Y por eso Ray se plantó en la esquina bajo la ventana de Norman. Iba allí cada día y pasaba horas con la esperanza de que Norman tuviera fuerzas para levantarse de la cama, mirar al exterior y verle.
Y para entretenerse, pintaba el mismo cuadro una y otra vez.
Carol detiene su relato. Se ha dado cuenta de que estoy llorando.
-Dígame que se vieron. Aunque solo fuera un día. Dígame que Norman supo que Ray no le había olvidado.- Mis palabras suenan casi como una súplica.
Ella vuelve a sonreír, pero no dice nada. Se levanta y rebusca entre los volúmenes de la librería, saca un álbum lleno de fotos y documentos. Y enseguida encuentra lo que busca: una carta.
Una carta a Norman Minerva
Escrita por Ray Grace -Que aquí vuelve a firmar con su nombre catalán-
Días antes de la muerte de Norman.
-¿Quieres saber lo que dice?-, pregunta Anna. -Yo te la puedo traducir.-
Una carta de Ray a Norman. Ni en mis sueños más locos habría imaginado encontrar un tesoro así. Pero no puedo evitar preguntarme por qué está en poder de Carol Suzuki. ¿Acaso no llegó a su destino?
-Mi abuela la interceptó,- explica la anciana.
Cuando Emma volvió del frente y se encontró con Ray plantado en la calle, se le rompió el corazón. Se dio cuenta de lo que había provocado con su confesión antes de la guerra.
Intentó disculparse, pero Ray no quiso ni escucharle. Se pelearon en plena calle y Ray le rompió la nariz de un puñetazo.
Emma era consciente de que el dolor que sentía en la cara no tenía ni punto de comparación con el de sus viejos amigos. Se propuso enmendar su error y trató de interceder por ellos plantándose en casa de los Minerva.
Les pidió que permitieran un último encuentro entre los chicos, pero ellos se negaron. Y no solo eso. Le enseñaron la carta de Ray que acababan de recibir y le pidieron que se la devolviera, para que le quedara claro que sus palabras jamás llegarían a oídos de Norman.
Emma no les hizo caso. Se guardó la carta y en cuanto tuvo ocasión pidió ver a Norman. En la habitación que ya conocemos, Emma pidió perdón a su amigo del instituto y, junto a su lecho, le leyó la carta de Ray en un susurro.
Y es en ese mismo susurro que Anna empieza a traducir las palabras de Ray:
"Querido Norman.
Tus padres no permiten que nos veamos.
Recurro a esta carta para escribir lo que jamás he sido capaz de decirte.
Quiero que sepas que te quiero.
Si, Norman, te quiero.
Nos habían enseñado que lo nuestro no era amor, pero me he dado cuenta de que lo era.
Lo que tú y yo hemos tenido es el amor más verdadero que he sentido jamás.
Por eso no quiero perderte sin decírtelo.
Te quiero desde el primer día que entramos en el instituto y nos escapamos al cementerio a fumar un cigarrillo.
Te quiero desde el día que me calentaste las manos con tu aliento porque yo había perdido los guantes.
Te quiero desde ese beso en el establo de los Sander.
Te quiero tanto que la idea de volver a verte fue lo único que me mantuvo vivo en las trincheras serbias.
Bastaría con mirarme a los ojos para que lo entendieras.
Ojalá pudieras.
No harían falta palabras.
Nos miraríamos y volveríamos a ser niños en los pasillos del instituto, antes de la muerte, antes de las bombas, antes de los viejos en los que nos ha convertido todo este odio.
Por eso hace meses que estoy bajo tu ventana, para verte otra vez, aunque solo sea un instante.
Para que tu sonrisa vuelva a hacerme creer que nuestro amor lo significó todo y arrojó algo de luz en este siglo que ha nacido muerto.
Te quiero y pase lo que pase, siempre estaré contigo.
Tuyo, Ray"
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Inmortal [Adaptación] ✓
FanfictionUna chica muy creyente del romance va a visitar Shighisoara -Rumania-, recorriendo el lugar llega a una colina donde se encuentra un cementerio, con curiosidad lo recorre, encontrándose con una tumba, con dos nombres escritos en ella, Norman Minerva...