1. Hate you

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Dicen que el primer amor nunca se olvida, pero Jaemin lo estaba intentando.

Comenzaría la universidad en menos de veinticuatro horas y todo en lo que podía pensar era en la secundaria. ¿No era gracioso? Se suponía que debía estar enfocado en el futuro, su futuro, pero mientras empacaba las cosas y hablaba por teléfono con Renjun, todo lo que se le vino a la mente fue el pasado.

–¿Crees que haya una fiesta de bienvenida? –Renjun preguntó al otro lado de la línea.

–De seguro Hyuck hará una.

Renjun se rio. Jaemin podía imaginarlo acostado en la alfombra de su habitación, quizá fumando y escuchando su playlist de rock alternativo. Los padres de Renjun eran un par de hippies que tenían cero problemas con las cosas que normalmente los padres prohibirían. Renjun creció con los Beatles y la idea del anarquismo como un buen tatuaje, más todo ese rollo sesentero. Jaemin lo envidiaba un poco, sus padres no eran precisamente malos, pero si estaban chapados a la antigua.

Incluso hicieron un escándalo cuando Jaemin les dijo que era gay en plena preparatoria. Y eso que las pistas habían sido bastante obvias, es decir, suspirar por su mejor amigo durante tres años seguidos debió haberles dado un indicio.

–Oye –dijo Renjun después de un par de minutos en silencio. Jaemin ya había terminado su primera valija, ahora solo le quedaba guardar los objetos personales que se llevaría a la residencia estudiantil.

–¿Mmh?

–Tú... ya sabes... sé que no quieres hablar de esto, pero es parte de mi trabajo como tu amigo preguntártelo.

Jaemin se detuvo, tenía un portarretratos en su mano, era una fotografía de los primeros años en el instituto, con todos sus amigos en ella. La foto había sido tomada después de los finales de su cuarto año. Renjun llevaba el cabello corto y todavía persistía ese colmillo salido de su sonrisa. Mark tenía una gorra de baseball que le cubría la mitad de la cara y Hyuck intentaba quitársela. Los eternos rivales jugando al tira y afloja. Al otro lado, un poco más apartados, estaban ellos dos, compartiendo una sonrisa tímida y apenas un roce de sus hombros que no significaría nada para un espectador externo, pero que era los primeros indicios de algo nuevo.

Sepultó el portarretratos bajo algunas de sus novelas favoritas.

–Ya han pasado más de tres meses, no sé qué quieres que te diga.

–Oh, bien, supongo que fue una pregunta estúpida. Tres meses no es mucho tiempo para una ruptura.

Jaemin frunció el ceño.

–Quizá para algunas personas lo sea y para otras no.

Definitivamente no para él. Ese verano fue el peor de todos, se sintió como tener una cortada en el corazón y que todos los días le echasen sal a la herida. Podía sentir la mirada resignada de Renjun al otro lado de la línea.

–Min, olvídalo, él no está tomándolo tan bien como tú crees.

Jaemin chistó.

–¿Por qué no lo haría? –razonó, arrancando de la estantería el osito de cerámica que su estúpido ex novio le había hecho hacía dos jodidos años. Lo puso en la caja que iría a dar al sótano de la casa. –Fue él quien me terminó, al menos debería dejarme ser quien sufra más de los dos. Pero ya lo conoces, es un poco egoísta el bastardo.

–Jaemin...

–¿Podemos hablar más tarde? –Suspiró, frotándose la cara para ahuyentar el molesto dolor de cabeza que le había estado acompañando últimamente. –Necesito terminar de preparar la mudanza.

We can't be FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora