CAPÍTULO 5 FINAL

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Estaban en su nueva casa, Harry comiendo duraznos mientras Louis descansaba su cabeza sobre su barriga, una casa por la que ambos trabajaron duro para pagarla, no era una mansión pero era de ellos.

—Creo que algo se movió –dijo Louis con ojos brillantes.

Harry resopló.
—Estoy comiendo duraznos, mi barriga baila cada vez que los como, probablemente eso es lo que sentiste.

La sonrisa de Louis fue tímida y grande antes de inclinarse y besar la pequeña hinchazón del vientre de Harry.
—Tal vez, o tal vez nuestra pequeña sea jugadora de fútbol.

Harry puso los ojos en blanco de buen corazón y puso su plato de duraznos en la mesita de noche.
—Amor, todavía ni siquiera tiene piernas y mucho menos género, todavía es muy pequeño.

Louis le mordió la barriga en broma.
—Quizás ella sea especial, cariño –hizo un puchero, haciendo que el corazón de Harry creciera tres tamaños. 

—Tal vez lo sea –dijo en un tono suave mientras acariciaba el cabello de su alfa.

Louis se movió con cuidado en la cama hasta que casi todo su cuerpo estuvo suspendido sobre Harry.
—No puedo esperar para contarle cómo salí con su mamá durante casi seis meses sin que él se diera cuenta –susurró, antes de besar la nariz del omega.

—Oh, cállate –Harry golpeó suavemente su fuerte pecho–. Pero luego me redimí, ¿no?

Louis tarareó, dejando pequeños y suaves besos sobre la mandíbula de Harry.
—Sí, te diste cuenta de que vivías en mi casa sólo dos semanas después de que empezamos a vivir juntos, eso es una mejora –Louis acarició su cabeza contra la curva del cuello de Harry.

—Para –se quejó Harry entre risas–. Fue confuso y mi contrato no finalizó hasta dos meses después, fue un error honesto.

Louis lamió la marca de vínculo que Harry lucía con orgullo en su cuello.

—Está bien, me alegro de saber lo que sentías por mí antes que tú.

—No sabías –Harry se cruzó de brazos y arrugó la nariz.

—Bebé –los dientes del alfa rozaron el lóbulo de su oreja. Harry podía sentirlo ronroneando contra él–. Me trajiste galletas incluso cuando pensabas que estaba a punto de confesarle mi amor a otra persona sólo porque pensabas que estaba triste. Estabas triste y un poco desconsolado y me hiciste galletas. Estabas tan perdido como yo.

—Estaban quemados y feos, eso es lo que te merecías –Harry mordió suavemente la barbilla del alfa.

Louis se rió entre dientes, mirándolo a los ojos, una mirada llena de amor puro e infinito.
—Estaban perfectas y me las comí todas, igual que como todo lo que me haces.

—Comes todo lo que te doy –dijo Harry, moviendo las cejas.

—¿Por qué te ves tan hermoso incluso haciendo eso? –Louis gimió, con la cabeza apoyada en su hombro–. Eso no debería ser legal.

—Eso es porque me amas –se rió Harry, acariciando con la mano la nuca de su alfa.

—Te amo, pero eso no viene al caso, sigues siendo la persona más hermosa que he visto en mi vida –Louis le mordió la clavícula con ternura, tal como le encantaba a Harry–. Gracias por traerme esas galletas y por aparecer esa tarde.

—Bueno –Harry tomó su rostro con ambas manos, acercándolo al suyo–. Gracias por notar que éramos pareja, nos ahorraste mucho tiempo.

Harry besó lentamente los labios de su esposo, lamiendo de su boca el rastro de jarabe de durazno que le había dado antes. Sintió la mano de Louis viajar desde su torso desnudo hasta su muslo con un toque reverente. Amaba la forma en que su alfa lo tocaba por las mañanas, como si fuera algo sagrado, algo tan delicado y precioso que necesitaba tomarse su tiempo para sentir cada tramo de piel.

BAILANDO A LA LUZ DE LA LUNA ||TERMINADO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora