SEX INSTRUCTOR 3. || SASUHINA🔞

Chapter 2

Género: Drama/Romance/Lemon.

Pareja: SasuHina.

Pensamientos

"Recuerdos"

Los Personajes de Naruto no me pertenecen, son de Kishimoto

Advertencia: Esta historia contiene escenas +18, leer bajo su propia responsabilidad.

Tercera temporada de "Sex Instructor".

oOoOoOoOo

Besa con ternura el punto en su pecho que ha estado recorriendo con el dedo mientras le acaricia el pelo y atesora ese momento. Es temprano, y las únicas tareas en la agenda del día son su «despedida de soltero», la despedida de soltera de Hinata y una salida para ir de compras.

Ella levanta la cabeza.

—¿Crees que te va a llevar a un... a un... club de estriptís?

Una risa le reverbera en el pecho.

—¿Un club de estriptís?

—No sé cómo se llaman.

Lanza un suspiro y cierra los ojos, visualizando el infierno que sin duda Suiguetsu le tiene preparado.

—Conociendo a Suiguetsu, es una opción muy posible.

—No estoy segura de qué me parece eso —responde ella con brusquedad.

Sonríe y, rodando para situarse encima de ella, la presiona contra el colchón.

—Vaya, señorita Hyuga, ¿le parece reprobable? —Le recorre la nariz con la de él y ella se retuerce.

—Mucho.

—¿Celosa?

Hace una mueca.

—Preferiría quedarme aquí contigo —le asegura.

—La verdad es que no te van mucho las fiestas, ¿verdad que no? —dice.

—No. Soy más bien un ser solitario.

—Ya me lo figuraba. —le roza el mentón con los dientes.

—Podría decir lo mismo de ti —murmura.

—Yo soy más bien de las que se pasan todo el día con la nariz metida en donde no debe.

"Suiguetsu
Buenos días, zoquete.
Estoy sentado en tu salón gigante esperando a que muevas el culo y salgas aquí fuera.
Deja lo que estés haciendo. Ahora mismo.
Sucio cabrón."

Pero ¿qué narices...?

—¿Qué pasa? —pregunta ella, con aire desmadejado y follable.

—Ya está aquí.

—¿Fuera? —parece perpleja.

Deja de abrazarla y la suelta.

—No, aquí en el salón.

Frunce el ceño.

—Sí, yo tampoco lo entiendo.

Se levantó, entró en el vestidor y se puso unos vaqueros. Suiguetsu está despatarrado en el sofá, mirando su teléfono.

—Buenos días, campeón. ¡Ya era hora! —exclama—. Me alegro de que te hayas vestido para la ocasión. —lo repasa de arriba abajo, desde el torso desnudo hasta los pies, con una mueca entre divertida y desdeñosa.

—Pero ¿se puede saber qué haces aquí? Son las nueve de la mañana.

—Pues sí. ¡Sorpresa! Mueve el culo: tengo todo el día planeado para ti.