Robado.

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Mientras el sol golpeaba la sombra de un gran árbol era un buen refugio, aún así no se podía evitar que el brillante sol se colara entre los pequeños espacios entre la hojas, molestando a la persona que descansaba  bajo uno de estos.
La delgada mujer de cabellos rubios miraba al cielo distante con enojo en su interior.

—Hola Lili. —dijo una alegre y nerviosa voz detrás de ella.
Lilith miró al ángel que le sonreía, ella suspiro tratando de poner una buena cara alegre pero él ya había notado su semblante.
—Creo que no tuviste un buen día. —bromeó volando hasta quedar frente a ella. —yo tampoco, la verdad no debería estar aquí pero me moría por mostrarte algo. —

—No quiero hablar de eso Luzbel,  de nada en realidad.—dijo  posando sus manos sobre sus rodillas e invitando a su ángel a sentarse junto a ella sobre el césped.

Luzbel guardó sus alas y se acercó a ella con sus manos escondidas tras su espalda.

—Tal vez esto te cambie ese ánimo tan horrible que traes. —dijo mostrando un pequeño patito de madera.

Lilith iba a responder muy molesta pero se detuvo al ver la pequeña figura de madera pulida frente a su cara.

—Es muy lindo Luzbel pero sabes que si Adán lo encuentra lo quemará como al resto. —dijo con una leve sonrisa, ella había intentado esconder los pequeños regalos de su ángel pero su esposo siempre los encontraba, claro que ella nunca le dijo que alguien más los hacía, ganándose burlas y quejas de que debería enfocarse en hacer bien su trabajo de servirle.

—Esta vez tengo un plan magnífico. —dijo mostrándole una pequeña bolsita a la mujer.

Ella no entendía qué era lo que se proponía, solo lo miro sonreír con ganas a la vez que la animaba a seguirlo, Lilith rodó los ojos siguiendo al ángel que la guió a un solitario estanque, ella juraba que ese estanque no estaba ahí la semana pasada.

—Cual es tu plan ahora. —dijo divertida por las acciones de su amigo.

—Solo espera y verás. —respondió —dame tus manos. —pidió a la hermosa mujer quien obedeció.

Luzbel colocó al patito de madera en sus manos y después abrió la pestaña bolsita; como si de condimentar un platillo se tratara Luzbel sacó un poco de polvo dorado de la bolsa y lo dejó caer sobre la figura. Lilith vio impresionada como la figura cobraba vida, para al final graznar y mover su cola y alas.

—Es muy bonito Luzbel, pero Adán puede descubrirlo no creo ...—

—Deja que yo me preocupe por eso, este estanque y está pequeña criatura son tuyos, espero que esto te alegre los días cuando yo no esté. —dijo interrumpiendo sus negativas. —Confía en mí, ahora lo lamento pero debo irme ya sabes cómo es Sera cuando no me encuentra. —bromeó señalando el cielo, mirando con nerviosismo a la encantadora humana, "sería muy atrevido si lo hago", pensó para sí ante una idea que no podía sacar de su cabeza.

Lilith rio al ver al pequeño pato caer de sus manos al estanque en una zambullida limpia, giro su rostro para comentarle algo más a su ángel antes de que desapareciera, pero las palabras se ahogaron en su boca. Luzbel la había besado, fue algo rápido pero lo suficiente para sentir el calor y ternura en los labios del otro, Luzbel había querido besar a la mujer frente a él desde hace tiempo, pero siempre se reprimía diciendo que no era correcto, ella tenía una pareja y ambos eran seres completamente distintos, al final solo se  conformado con, al menos besar su mejilla, pero ella se giro en cuanto juntó la fuerza necesaria para hacer lo que tanto quería, recibiendo como recompensa la dulce sensación de esos labios de cereza.

Al separarse ninguno dijo nada, ambos se veían mutuamente sorprendidos y sonrojados, Lilith levantó su mano tratando de decir algo pero Luzbel en un acto cobarde desapareció del lugar antes de recibir su rechazo y un posible golpe.

Después de ese día ninguno fue a aquel pequeño rincón en el que solían platicar, Luzbel flotaba entre las nubes con mirada perdida, recordando el beso que logró robar a la humana, y no se daba cuenta de nada a su alrededor. Mientras tanto Lilith se mostraba más tranquila, sus pensamientos regresaban a aquel momento en que su pequeño ángel la beso, solo para huir como un cobarde; aún así había algo que no la había dejado desde aquel momento, solo con pensar en él su estómago cosquilleaba y su corazón latía apresurado, creyó que se debía a que estaba molesta, ella ya tenia un compañero y como tal le debía fidelidad, aunque su relación no fuera la mejor y las peleas lo arruinaran todo, ella suspiro.

Después de una semana entera Lilith decidió regresar a aquel escondite suyo, y grande fue su sorpresa cuando vio al ángel arrodillado frente al estanque, su estanque, con otro pato de colores parecidos, ella dedujo que era la pareja del otro que andaba a su alrededor. Lilith se acercó muy tranquila aunque su corazón latía muy rápido y los nervios amenazaban con arruinarlo todo.

—Al fin te decidiste a venir. —dijo parada detrás de él con los brazos cruzados sobre su pecho.

—¡Lili!, —se levantó de golpe escondiendo al pato detrás de él. —yo.. quería disculparme por lo de la última vez, no quería... bueno si quería besarte pero no así  y yo....—

Ella escuchaba la atropellada disculpa que el  ángel daba, le parecía muy lindo y tierno, Lilith sabía que estaba haciendo mal pero ¿Que podía perder?, tenía frente a ella a un ser noble que sabía muy bien que haría cualquier cosa por ella, tal vez podía intentarlo, sentirse amada y escuchada por la misma persona, segura de que él sería su más grande apoyo. Ella se acercó a él robándole un corto beso, cortando su discurso y ganando su atención.

—No te hagas ilusiones, solo quiero intentarlo. —

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