La primera vez que Jaemin vio El eterno resplandor de una mente sin recuerdos se sintió mal por no ser lo bastante inteligente como para entenderla. Entonces se dio cuenta de que no era cuestión de inteligencia.Ahora, que estaba con su bolso de mano, esperando a que Mark viniese a recogerlo, solo quería ser Jim Carrey para borrar cada pequeño fragmento de su memoria en el que su ex vivía. Las personas mayores decían que uno no debía arrepentirse de las cosas que lo hicieron ser quien era, de los pequeños momentos en que fue eternamente feliz. Pero Jaemin estaba cansado de luchar. Hoy, sobre todo, fue devastador tener que salir de la cama.
Era veinte de diciembre, faltaban cinco días para navidad y todavía no sabía qué demonios hacía allí, con la nieve bajo sus zapatos, sabiendo que reviviría algunas de las cosas que solo le harían más arduo el trabajo de cumplir el punto número cinco de su lista.
Había un cartel en medio de la cuadra de su casa, Mark estacionó frente a él y bajó del auto para ayudarle a acomodar su bolso junto con el resto de equipaje y provisiones. Se acomodó en el asiento trasero y saludó a Hyuck a través del espejo retrovisor.
–Pasaremos a buscar a Mina y a Yunho antes de ir a la gasolinera –dijo Mark, poniéndose en marcha.
Estaba frío afuera, era el peor inverno que habían atravesado desde hacía un par de años. Jaemin se frotó las manos y sopló su aliento sobre ellas. Hyuck bajó el volumen de la música, se levantó las gafas y giró en su asiento para clavar la mirada en Jaemin.
–¿En serio? –masculló, alzando una de sus cejas –¿Por qué invitaste al chico con el que ni siquiera has podido acostarte?
Jaemin apoyó el codo en la ventanilla.
–Así que Jeno y Mark pueden traer a sus ligues, pero está mal si yo lo hago –no pretendía sonar quisquilloso, pero así fue–, ¿lo he entendido bien?
Mark se tensó en su asiento, Jaemin podría notar la incomodidad a millas de distancia. Hyuck frunció el ceño. Y ambos se prepararon para discutir, porque si bien Haechan era la persona más cercana a él en el último tiempo, eso también lo había convertido en su psicoanalista personal y sin sueldo fijo.
–El ligue de Jeno, ¿de qué diablos hablas? Oh... espera, ¿te refieres a Chenle?
Hubo una sonrisa en sus labios que se desvaneció en cuanto Mark le golpeó el muslo.
–Deja que lo resuelva por sí mismo.
–¡Pero él me está dando vergüenza ajena!
–Donghyuck –advirtió Mark, frotándole la rodilla antes de volver a poner su mano en el volante. –Nos divertiremos chicos, por favor, nada de tensiones.
–Bien, como sea –respondió Hyuck.
Jaemin se adelantó, inclinándose para estar entre los asientos de sus amigos.
–¿De qué me estoy perdiendo?
–De nada –Hyuck empujó su frente. –Y Chenle es agradable, así que no te comportes como un mocoso resentido frente a él, ¿entendido?
–No soy tan infantil y no estoy tan despechado para desquitarme con él.
Si lo estaba.
Amarle no era tan difícil, Jaemin era una persona simple, o eso era lo que todos le decían.
La verdad era que Jaemin tenía un don para confeccionarse máscaras. Para aclarar los puntos, él no era un psicópata, ¿o acaso un psicópata lloraría por aplastar a una hormiga con el trasero? Estaba seguro de que no. Pero a veces temía que alguien pudiese ver debajo de todas sus máscaras y ni él mismo sabía lo que podría encontrar tras toda esa gruesa superficie. Era tímido y pegajoso con Mark; efusivo, discordante y charlatán con Haechan; tranquilo y contemplativo con Renjun; un buen hyung (a veces vergonzoso) con Wonbin; tonto y resentido con su hermana; actuaba como un verdadero hermano ejemplar con Hoon, viendo películas de guerra y cuidándose las espaldas en los momentos cruciales de la vida. Había tantas personas conviviendo dentro de sí que temía no encontrar la indicada.
ESTÁS LEYENDO
We can't be Friends
FanfictionDicen que el primer amor nunca se olvida, pero Jaemin lo estaba intentando. Basado en "We can't be friends" de Ariana Grande.