NOSTRA MEMORIAS

DULCIS AQUA

Después de aquel abordaje, solo me pregunto... ¿Como hice para terminar esclava en este navío?. A diario soportamos decenas de azotes por nuestros captores, adecuamos cada cubierta en la nave y nos hacemos cargo de las constantes reparaciones a causa de los daños. Llevo aquí tres rotaciones lunares, un tiempo insignificante a comparación del Viejo Perkins, quien está aquí hace doce inviernos... Al menos según sus palabras, pues parece haberse resignado a la idea de escapar y anhela que su muerte llegue en alta mar... Algún día.

Mis intentos de escape se triplicaron en los últimos cuatro días previos a zarpar de "Quelonios", pues el capitán Ferran ha estado en tras el olor a sangre y sal unidas, últimamente... Es el décimo quinto día desde la última vez que tocamos tierra. Solo puedo intentar sobrevivir a la batalla que se aproximaba.

Para cuando el capitán Ferran avisto el primer barco, no tardo en poner en marcha los preparativos, se trataba de un Acorazado clase Colossus, apenas visible al horizonte, con rumbo a lo que parecía ser una tormenta. No dio espera en hacer sonar la alarma y un penetrarte sonido que resonaba entre las cubiertas y pasillos de la nave, tomando la atención de mis sentidos, mientras el sonido de los pasos del resto de tripulantes, fueron eclipsados al instante, nuestro navío procedió a cambiar el rumbo y aumentar la velocidad... Señal por la que procedí a descender desde el mástil de observación, cruzando entre las cubiertas de la nave hasta llegar a la cubierta de armas, un espacio ahora caótico lleno de gritos y pasos apresurados, donde cada miembro de la tripulación o esclavo de esta, se preparaban para la batalla.

Mi destino actual sería el Control de Armamento en la nave, una vez allí me daré el lujo de volver a preocuparme por sobrevivir a la batalla, ya que el Capitán Ferran planea abordar el navío enemigo y para ello, solo confía en una docena de hombres fuera de sus oficiales. Caminando por entre la cubierta fui envestida por algo más fuerte que el balanceo de la nave, algo que si podría hacer contacto directo conmigo... Se trataba de un chico, más joven que yo, eso seguro y con una prominente barba en su rostro, se encontraba cargando con varias cajas de munición con ayuda de un pequeño carro de carga consigo.

− ¡Disculpe Madame no consigo observar muy bien con a esta carga! − − Dijo el chico a su vez que yo me levantaba –

− No hay cuidado... ¡Arriba! − − Pronuncie mientras ofrecía mi mano en reincorporar al chico − − ¿Tienes nombre? –

− Soy Jones, David Jones... ¡Me disculparas, pero la batería 2 ya tendría que estar cargada! –

− En ese caso estas de suerte. Hoy serás mi segundo... Soy Victoria Lane − − Dije a la vez que levantaba una de las pesadas cajas − − A menos que quieras seguir cargando armamento sin sentido, apúrate –

− Claro... Victoria, te sigo –

Sin decirnos más, avanzamos juntos por la cubierta con que se moldeaba rápidamente, pasando de ser transcurrida y desordenada a organizada y algo tranquila, sentí como la marea cambiaba, el balanceo de la nave procedía a ser más errático y poderoso. Nos acercábamos al centro de la cubierta, que yace dividía entre salas dependiendo del tamaño de los cañones, torretas y baterías. Las luces que hasta ahora mantenía un incómodo color blanco, pronto cambiaron en un penetrante rojo, una luz que no hizo más que erizar mi piel al contacto, trayéndome una fría sensación que partió desde el bajo de mi espalda, escalando hasta pasar por mi cabello. Aviste la que sería nuestra estación y dentro de ella ya se encontraban dos sujetos, llenos de suciedad y sudor, así como yo desde que llegue a este navío. Suponiendo que alguno de ellos sería mi segundo, reasigne sus tareas a recargar el armamento y munición.

− ¡3-15, CERRADO! –

− ¡2-7, cerrado! –

− 1- 4, cerrado. –