1. El comienzo de todo

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Una tranquila tarde primaveral de un viernes cualquiera tres amigas caminaban riendo por la calle. Y, pese a ir muy cargadas, estaban pasando un buen rato. Igualmente, deseaban llegar a su casa y empezar a preparar la noche.

— La próxima vez pillamos el bus eh chicas —decía la rubia del grupo con las manos doloridas por las bolsas.

— Jajajajja. Pero qué exagerada que eres Denna, el súper está a tan solo 5 minutos andando de casa —contestaba la morena.

— Bueno, estará a cinco minutos. Pero cargadas como vamos parece que llevamos andando una hora —respondía la aludida mientras se paraba junto a un banco para descansar unos segundos.

— Vamos chichas, que con tanta parada de camino a casa van a empezar a llegar antes de que tengamos la masa de la pizza hecha —comentaba una chica pelirroja de cabello por los hombros.

— Venga Vio solo unos segundos —pedía Denna con un puchero— estas bolsas me están quitando la circulación de la mano, y me gustaría mucho conservarla.

Violeta se giró con una mirada divertida sentándose en el banco junto a su amiga.

— Vale, pero no nos quedaremos mucho tiempo. A pesar de que esta gente sea súper, pero súper impuntual acabarán llegando, y sería un muy buen detalle por nuestra parte que no nos tuvieran que ayudar con la cena. Para algo la hacemos cada semana en una casa diferente —respondía la pelirroja pacientemente.

— Por eso no hay que preocuparse —dijo la morena haciendo que sus amigas se giraran a mirarla— yo puedo distraerles.

— Me das miedo cuando pones esa sonrisa Salma. No quiero imaginarme las locuras que estarán pasando por tu cabecita en este momento —contestaba Denna divertida.

— Vamos chicas —decía Violeta riéndose mientras se levantaba de aquel banco —estamos a 50 m del portal, lo estoy viendo desde aquí.

Las chicas se levantaron del banco y subieron a su casa. Habían quedado en que sus amigos empezarían a llegar sobre las nueve, aunque conociéndolos los primeros en llegar lo harían en torno a las nueve y media. Igualmente, siendo las ocho menos cuarto, iban un poco justas para preparar aquella magnífica velada que con tanto esmero e ilusión habían planeado varios días atrás.

— Harina, levadura prensada, tomate, queso... — iba enumerando Violeta los ingredientes que utilizarían— creo que está todo. ¿Nos ponemos a ello?

— Sí, claro —contestó una alegre Denna— ¿Por qué no hacemos primero la masa, y mientras crece preparamos el resto de las cosas?

— Me parece una idea genial Denna, que si no al final no cenamos —comentaba Salma con preocupación mirando la hora—. Hay que tener todo listo en apenas una hora.

Sorprendentemente las chicas lograron hacer la masa de la pizza en tiempo récord, y empezaron con la decoración del apartamento.

— Ay Salma porfa, ayúdame a colocar esta guirnalda, que tú eres más alta —decía Denna subida de puntillas sobre un taburete.

— Ahora no puedo, tengo las manos ocupadas —contestaba ella cargando con un hule y servilletas de papel para la mesa del salón— ¿Puedes ayudarla tú Vio?

— ¡Pero si ella tampoco llegará que es casi igual de alta que yo! —se quejaba Denna.

— Oye guapa —saltaba la aludida yendo a ayudar a Denna— que no soy Pau Gasol, pero más que Cardi B sí que mido.

— Ay muchas gracias Vio, va a ser que sí eres un poco más alta que yo —seguía Denna entre risas.

— Solo un poquito —respondía la pelirroja mirando la hora—. Son las nueve chicas, ¿nos ponemos dos con la pizza mientras la otra termina de preparar esto? Creo que solo queda la mesa.

Aquella madrugada del domingo- KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora