que Mark, nadie sabe sobre una tercera persona en la relación. No es nadie más ni na...
Al día siguiente de terminar, llamé a Yuta, pero no contestó.
Estaba ansioso, perdido. Quería decirle que fue todo una broma y que lo amaba más que nada, que no importaba que amase a alguien más. Quería a Yuta conmigo, que me mintiera, pero que no me dejara.
Apesar de las palabras de Johnny, por más que fuera verdad el que me merecía más que eso, no quería dejarlo ir.
No quería pensar en Yuta despertando con alguien más, besando a alguien más, sonriéndole a alguien más. No podía hacer esto sin él, no podía arrancarse de mi así sin más.
Tome mi abrigo y cerré todo antes de salir en busca del departamento de Yuta. Tenía que verlo y pedirle que no terminará así, que piense en lo mucho que podríamos hacer, que Sicheng tenía alguien más y que podía ser su apoyo, que hiciera lo que quiera conmigo.
Camine y camine, cansado, ansioso. Sabía dónde quedaba pero nunca se había sentido tan lejos, como a miles de kilómetros. Los faroles me guiaban el camino en la oscura calle gracias a que era más allá de la medianoche.
Doble en la esquina deseando poder abrazarlo, a tan solo metros del lugar que alquilaba.
-Esta bien Win, puedes quedarte hoy- Se escucho una voz suave que sabía a quien pertenecía.
Mis ojos subieron de acuerdo a la altura de la calle, divisando a nadie más que Yuta y una persona acompañándolo con la chaqueta de mi ex novio puesta.
-Solo hoy Yu, lo lamento- Tenía una expresión apenada.
Sicheng fue escoltado por Yuta que tomaba su espalda con su brazo al rededor, entrando a su casa.
Mis ojos querían perderse en otro lugar, pidiendo de nuevo que los dejara de llenar de lágrimas. Me di la vuelta, tomando apoyo de las paredes de las casas.
Me senté en el suelo mirando al vacío, buscando evitar volver a llorar como estaba acostumbrando. Mi pecho dolió, dolió como la mierda. Los pocos latidos que me golpeaban fuertemente. Otra vez, todo estaba fuera de mis manos.
Sentí como si hubiera vuelto a esos años de preparatoria donde me excluía por dejarlos pasar tiempo, siempre Yuta siendo cariñoso con él.
Cuando a pesar de haber empezado a salir, nuestra primera cita, estaba preocupado por el chino y su situación. La cena se arruinó pero no importo, termine sin cenar esa noche. Pero Sicheng importaba más que yo.
Me había propuesto hacer que me mirase a mi pero, como podía verse, nada había funcionado, no pertenecía a él.
La noche helada me hacía compañía mientras calientes lágrimas bajaban en mis mejillas.
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Pasaban más de las 14 pero no tenía fuerzas de levantarme ese día. Había llegado a casa muy tarde, sin comer, sin dormir. Había tomado asiento en un pequeño bar en el que pasé tomando más de 3 horas, llorando. El alcohol nunca me había funcionado tan bien, ahora había perdido toda gana de seguir.
