Mi escala a Francia

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¿Cómo es que me encuentro tan lejos de casa? Bien, creo que toda historia merece una pequeña explicación, en mi pueblo natal, no hay gobernantes o cualquier otra figura "política" como en otros lugares, ahí todas las decisiones las toma un noble consejo, formado por las personas más importantes del lugar y cuyas familias han sido parte de dicho consejo por generaciones.

Pues bien, ese consejo realiza cada año un concurso, unos juegos, a los cuales se les conoce como "Los juegos de las Highlands". Son juegos muy antiguos y de suma importancia en Escocia, en Culross como en cualquier rincón del país, esos juegos se celebran sin falta y el consejo es quien decide cual será el premio para el ganador.

Cada año desde que había cumplido 18 años, había participado, pero jamás había ganado y pensé que jamás lo haría, hasta este año que descubrí que la estrategia sirve mucho más que la fuerza física. Así fue como me gane este viaje de 5 meses para conocer una pequeña parte de nuestro gran planeta.

El consejo me había dado la opción de realizar un viaje, solamente uno de todo los programados para ir en primera clase, y yo opté por que fuera el que me llevaría al último país por visitar.

Y es así como me encuentro en un asiento muy cómodo, delante una pequeña pantalla, con mis audífonos y una pequeña cortina que separa un asiento del otro. Me acomode y saque de mi mochila un diccionario de francés, había averiguado que los franceses no te ayudan si les hablas en inglés, y mi inglés era muy marcado, incluso un poco más que el de Londres.

Me coloque unos audífonos y abrí ese pequeño diccionario, había comenzado a estudiar un poco antes incluso de salir de Escocia, sabía que no era posible que dominara el idioma en tan poco tiempo, pero, quería al menos poder pronunciar lo básico para no quedarme estancado en un solo sitio al llegar a ese país.

Por el rabillo de mi ojo izquierdo me di cuenta de que tendría compañía durante mi viaje, al menos eso fue lo que supuse, al parecer 4 personas se encontraban hablando de algo que la verdad no entendía, pero tampoco le di mucha importancia, subí el pequeño artefacto que servía como divisor de los asientos y seguí con lo mío.

Al llevar dos horas de vuelo, decidí bajar la división de mi asiento, no tanto por querer incomodar a la otra persona, sino que aprendí en estos meses viajando, que la mejor forma de conocer gente nueva es arriesgarte a saludar. Aunque eso me era un poco complicado, al haber nacido y crecido en un lugar tan pequeño, relacionarme con alguien a quien jamás había visto, era muy... realmente muy difícil.

Al desaparecer aquel pequeño "muro" que dividía los asientos, no me anime a girar la cabeza y ver quien estaba a mi lado, de hecho, con un leve movimiento me percate de que era una chica, solo eso, que al parecer se encontraba dormida, traté de voltear y observarla bien, pero en ese momento se acerco un hombre de nacionalidad asiática, un poco robusto, vestido con playera negra, pantalón de mezclilla y en un tono algo molesto me dijo algo que yo la verdad no había entendido, pero por el tono me imagine que era algo relacionado con la persona que se encontraba a un lado de mí.

No hice ningún movimiento más, solo me quedé recto mirando hacía mi mochila que se encontraba sobre mis piernas y decidí mejor sacar un libro. Uno de los que mi madre me había regalado antes de salir de viaje, "Cartas de amor a los muertos", un libro con una pequeña historia y un gran significado.

Escondía la cara entre las paginas y evite a toda costa voltear, no quería que ese hombre volviera a acercarse a mí y me gritara nuevamente, sin saber que es lo que había hecho mal.

No pasaron más de 30 minutos cuando escuché una voz a mi lado, y me sentí tan aliviado al saber que aquella persona hablaba un idioma conocido para mí.

XXX: Parece un libro interesante...

_____: lo es, - le respondí, al mismo tiempo que giraba para poder ver su rostro, era una chica muy linda, ojos grandes, labios gruesos, cabello negro, muy delgada y piel perfecta. –

XXX: Hola... lamento mucho lo que sucedió con mi personal hace unos minutos.

_____: ¿tu personal?

XXX: sí, lo siento mucho.

_____: no hay problema, de cualquier forma... no le entendí nada de lo que dijo.

Ese comentario hizo que aquella chica comenzará a reír, un gesto que la hizo ver aun más bonita de lo que ya era.

XXX: ¿a qué vas a Francia?

_____: a conocer.

XXX: ¿NUNCA HAS ESTADO EN FRANCIA?

_____: no, es la primera vez que voy a viajar a ese país, y tú ¿Qué motivo te lleva a Francia?

XXX: por trabajo, viajo mucho a ese lugar, al menos unas 4 o 5 veces al año.

_____: vaya, supongo que debes de ser una supermodelo...

XXX: ¿modelo? Mmmm bueno, quizás podría decirse que sí lo soy.

_____: ¿no lo eres?

XXX: ¿no sabes quién soy?

_____: ¿debería?

XXX: No, supongo que no, pero es... extraño.

_____: el lugar de donde vengo es muy pequeño, estoy seguro de que no eres a la primera persona famosa a quien quizás no reconozca, y me disculpo por eso.

XXX: ¿de dónde eres?

_____: vivo en Culross, Escocia.

XXX: ¿Culross? Jamás había escuchado de un lugar así.

_____: y no me sorprende, es un lugar muy pequeño de tan solo 395 habitantes.

XXX: ¿de verdad ese lugar existe, o es solo un invento tuyo?

_____: te aseguro que es tan real como lo soy yo, pero está tan lejos de todo que son pocas las personas que lo conocen y cuando lo descubren se enamoran de sus paisajes, de la gente y de sus costumbres.

XXX: Y dime, chico de Culross ¿cómo es que ahora estás en un avión que te llevará aun más lejos de tu hogar?

_____: bueno, es una larga historia.

XXX: tienes suerte, aun nos quedan un poco más de 10 horas de viaje.

Y fue así, como esa desconocida y yo comenzamos una charla que lo cambiaría todo para los dos... solo que aun no nos habíamos dado cuenta de eso.

Es verdad cuando dicen que el más mínimo detalle, puede cambiar el curso de todo... incluyendo tu vida.






Cuando te conocí (Lisa y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora