interrupción (parte 1)

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Alastor recorría el nuevo hotel, debía admitir que la decoración no estaba mal pero podía ser mejor, pese a esto en su mente solo estaba la imagen de aquella extraña y única princesa; desde que la vio por primera vez en las televisiones de aquella sucia calle su mente no había dejado de recordarla, cada gesto, cada acción, cada nueva canción y baile improvisado le parecían una maravilla a sus sentidos. El demonio de la radio llevaba más de tres meses en ese hotel y no se había sentido tan cerca de la vida en tanto tiempo, hasta ahora, el problema era que su interés en la princesa estaba yendo muy lejos, en ocasiones había llegado a despertar ciertas emociones en su cuerpo que a su parecer eran inaceptables.
Su mayor problema eran sus labios, no podía dejarlos de ver cuando ambos estaban solos, simplemente había algo que le causaba mucha curiosidad y lo empujaba a acercarse más, solo lo suficiente para sentirlos en un leve rose.

-¡Kee kee!. -

El grito repentino llamó la atención del demonio de la radio quien se detuvo antes de llegar a la esquina del pasillo, frente a él y en una rápida carrera vio al pequeño felino de un solo ojo que se escondió detrás de una gran madera, el piso por dónde había pasado estaba lleno de un polvo blanco, el mismo que manchaba el pelaje del pequeño ser. Alastor camino hasta la maceta y con un rápido movimiento levantó al animal agarrándolo del cuero de su nuca; el gato se retorcía y lanzaba zarpados para que lo soltaran.

-Creo que alguien está en un serio problema está mañana. -dijo burlándose del indefenso animal.

-Al, gracias por atraparla. -exclamó aliviada la feliz princesa que corría hacia ellos.

Alastor miro a la persona que últimamente no dejaba de aparecer en su mente y espero a que ella llegara a su lado.

-Es un placer ayudarte dulzura, todo un placer. -dijo murmurando las últimas palabras.

-Ángel trajo una de sus bolsas con droga y en su intento de ocultarlo kee kee lo encontró y bueno, ahora tengo que limpiarla. -explicó soltando un suspiro decepcionada por el retroceso en su redención. -de nuevo gracias por atraparla Al. -dijo estirando sus manos para tomar al gato, pero antes de poder alcanzarlo fue alejado.

Charlie miró curiosa a su socio que avía levantado a su minino hasta su misma altura.

-Esta pequeña cosa estuvo corriendo por todo el hotel ensuciando todo, Niffty se pondrá molesta, creo que merece un castigo peor que un simple baño. -dijo mirando de reojo a la princesa.

-Ella no sabe lo que hace, fue el descuido de angel y yo misma me aseguraré de que todo quede limpio sin molestar a Niffty. -dijo solucionando el incidente.

-También ha ensuciando mi traje, no es la gran cosa pero tardaré en quitarle cada partícula de esa asquerosa sustancia. -la miro inclinándose para quedar frente a frente.

-Yo lo limpiaré. -dijo apenada y tratando de ver las manchas de las que su socio hablaba.

-No te estoy pidiendo que lo hagas. -dijo llamando su atención.

Charlie miró sus astutos ojos que brillaban fijos en ella, desde hace un tiempo sentía que la mirada y cercanía de su socio era más intensa, a Vaggie no le agradaban esas interacciones que había entre los dos, siempre advirtiendo que aquel ser buscaba algo más de ella, charlie negaba todo pensando que era absurdo, pero ahí estaba, con aquel ser a centímetros de ella y dándole una mirada que la ponía nerviosa.

-Ah, no... entonces podría hacer algo más por tí. -dijo dando una rápida solución.

Alastor amplió su sonrisa, ahí estaba de nuevo, con una solución para cada posible problem, amaba ese lado tan inocente y a la vez lo odiaba, era tan fácil aprovecharse de eso y sabía que cualquier sucio pecador lo haría, al menos no pasaría mientras él estuviera a su lado.

-Solo cierra tus ojos querida. -dijo para sorpresa de ella.

-¿Por qué?. -preguntó sintiendo como sus nervios aumentaban.

-Porque te lo estoy pidiendo, o mejor debería entregar está pequeña criatura a nuestra querida Niffty. -dijo simplemente.

Charlie negó asustada, el demonio de la radio volvió a pedirle que cerrara sus ojos y ella obedeció, después de todo no la dañaría, él lo dejó en claro desde que llegó a su hotel.
Alastor se acerca más, rozando la punta de su nariz con la de ella, dejándola sentir el aliento cálido chocar contra su rostro, ahora tenía más miedo de abrir sus ojos y encontrarse con lo que creía que podía estar pasando, pero esas solo era fantacias suyas, aquel demonio no podía estar interesado en eso, en ella, sus mejillas comenzaron a enrojecer mientras el tiempo pasaba y la expectación aumentaba. Cada roce empujaba a Charlie a moverse, a ver lo que estaba pasando pero ella muy obediente se quedó estática en su lugar con los ojos cerrados mientras el roce de su nariz y mejillas aumentaban su sonrojo. ¿Qué quería él de ella?, ¿De qué manera se suponía que lo estaba ayudando?.
Alastor estaba indeciso, ¿En serio quería eso?, su instinto dicta que si, que lo hiciera y por fin saciará la necesidad reprimida, pero su parte racional y la que había construido su imagen lo jalaba, dictando que era asqueroso rebajarse a tal deseo, pero su deseo pudo más, sintiendo el calor agradable de los labios de la princesa, y dándose cuenta que no quería un simple rose, no, el era un ser codicioso y necesitaba más.

-¡Charlie!. -

Alastor se alejó de ella gruñendo bajo, aquella mujer ya lo tenía cansado con sus interrupciones.

-Toma a tu criatura querida, no es necesario que te preocupes por el desorden, después de todo Niffty adora limpiar. -solto unas carcajadas y coloco al gato en los brazos de la princesa.

Charlie abrió sus ojos con sorpresa sosteniendo a su gato, con un hormigueo en sus labios y muchas preguntas en su cabeza ¿Él la beso?.

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