𝕹𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖖𝖚𝖎𝖘𝖎𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖘𝖙𝖔

Capítulo 5

(⁠✷ La cuarta luna ✷⁠)

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Todo a mi alrededor siempre es un caos, pero no me importa eso.

Desde que tengo memoria eh sido criado en el bosque, pero no por personas si no que por jabalíes.

O éso es lo que me dijo el anciano que me crío, decía que yo había ido hacia en cierto patas y chillando como un jabalí.

El anciano me acogió en su hogar por que sus nietos nunca lo fueron a visitar, por eso me acojio como su nieto.

El me enseñó todo lo que tenía que aprender, caminar, defenderme, cuidarme, comer comida decente y no comer los animales crudos así como si nada y a que tenía que ser muy fuerte.

Recuerdo ser demasiado inquieto y competitivo, solo quería pelear con cualquiera que se me atravesara, solo por demostrar que yo era más fuerte.

Pero todo cambio cuando me tuve que ir.

Yo necesitaba salir por mi naturaleza ruda, pero como había dicho antes, el mundo me jugó una muy mala jugada.

Resulta que el anciano había muerto de vejez, y aún así sus familiares nunca aparecieron, eran repugnantes y unas mierdas, alguien importante habia muerto y nadie había venido a verlo en todo ese tiempo, o bueno, solo vino uno de ellos, el y yo jamás tuvimos una buena relación, fue el primero que quiso botarme de la casa pero el anciano siempre me cuidaba, por lo que no podia hacerlo.

Más sin embargo nada más tuvo la oportunidad, me corrió de la casa.

No lo entiendo, ese era mi hogar.

Por qué me estaba corriendo si ese era MI hogar, pero bueno, no es momento para recordar cosas innecesarias. Me tuve que ir a la fuerza, pero, eso no significaba que dejaba al anciano.

Cada cierto tiempo iba a la tumba del anciano y le dejaba un puñado de bellotas.

Esa era mi manera de decirle que lo extrañaba.

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El tiempo paso y tuve que aprender a vivír en el bosque de nuevo, pero no fue nada difícil vivir de nuevo en la naturaleza.

Era de cierta manera relajante, y gracias a lo aprendido por el anciano pude adaptarme mejor a mis necesidades.

Era increíble poder volver a mis raíces y disfrutar de mi libertad en el exterior.

Sin embargo, con el tiempo el bosque empezó a poblarse de personas que a simple vista se veían muy agresivas pero nada que una patada de mi bosque no lo resolviera.

En una ocasión en la que pelié con uno de ellos me di cuenta de que las heridas que tenía en el cuerpo se regeneraron.

Pero eso no era ningun problema, los deje inconvenientes y los puse cerca de un árbol.

Durante todo ese tiempo me pregunte que podría hacer con ellos pero de repente sentí los rayos del sol y pude ver cómo estos gritaban de dolor para después desintegrarse.

Eso fue el inicio de mi deseo de poder y de matar a demonios.

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Empecé a seguir una rutina al matar a esas cosas:

Primero era que peleba con ellos y después los ponía a incinerar al sol.