CAPÍTULO 3

299 19 3
                                    

CAPÍTULO III. ASESINO


ANGIE

Mis pies hacían el esfuerzo de correr todo lo que podían. Mi corazón agitado temía que en algún momento pudieran atraparme. Por suerte ya estaba en la entrada de la casa, donde fácilmente pude salir por la reja. Una vez en la calle seguí corriendo hasta que mis pulmones me pidieron un descanso.

Nadie me seguía, por un momento me sentí aliviada. Aunque por otra parte estaba perdida y no sabía qué hacer. Sigo caminando por aquellas calles buscando algún sitio que me indique donde estoy. Pero no había nada, ni nadie. Sólo enormes mansiones una al lado de la otra. Así que sigo caminando por la calle donde estaba.

De repente se para un coche negro delante de mí, de el, salen los mismos hombres que me seguían. Di media vuelta para salir corriendo pero otro coche se para antes de que de un solo paso, de el salen mas hombres.

Llega otro coche y este lo reconozco en seguida, era el coche de Alex. Veo como sale y se acerca a mí a pasos largos y rápidos.

— No te acerques — le digo dando un paso atrás, sin embargo él hizo caso omiso a mis palabras. — ¡Dije que no te acerques!

— ¡¿Se puede saber qué hacías allí abajo?!
— Suéltame no me toques, eres un puto asesino — dije cuando me agarró del brazo.

— ¡Callate! Y ahora camina hacía el coche — con un poco de fuerza empujo mi cuerpo en dirección al coche.

— No, no voy a ir contigo, no iré con un asesino. Eres un puto psicopata asesino.

— ¡Basta! — en ese mismo instante su mano había impactado con mi mejilla, provocando que me tambaleara un poco por la fuerza del impacto. — ¡Si soy un asesino, pero no solo eso, soy mucho peor! Puedo matarte aquí mismo y nadie lo sabría.

— No... — ni siquiera me salen las palabras en ese momento, tenía miedo, mucho miedo. Después de todo sabía que sería capaz de hacer tal cosa.

— Cariño te vas a casar con un mafioso, soy capaz de hacer cosas peores.

Mis ojos se abren sorprendidos por lo que acababa de decir. No podía ser. ¿Un mafioso?

— No puede ser verdad.

— Pues créetelo, ahora vamos si no quieres que tu familia acabe del mismo modo que ese hombre.

En ese instante miré a mi alrededor una vez más, buscando por donde podía huir, sin embargo aquellos hombres vestidos de negro formaban un circulo, donde era imposible pasar entre ellos.
Siento un agarre en mi brazo, sabía que era Alex. Al verlo tan cerca de mí el miedo volvió haciendo que empiece a darle patadas a los pies para detenerlo y que me soltase. Pero finalmente la que acabó en el suelo fui yo.

Cansado soltó varias maldiciones antes de cogerme en su hombre como si fuera una pluma. No me soltó en ningún momento, hasta dejarme en el asiento del coche. El sonido que provocó la puerta al cerrarse retumbó mi oído derecho, haciendo que mis dedos vayan rápidamente a la zona afectada. Alex se subió y empezó a conducir sin decir nada, yo tampoco solté ni una palabra.

Pocos minutos después llegamos a casa, otra vez estaba delante de aquél infierno en el que viviría. Alex bajó del coche, dio la vuelta hasta llegar a mi lado y abrirme la puerta. Su mirada me decía baja sin embargo mis pies eran incapaces de moverse. Lo miré fijamente gritando con la mirada y aunque ya llevábamos unos segundos mirándonos fijamente finalmente decidí bajar.

Sin esperarlo fui directamente a la habitación, donde una vez allí, lo primero que hice fue buscar mi móvil, rápidamente marqué el número de la policía. No pensaba quedarme de brazos cruzados. Pero cuando me respondió lo que parecía un policía él móvil se me fue arrebatado de mis manos.

TÚ, MÍ DROGA #MAFIA 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora