Luego de mi primer fin de semana en Miami, acomodando cosas, ya es lunes y es momento de hacer lo que más me gusta en el mundo, llamar la atención. Estoy sentado en la oficina de mi tutor, donde tendré que estar escuchando y si muy mal me va, hablando de mí.
─Hola Christian, mucho gusto, soy Louis, te voy a explicar todo respecto a tus clases y posiblemente será lo más aburrido de tu vida, pero trata de recordar lo más importante. ─Louis es un hombre de tez oscura, lentes y pelo rizado.
Justo cuando empezó a hablar apagué mi cerebro, sé que este semestre se basa en historia francesa, así que nuestro idioma a cursar es el francés, es lo único que realmente me importa de la carrera, los idiomas y supongo que si algún día me atrevo a publicar un libro estos 4 años me servirán de algo, sin embargo, no sé si termine esos 4 años. Vuelvo a prestarle atención a Louis cuando dice algo que realmente me llama la atención, el futbol. Dice que para entrar al equipo debo de hablar con un tal Andrés, quien es el capitán del equipo, según Louis, si quiero entrar debo de resignarme a que no jugaré como titular ya que el torneo inicia hoy y la alineación está previamente establecida; lo que él no sabe es que nadie en esta universidad es mejor que yo.
─Ahora Samantha te mostrará todo el campus y te acompañará a tu primera clase.
Cuando salgo de la oficina hay dos chicas, una de ellas está vestida de negro y diversas cadenas en los bolsillos de sus pantalones, camiseta muy grande, botas negras y su piel es muy blanca; la otra me da la espalda pero va vestida con una falda blanca, un polo rosado, tenis blancos y en su pelo lleva un listón del mismo tono rosado amarrado como moño, su piel es blanca y su pelo es castaño claro; no logro verle la cara ya que se despiden y se va antes de que pueda llegar a ellas, supongo que la que se queda es Samantha.
─Eres Christian ¿verdad?
Asiento.
─Mucho gusto Sam. ─Digo con las manos en los bolsillos. Veo que se molesta.
─Samantha, nada de diminutivos, no eres mi amigo y esto no lo hago por gusto. ─Contesta, al parecer es ruda.
Comienza a caminar muy rápido, dice cosas que no logro entender ni escuchar. Procedo a molestarla.
─Si no haces las cosas por gusto, te puedes amargar. ─Me ignora y continuo. ─Te harás vieja muy rápido.
─Basta.
─Al menos me hubieras regalado una sonrisa para no sentirme tan raro.
─Suficiente, encuentra tu salón solo. ─Presiona sobre mi pecho un papel y lo agarro antes de que toque el suelo.
─No te enojes Sammy. ─Fue inútil, ella iba saliendo del edificio. Echo un vistazo al papel que dejó en mis manos y me percato que es un mapa, los edificios, los jardines, las canchas, es increíblemente gigante. ─Qué humor, Sammy.
─Así es Samantha Storn. ─Dice un chico que se encuentra sentado en un pequeño sillón dentro de un salón que no había visto.
─Soy Christian y estoy perdido gracias a Samantha. ─Digo de malas.
─Soy Alex. Alexander. ─Se acerca a mí y estrechamos nuestras manos. ─A Samantha no le gusta nadie externo a su grupo de amigos, así que no te preocupes.
Los que asisten a este lugar tienen un estilo que hace que me avergüence del mío, mientras hoy visto un pantalón tipo cargo color negro, una camiseta blanca con estampado de Nirvana y converse del mismo color. Suelo tener muchos estilos pero sin duda este es mi favorito. Pero, Alex, él viste con una camisa blanca enrollada a ¾ de manga, pantalón beige y converse rojos, buen gusto en tenis.
ESTÁS LEYENDO
Un Último Respiro
Teen FictionMe siento excesivamente cansado de lo que pasa por mi mente a pesar de tener una de las mejores familias, pero justo cuando creí que todo estaba perdido unos ojos verdes me regresaron a la vida, motivándome a quedarme y creer en el "destino"; mi nom...