IN SEPTENTRIONE

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En nuestro hogar solo existen dos cosas seguras... La muerte por los fríos susurros de la montaña o la muerte por sangre. Puede sonar más a una desgracia que a una bendición, pero esto son las montañas, "Aprendes a escalar o la caída no te dejara volver a intentar" ... Las temperaturas que caen por debajo de los 70° bajo 0, las "Bestias Nivis" asechando a cualquiera lo suficientemente tonto, como para atravesar los confusos senderos por su cuenta y las temporadas de hambruna son solo algunos de los problemas del día a día... Y como dijo una vez Phalax, "No hay lugar como el hogar".

Pero estas horribles condiciones de vida, también traen sus ventajas, pues nuestro principal enemigo, El Domain, quienes acostumbrados a las cálidas planicies de Hostillita's, no podrían sostener una invasión prolongada en nuestros territorios... Las cordilleras.

− ¡Jacob!.. Es hora de partir, apresúrate − − Anuncio mi amigo, Ricardo –

Ricardo y yo somos cual sangre y espada, hermanos de armas... Nuestros caminos se cruzaron mucho antes de nuestra existencia, por gracia de Eliannys y Violette nuestras ancestros, abuelas de nuestras abuelas, formaron parte de El Himno de Autthore, en El Domain, un trabajo exclusivo de los guerreros más distinguidos y venerados.

Según mamá Mary, madre de Ricardo. Mi amigo llego a este mundo, cuando el campamento Phalax establecía su segunda muralla... Por mi parte, transcurrieron por al menos cuatro veranos antes de mi nacimiento, desgraciadamente, mi madre Violette murió en el parto, y yo quede bajo los cuidados de su única amiga, mamá Mary. No cuento con recuerdos de mi madre, así que no pude desarrollar alguna clase de sentimientos hacia ella... Aunque, he acostumbrado a pensar que tal y como funcionan las armaduras, su conciencia siempre viaja conmigo.

Cuidare tu espalda, hermano − − Respondí. A pesar de que nunca se los he dicho directamente, considero a Ricardo y su madre, como mi familia –

Nos alejamos del mirador en el risco, siguiendo el camino a los hangares, con nuestros abrigos de piel de "Vulpha" y con una nueva tormenta aproximándose en el horizonte, era hora de partir. Un día atrás recibimos el informe de que el fuerte Whisky, había sido asediado y sus provisiones se vieron mermadas en consecuencia... Así que nuestra misión, consiste en guiar los caminantes Nómada, repletos de comida y municiones, a través de los senderos rio abajo, además de escoltar a un pequeño contingente, que fue reasignado a este frente.

Una vez dentro de los hangares Ricardo resalta es la "cómoda" temperatura de los interiores, alegando que debería ser más cómodo vivir en las planicies, argumento bajo el cual yo solo podía reírme y asegurarle que se preocupara una vez la tormenta nos abrazara. Hemos formado parte de la "Via Custodia" durante cuarenta y seis años juntos, ejerciendo misiones de reconocimiento, ataque, defesas, expediciones y escolta juntos, para nosotros solo sería un trabajo de rutina. Soldados, civiles, eruditos, jóvenes, y familias rondaban por el interior de los hangares... Todos deben dar su apoyo por la supervivencia conjunta.

Para cuando accedimos al arsenal, me separé de Ricardo y me dirigí a la bahía de N°4, donde se encontraba mi armadura. Los guerreros de las planicies les llaman "Jabalinas", a las armaduras, herramientas de nobleza creadas en una época más civilizada, destinadas a tiempos de barbarie.

Forjada a partir de los restos de la Jabalina de mi madre, mi armadura solo conserva un símbolo en honor a su memoria y la memoria de todos mis ancestros, el sello de nuestra casa, la casa Zortón un linaje que se mantuvo intacto hasta mí, pues con el fallecimiento de mi madre, no tuve la oportunidad de probar mi valía ante su Jabalina a través del ritual "Sanguinis Vinculum".

Sin perder más tiempo en reflexiones absurdas, subo a través de la bahía y una vez en lo más alto, extendiendo los brazos y separo las piernas, permitiendo que las máquinas circundantes encarcelaran cada parte de mi cuerpo en este ataúd de metal móvil. Una vez terminado, los sistemas estuvieron en línea y los mecanismos de control activos, tome mis armas y me encamine a la salida, topándome con Ricardo nuevamente, quien dirigiría esta misión. Avanzamos hasta los "Nómadas", fuera del hangar la nieve rodeaba cada parte del suelo, allí encontramos a nuestros demás compañeros y la tormenta empezaba a dar sus primeras señales de vida a nuestro alrededor.

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