Estoy en la sala comiendo papas fritas, viendo La ley y el orden cuando mi madre pasa por detrás del sillón y me habla.
─Cariño, creo que debes de salir más, con tus amigos, tal y como lo hacías antes.
─Pues lamento arruinar tus sueños mamá, solo que ya no tengo amigos, ni me interesa tenerlos. ─Digo mientras tomo mi reciente de papas fritas y decido dirigirme a mi habitación.
─ ¿Qué pasó con Alejandro y Vanessa? Ya no los ves desde la fiesta de él.
Mis ojos se cristalizan cuando escucho esos nombres, me hacen sentir molesto, con ganas de gritar y hacerlos desaparecer.
─Ellos solo quieren ser vistos por todos, sabes que eso no va conmigo. Es patético. ─Además de que la idea de estar drogado todo el tiempo no me agrada, mucho menos tener orgias cada fin de semana, pero claro, eso no se lo diría a mi madre.
─Cachorro, deberías de integrarte con ellos de nuevo, te haría bien salir un poco.
─No mamá y no hay negociaciones.
Subo a mi habitación y sin ganas de seguir comiendo, dejo mis papas en la mesa de noche. Tomo una manta y me cubro hasta que me quedo dormido, últimamente no existe mucho apetito y mi actividad favorita es dormir, comienzo a olvidar mi propia risa y el sentimiento de felicidad.
Cuando duermo, solo tengo pesadillas y mi cabeza no deja de pensar, aunque las pesadillas hacen las siestas más pesadas, dormir sigue siendo menos doloroso que lidiar con la mente y la gente que trata de que me vea mejor solo porque les incomoda hablar de la realidad; al igual que los imbéciles de la universidad que me creen genial por ser "misterioso" y quieren ser esos amigos que pueden lograr que les hable de todo.
Después de mi siesta de 3 horas, despierto no por voluntad propia, si no, por los tres golpes en mi puerta. ¿Les conté que soy adoptado y mis mamás son super intensas? Durante 14 años de mi vida, viví en un refugio para drogadictos, con la misma ropa durante meses hasta que se rompía por el uso, salía a tratar de trabajar, aunque no conseguía nada, vi cómo murió mi madre biológica mientras se inyectaba heroína y fue un día de trabajo en el semáforo Elisa y Marcela me encontraron, algo de mí las cautivó y comenzaron a mover papeles para quedarse conmigo, al principio me enojé, creyendo que me estaban tratando como un perro que querían para un rato, sin embargo, fue lo mejor que me pasó en la vida. Después de que contrataran al mejor abogado, hicieran miles de estudios en mí persona y en casa de ellas; cuando al fin les autorizaron la adopción, estuvimos en diversos procesos psicológicos, en mi caso, no tenían a nadie que detuviera mi adopción, nadie más que el estado y al ver que eran una pareja adinerada, sin problema dieron el sí.
Los golpes seguramente provienen de Marcela que acaba de llegar al trabajo y viene a saludar.
─Puedes pasar. ─La puerta se abre y como lo suponía, es Marcela. Se acerca hasta sentarse sobre mi cama; se que quiere decirme algo por la forma en la que juega con sus manos.
─ ¿Cómo estás, Chris? Mamá me dijo que has dormido todo el día, estamos preocupadas.
Mi plan es sencillo, llevo meses pensando cómo las voy a convencer de que me dejen mudarme un poco lejos de ellas, ya saben, para que mi perdida no la sientan cercana, porque si, he estado planeando cómo acabar con mi perfecta vida. Considero que este es el momento que estaba buscando para comentarles acerca de la mudanza.
─No lo sé, ma, creo que necesito un cambio. Estoy muy cansado de la rutina, de lo que pasa a mi alrededor, no me gusta mi universidad, ni la gente que va ahí. Necesito un respiro.
─Creo que es algo que debemos de conversar con mamá ¿no crees? ─Solo asiento.
Marcela llama a Elisa. Con mis dos madres sentadas en el borde de mi cama, seguimos hablando del tema durante varios minutos. Tras una larga conversación, un par de lágrimas, miles de argumentos a favor y en contra, llegamos a un acuerdo el cual me pareció perfecto.
─Comencemos a buscar universidades en Miami, un departamento y si todo sale bien en unas dos semanas estarás trazando tu nuevo camino. ─Dice Marcela sin poder disimular el nudo que continuaba en su garganta.
Aunque el cambio entre Jacksonville y Miami son solo 5 horas y media en carretera, sigo estando lejos, perfecto para aislarme en un lugar tan turístico e insoportable como lo es Miami, más razones para estar cansado de todo.
─Al menos te vendrá bien el clima, la playa y la fiesta, quizás así puedas agarrar un poco de color en esas mejillas pálidas. ─Suelta Elisa entre risas y sollozos.
Mamá Elisa es la más sensible y hogareña, mientras que mami Marcela es más firme, la que resuelve, obsesiva con el trabajo y el dinero; sin embargo, decidieron que mi idea no era tan mala, así yo conocería el mundo lejos de su protección, haciendo la reflexión que debían dejarme volar. Así que Miami, prepárate, espero no estorbarte por mucho tiempo.
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Un Último Respiro
Teen FictionMe siento excesivamente cansado de lo que pasa por mi mente a pesar de tener una de las mejores familias, pero justo cuando creí que todo estaba perdido unos ojos verdes me regresaron a la vida, motivándome a quedarme y creer en el "destino"; mi nom...