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Narrador

—Por cierto, Giselle me ha hablado de Jaewook —comentó Karina en el coche—. Me ha dicho algo extraño.

—¿Que te dijo?

—Dice que esta desaparecido. Que apenas queda con sus amigos, que no sabe mucho de él desde hace unos días... —la miró—. Créeme, eso es raro.

—No sé que puede estar tramando... —suspiró—. ¿Qué hora es?

—Las 11 am, ¿por?

—Ya deben de estar en el Motel, iban a ir por la mañana. Deberíamos contarles cuando vuelvan, aunque a saber qué descubren ahí.

Karina suspiró e hizo su cabeza hacia atrás en el asiento.

—Tengo miedo —musitó desde sus adentros.

Minjeong se sorprendió, tanto que giró el rostro hacia ella y la miró apenada unos segundos.

—Todo va a estar bien —puso su mano sobre su muslo acariciandola lentamente—. Te dije que te cuidaría.

Karina colocó su mano sobre la de ella devolviéndole la caricia tierna. Le sonrió.

—Haces que sienta que no todo es tan malo —confesó la morena—. Desde que te conocí es como sí siempre hubiera estado esperando a alguien, y ese alguien eras tú.

Minjeong sonrió inmensamente, tanto que le dieron ganas de frenar el coche en medio de la carretera para abrazarla.

—Lo siento, ha sido demasiado pasteloso.

—No vuelvas a pedirme disculpas por algo así, porque lo único que quiero hacer es parar el coche para besarte y no puedo hacerlo.

Karina alzó las cejas sorprendida.

—Wow, Kim —dijo riendo.

—Yo nunca pensé que conocería a una persona que me pusiera la vida patas arriba, la verdad.

—Lo tomaré como un cumplido.

—Pero de verdad, voy a cuidarte siempre Karina, trabaje o no para ti.

—¿Cuidarme? ¿Ya no es protegerme?

—Yo siempre te cuidé. Era inevitable.

Karina sonrió, agarró la mano de Minjeong y le dio un besito sobre ella. La morena estaba tan enamorada de ella que a veces sentía que eso de tocar el cielo con la punta de los dedos podía ser verdad.

***

El inspector de policía, Minho y Key llegaron al Motel California por la mañana. Se suponía que iba a ser algo tranquilo y sencillo, seria entrar, ver qué había ahi dentro y salir pasando desapercibidos. Ese era el plan, pero tampoco tenían idea de qué se iban a encontrar.

Fueron listos y consiguieron que le dieran la llave de la 157 antes de lo previsto. Se plantaron frente a la habitación y miraron a su alrededor.

—No me puedo creer que hayan aceptado darte una llave con tanta facilidad —comentó Minho.

—Ya le dije como funciona este país.

—Pues es una vergüenza, así nadie va a sentirse seguro.

—Le recuerdo que es usted el que debe cambiar eso, ¿no? Para algo es el embajador —contestó el inspector dejándole sin habla.

—Creo que es momento de entrar —dijo Key frenando su conversación.

Key introdujo la llave y antes de girar habló el inspector.

Protecting Yu | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora