𝟬𝟭 | Invitación

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Freen estaba confundida. Llevaba ya seis años sin cruzar palabra con Becky, específicamente desde el día de la graduación de la secundaria. Ninguna de las dos había demostrado interés en ponerse en contacto con la otra, y Freen tenía más que claro que lo suyo había sido una simple aventura de adolescentes.

Sabía por redes sociales que Becky había regresado a Inglaterra para ir a la universidad. Sabía también que salía con varias chicas pero no entablaba una relación estable, nunca veía a ninguna por mucho tiempo. Y si algo más sabía (aunque jamás fuera a admitirlo en voz alta) era que Becky parecía cada día más atractiva, y con ciertas fotos que subía a Instagram la mente de Freen no podía evitar trasladarse a los días en los que Becky la hacía gemir mientras estaba encima de ella.

Lo suyo con Becky había comenzado por casualidad, si es que pueda considerarse una. Nunca habían sido muy cercanas, aunque se conocían desde los seis años y habían estado en el mismo salón de clases toda la vida. Becky era una chica extrovertida y encantadora, siempre rodeada de gente (y pretendientes). No se perdía ningún evento social, y todos querían estar siempre a su alrededor. Freen, por otro lado, siempre fue más tranquila. Su carácter dulce y apacible la llevaba a evitar los problemas, y era considerada tanto por los profesores como por sus compañeros como una niña tierna y de personalidad angelical.

A los diecisiete años, Freen se fijó en Becky por primera vez. Al regreso de las vacaciones de verano la vio y no pudo evitar ponerse roja. Becky había cambiado mucho en aquellos dos meses. Se había cortado el cabello a la altura de los hombros y se lo había pintado de color negro. Su cuerpo se había desarrollado, ya no tenía el aspecto de una niña, sino que comenzaban a asomarse las curvas de una mujer. Sus labios parecían más redondos, su rostro más fino, y sus ojos tenían un brillo diferente.

Freen jamás se había fijado en Becky de esa manera, pero desde ese día algo dentro de ella despertó, y ahora no podía evitar quitarle los ojos de encima. Ella misma tampoco era una niña ya, pero a pesar de sus reacciones hormonales de adolescente, Freen era inexperta en ese tipo de situaciones, por lo que mantuvo su atracción como algo completamente platónico.

Realmente estaba decidida a dejarlo así, pero Becky tenía otros planes.

Freen estaba convencida (o por lo menos, quería estarlo) de que todo inició por casualidad. Había regresado al salón de clases luego de la hora de salida porque dejó olvidado uno de sus cuadernos, y su excesivo sentido de la responsabilidad no le permitía dejar una tarea sin hacer. Pensó que ya no encontraría a nadie, solo sería tomar el cuaderno y salir, pero al llegar encontró a Becky en el salón jugando con su celular, sentada sobre la mesa una carpeta mientras balanceaba sus piernas, con la falda del uniforme ligeramente desacomodada y los dos primeros botones de su blusa sueltos, lo que dejaba a Freen una vista de la mayor cantidad de piel que había visto de Becky hasta ese momento, y que provocó que se ponga tan nerviosa que se atoró con su propia saliva.

Luego de ese momento, Freen mentiría si dijera que se acuerda de lo que hablaron, si es que llegaron a hacerlo. Lo siguiente que recuerda es a Becky pegada a ella, con los brazos a ambos lados de su cuerpo manteniéndola aprisionada contra una carpeta, mientras la besaba con tanta destreza que le nublaba la mente. No sabe cuánto tiempo pasaron en ese salón (definitivamente, más de una hora), pero solo lo abandonaron en cuanto escucharon al personal de limpieza acercarse.

Lo que sí sabe es que al día siguiente encontró un muy visible chupetón en la parte alta de su cuello, y que su intento por reclamarle a Becky terminó en ambas encerradas en un pequeño cubículo del baño, del cual Freen salió con la respiración agitada y otro chupetón, esta vez en la clavícula (en palabras textuales de Becky, "para que sólo lo vea yo y no te vengas a quejar").

Teenage Dream「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora