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Capítulo III

Para cuando el sol volvía a entrar, dos días después de la broma, se repetía la rutina de Jacob y Yun, ya que ese día John y Armando ingresaban dos horas más tardes.

Los dos primeros se prepararon y ducharon para luego irse de nuevo a lo que Yun llamaba "La Puta Cálcel". Si bien lo que estudiaban era algo que les gustaba no era como si disfrutaran de cumplir con un horario y una asistencia diaria a clases. Al llegar se fue cada quien a su salón y tuvieron un día relativamente normal, lo único destacable era que aún había una que otra langosta saltando por los rincones.

Para cuando Armando y John llegaron solo faltaban tres horas para el almuerzo, lo que contaba como tres materias, así que tenían para un rato. Rato que sería un martirio para cierto pelirrojo.

— Jodeeel, que pesada —. Se quejó Yun, apoyado en el brazo de Armando y con la mirada cansada, sutilmente adormilada.

— Si no te hubieras dormido en clases —. Le marcó Jacob.

— Pelo si ela una puta película que no te silve de nada, además, ¿cómo coño me vió? Si estaba al fondo —. Se quejaba el asiático mientras se acomodaba en el asiento.

— Esa mujer tiene la vista en todos lados y sabes muy bien que le gusta que sus alumnos presten atención, dejá de llorar, anda —. Le reprocho Armando, a lo que Yun lanzó un suspiro cansado — Toma y deja de quejarte.

Grúas había pasado a la tienda de dulces horas antes para comprar chucherias e irlas comiendo durante el día, ya que tenía el azúcar un poco baja, así que aprovechó y compró los caramelos favoritos de Yun, y los que le recordaban a China. Los ojos del pelirrojo brillaron al tener los Pocky de chocolate y nuez delante de él, hacía un tiempo que no se pasaba a comprarlos y Armando le había hecho aquel enorme favor.

— Mucha' glacia' Almando —. Dijo llevandose uno a la boca y saboreandolo con gusto.

— No fue nada, chaval —. Respondió, empezando a comer su almuerzo.

Tanto John como Jacob cruzaron miradas cómplices ante la relación que esos dos llevaban, ya habían escuchado de que algunas chicas de ambos salones los emparejaban, algo que ellos dos también comenzaban a hacer.

— ¿Y no piensan tener pareja este año? —. Preguntó Smith de repente, a lo que Yun y Armando lo vieron confusos, John solo disimuló que la pregunta le sorprendió.

Antes de poder dar una respuesta cuatro personas más se agregaron a la mesa, Jack, Viktor, Gustabo y Horacio. El otro cuarteto que ya estaba se vieron algo confusos y encogieron los hombros, hablando con miradas y levantamiento de cejas, o simplemente negando.

— Los estamos viendo, capullos —. Les cortó Conway.

— No, es solo que... nos parece raro —. Excusó John con un sutil movimiento de hombros — Pero bueno, hagan lo que quieran —. Cortó y siguió comiendo — Ah, y no Jacob, no pienso tener pareja este año.

— Sí, yo tampoco —. Respondió Armando, volviendo al tema original.

— Yo menos —. Terminó Yun.

Durante lo que quedó de almuerzo ambos grupos hablaban entre ellos de temas normales, nada que mostrara mucho de ninguno de los dos. Hasta que los altavoces sonaron.

— Jacob Smith y Jack Conway, a la sala de la directora, por favor —. Se escuchó por todo el edificio.

— ¿Ahora qué hiciste? —. Le preguntó un confuso Armando, con suaves risitas por parte de Yun y John.

— Noo, el abuelo se metió en problemas —. Se le burlaban Horacio y Gustabo.

El par llamado fue al lugar donde eran requeridos, mientras que los otros seis se quedaban a terminar sus almuerzos y especulaban de porqué habrían sido llamados aquel par.