¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los recién casados habían partido a su dichosa luna de miel. Emperatriz y Emperador tendrían unos días libres de sus responsabilidades.
Ulani y McKenna serían los responsables del imperio durante este tiempo. Con los líderes fuera debían encargarse de los invitados que se quedarían durante más tiempo en el imperio, muchos partirian esta mañana, otros en unos días.
-Disfruten mucho, ¡y demen un sobrino!- se despidió la princesa
-¡Te daremos mejor dos sobrinos hermana! ¡auch! -exclamó fingiendo dolor por el ligero golpe que su ahora esposa le había dado haciendo reír a los demás.
El carruaje empezaba a desaparecer de la vista de los presentes en la entrada del palacio.
-¡Manos a la obra Ulani!
-¡Sí!
-Hay que despedir a algunos reyes, prepararemos banquetes privados para los huéspedes, repartir obsequios de despedida. -observó un itinerario. -Te encargas de los huéspedes.
-¡Sí!
-Su alteza, ¿podemos ayudar en algo?
-Duques, no se preocupen. -sonrió -Disfruten del lugar, nosotros nos encargamos del resto
-¿Está segura su alteza?
-Claro.
-La mayoría de invitados se fueron hoy, solo quedan los emperadores del Oriente, los Duques Trovi y unos cuantos Duques extranjeros.
-Me gustaría tomar el té esta tarde con los Duques Trovi
-Eso nos encantaría, princesa. -sonrieron
-En ese caso nos vemos más tarde en el jardín. Hasta luego.
Ulani se despidió de la familia y comenzó su trabajo. Según las tareas para el día debía pedirle a los cocineros que prepararan desayunos privados para los invitados.
Caminó por los pasillos del lugar con su gran vestido, deslumbraba con su delicado y sensualidad andar.
-Princesa. -escuchó una voz llamarla.
-Majestad. -respondió haciendo reverencia. No le agradaba muy bien el Emperador del Oriente. -¿Necesita algo? Si es por el desayuno justo ahora me dirijo a solicitarle a los cocineros que lo preparen.
-¡¡Oh no!! No es por eso, solo quería saludarla. No creí que el emperador tuviera una hermana, y menos una tan hermosa.
-No muchos me conocen majestad. Compermiso, tengo trabajo por hacer.
-Espero verla luego, princesa.
Con una reverencia se despidieron y ella siguió con su camino. Sovieshu estaba muy loco si pensaba que ella quería conversar con él después de todo lo que le hizo a su cuñada. Y agradecía no haberse topado con la mujer que Navier describía como ls ahora esposa del emperador. La vio en la boda, y a de admitir que no era una mujer que careciera de belleza, sin embargo su carecía de cerebro y estilo.
