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Como preveía, la gente que quiere cotillear sobre el accidente me interrumpe varias veces al día. Me fascina cuánta gente sabe mi nombre de repente; no solo de mi curso, sino de los cursos inferiores también. Algunos de ellos me preguntan si estoy bien con sinceridad, pero la mayoría me sacan el tema porque quieren preguntarme sobre Chiara.

—¿Ahora quedáis y eso? —pregunta una chica, con los ojos como platos.

—¿Se enfadó mucho porque le destrozaras el coche?—susurra otra.

—¿Dirías que es como compartir coche con una Kardashian?—inquiere uno de primero con la cara muy seria.

—No —me oigo repetir una y otra vez—. No diría nada, porque me da exactamente igual.

No vuelvo a ver a Chiara hasta el final del día, en la única clase que tenemos juntas: Perspectivas de Futuro. Es una clase inútil con una profesora que parece una urraca. La señora Gonzáles es una mujer mayor y amargada que siempre lleva una rebeca con tulipanes estampados. Tiene un enfisema por fumar que no ayuda precisamente a disfrutar de sus clases.

Cuando Aroa y yo entramos en clase, un montón de chicos empieza a reírse, con Lucas a la cabeza.

—¡Eh, Oliver, ya está aquí tu Uber!

—¿Me llevas en coche al baile este fin de semana, pelirroja?

—¡Cinco estrellas, pelirroja!

Noto que me pongo colorada, pero pongo los ojos en blanco con una valentía que no siento. Chiara, a su vez, se cruza de piernas y dice:

—¿Cinco? Yo solo le doy tres.

La clase entera se echa a reír. Chiara me mira y sonríe, casi como si quisiera compartir la broma. Después, el silencio vuelve a reinar durante un segundo.

—Yo le daría cero a ella —aporto yo.

Y la clase entera vuelve a romper a carcajadas. Chiara me mira con la cabeza ladeada. No parece estar enfadada, pero no sé interpretar su expresión. La ignoro y saco mi libreta de la mochila; Gonzáles ordena a todo el mundo callarse con un jadeo.

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Lo más sorprendente sucede al final del día, cuando voy de camino al entrenamiento de baloncesto. Aroa y yo vamos por el pasillo cuando mi móvil suena con un tono que me hace detenerme en seco.

Ese tono solo lo tiene una persona.

Natalia: ¿Cómo es que has llevado a Chiara Oliver en el coche?

Al principio, me cuesta descifrar cómo me siento. A ver, me sorprende muchísimo que Natalia se ponga en contacto conmigo a secas, especialmente después de la conversación de anoche, pero también siento una especie de validación rara. Esta es la prueba de que todavía le importo, de que todavía piensa en mí tanto como yo en ella.

—No le respondas —advierte Aroa, pero la ignoro.

Yo: ¿Cómo lo sabes?

Natalia: Lo he visto en el Instagram de Gino.

En efecto: cuando abro la aplicación, lo primero que me sale es la publicación de Lucas. Es una imagen en la que se nos ve a Chiara y a mí saliendo de mi coche; ella con aspecto distendido y yo con pinta de gruñona. El texto dice: «¡La reina del baile en su carroza nueva! ¡Esa Ginny Weasley bollera!».

Fantástico. Me encanta que todo el mundo en mi vida, incluida mi exnovia, esté viendo esto.

—Ruslana. —El tono de Aroa significa «no le respondas».

She drives me crazy- RuskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora