Capitulo 3: Un viaje en silencio.

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Han pasado tres días desde la gran despedida, podrán decir que mis madres se enojaron y por eso me están llevando a Miami 4 días antes, yo también lo pienso, pero ellas dicen que así facilitaremos las cosas, que si me falta algo pueden traerlo o comprarlo, no quieren que me pase nada cuando comiencen las clases porque claro que la excusa de una mejor vida académica también formó parte de nuestra conversación. No han querido tocar el tema de mi odio hacía mis "mejores amigos" pero sé que cuando sepan el origen de todo, ellas los odiarán el triple. Pero no estoy listo, la culpa también me ata.

Según mi mente, alejarnos nos dará el valor de descansar para siempre; varias personas han confirmado que estar lejos de casa y la familia solo aumenta la depresión ¿y qué les digo? Yo no podría estar más hundido ¿o sí?

Camino a Miami mis madres no dicen nada, son 5 horas de silencio, además, estoy castigado durante una semana sin auto, así que tendré que volar el siguiente viernes en 8 días exactamente. Al igual que mi castigo lo veo como un pretexto para que regrese a casa antes de lo esperado, controlar que esté comiendo bien y no haya muerto en la primera semana (pero ojalá).

Después de unas horas, llegamos a un condominio muy cerca de la playa, nos tuvimos que adentrar ya que mi departamento está a la orilla de ella; al llegar, bajamos las cosas y entramos, subimos hasta el quinto piso, departamento 13; al abrir la puerta me encuentro con una sala preciosa color café, seguido de un comedor con seis sillas, al fondo, una gran puerta de vidrio que da a un primer balcón, esta da vista a un gran lienzo azul, donde no se puede distinguir el cielo del mar; siento algo casi tan parecido como la felicidad, quizás es paz pero una vista así le genera eso a cualquiera.

Al seguir adentrándonos, me encuentro con la cocina, es pequeña pero amplia a la vez, no puedo creer que viviré en este lugar, tampoco logro creer que lo usaré de la peor manera, sé que el Christian de hace unos años aprovecharía cada fin de semana para armar una fiesta legendaria. Mis madres eligieron este lugar para que lograra conectar conmigo mismo, ojalá eso no pase.

─Marcela, ven a ver el cuarto, es mejor que en las fotos.

Elisa no me habló a mí, pero claro que también estoy yendo. Cuando entro, siento algo raro, como su me tranquilizara, las paredes tienen un color azul con una línea blanca que rodea la habitación, la cama es grande y hay una gran caja en el techo la cual se abre en el momento que Marcela aprieta un botón, es una pantalla, encaja perfecto para que a los lados se pueda apreciar la vista. Mi habitación tiene un segundo balcón el cual me va a permitir ver la playa cada vez que abra los ojos, al salir por la gran puerta de cristal, el ruido de las olas rompiendo sobre unas piedras invaden nuestros oídos.

─Es bellísimo. ─dice Marcela.

─Gracias, por tanto, en serio, gracias. ─Mi voz suena muy bajo, pero sé me escucharon en el momento que ambas me ven y planta un beso en mi cabeza.

Se acabó la batalla.

──Hace diez años no hubiera imaginado que estaría en un lugar como este.

─Nosotras no hubiéramos imaginado que estarías aquí, que tuviéramos un hijo tan increíble. ─Me dice Elisa.

─Hasta diría que te pareces a nosotras ¿no crees? ─Dice Marcela pellizcando mis mejillas.

─Mamá eso es imposible, si me pareciera a ustedes no me hubieran recogido en un semáforo, así no funciona.

─Christian, ya hablamos de estos comentarios, nosotras te amamos como si llevaras la sangre de las dos. ─Contestas Marcela. Siempre se molesta cuando corto estos momentos.

Prefiero no contestar y ninguno dice nada. Decidimos comenzar a acomodar mi ropa y ciertas cosas que trajimos de casa, lo básico, ya que el departamento está completamente amueblado no hace falta nada más que lo personal. Al caer la noche, fuimos a cenar, es tarde para que manejen a casa así que las dejaré quedarse en mi cama; al llegar al restaurante de comida japonesa Elisa estaba fascinada con cada cosa que veía, en cambio, Marcela y yo estábamos encantados con cada platillo.

Al terminar, muero de ganas de ir al baño, en el camino una chica capturó mi atención por completo, estoy frente a ella, interrumpo su salida del baño, es muy pequeña, aunque junto a mi 1.90 m la mayoría suele ser más pequeños, quizás ella mide unos 1.70 m, su pelo es castaño, casi del mismo tono que el mío, quizás más claro pero no dudo que sea la combinacióndel tinte, me doy cuenta de que me mira con cara de enojo y sinceramente, nunca había visto algo tan tierno. Su nariz es pequeña encajando a la perfección en su cara, sus labios son rosados y carnosos con un poco de gloss el cual los hace resaltar; ya considero que es perfecta pero jamás había visto unos ojos tan maravillosos, son color verde claro, los rodean unas pestañas preciosas maquilladas con rímel, el tamaño me recuerda a los ojos de Bambi, si, pésima comparación, pero es igual de tierna y linda.

─ ¿Te vas a quitar o qué? ─Su voz me saca de mi fascinación. Suena molesta.

─Claro, lo siento. ─Me hago un lado, ella pasa y debo admitir que doy un vistazo a su parte trasera, quedando aún más encantado; cuando la pierdo de vista siento que algo oscuro se apodera de mí.

Entro al baño y salgo lo más rápido posible tratando de encontrarla, pero es inútil, me toca aceptar que no la volveré a ver más, pero en realidad, no tengo tiempo de pensar en mujeres.

─ ¿Pasa algo, Cachorro? ─Pregunta Marcela en cuanto llego a la mesa.

─No, solo pensaba en lo lindo que es este lugar. ─Las mentiras ya me salen muy naturales.

─Justamente tu madre quedó encantada con los cuadros. Debemos de irnos antes de que quiera llevárselos todos a casa.

─Son increíbles. ─Dice Elisa. ─Podríamos mudarnos, me encanta el lugar y lo que hay alrededor.

─No cariño, es el espacio de Christian, debemos de respetarlo.

─Podríamos vivir en otro departamento.

Yo permanezco callado, pagamos la cuenta y nos dirigimos a casa, mis madres siguen peleando y después de 10 minutos se dan un beso en el elevador del departamento, es aquí donde acaba la pelea; no presto atención a nada, solo pienso en cómo me sentí al ver esos ojos verdes. 

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Holi, holi 🫶🏻

Capítulo de dominguito, comienza lo que a todxs nos gusta, el romance agggg el amoggg, a veces protagonistas, a veces lectores y a veces escritores.

Espero les guste, se les quiso 🫶🏻

Un Último RespiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora