24: Deseos reprimidos.

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𝗙𝗶𝘃𝗲 𝗛𝗮𝗿𝗴𝗿𝗲𝘃𝗲𝗲𝘀

Caminamos mi psicótica y yo por una especie de bosque, el almacén parece estar a las afueras de la ciudad por lo que hay muchos campos y bosques por aquí.

Ella lleva un rifle en su espalda, mientras que yo llevo otro en mis manos.

¿De dónde los sacó? No tengo idea, pero me preocupa más lo que estamos por hacer.

Después de caminar por lo que me pareció una media hora, llegamos hasta uno de los finales del bosque, a lo lejos se veía una granja y un gran campo.

Ella se agacha detrás de uno de los árboles, yo hago lo mismo sin saber que planea.

—¿Ves por allá a aquellos dos?

Entrecierro mis ojos para tratar de observar donde me está señalando.

Puedo divisar a una pareja de adolescentes abrazados y dándose pequeños besos.

Entonces capto por el rabillo del ojo como ____ apunta su arma hacia ellos, la detengo al instante.

—No lo hagas.

—¿Por qué? Será divertido, anda.

Aparta mi mano y vuelve a apuntar, pero yo vuelvo a bajar su arma.

—Basta, si te descubren estaremos fritos, y yo no tengo mis poderes para huir más rápido.

Ella quita el seguro del rifle y se acerca tentadoramente a mí.

—No te hagas de rogar, sabes que esto te encanta como yo.

Un extraño frío en mi estómago me causa escalofríos, debe de ser su cercanía.

—Esto no está bien.

—Solo mira y aprende, cobarde.

Sin esperar un segundo, alza el arma y dispara.

Y joder, su puntería es tan perfecta que le pega directamente a la cabeza del muchacho. Al caer este al suelo, su novia suelta un grito que me hace sentir extraño.

Algo diferente recorre mis manos y espalda, como una corriente de energía.

La chica quiere salir corriendo directo a la granja, pero la psicótica le dispara en el brazo, suelta otro grito de dolor y ésta vez corre en dirección al bosque.

—Vamos cariño, hay que divertirnos un poco.

Sin esperar respuesta, sale corriendo para adentrarse nuevamente al bosque y perseguir a la chica.

Yo tardo unos segundos en pensar si ir tras ella o no, es peligroso. Si la descubren, ambos acabaremos condenados.

Vuelvo a mirar hacia el cuerpo del joven, ahora hay un charco de sangre de tamaño considerable alrededor de su cabeza.

Mi boca se seca y me quedo hipnotizado mirando aquel charco, relamo mis labios al sentirlos tan resecos.

Sacudo la cabeza ignorando ciertos pensamientos y le sigo el paso a mi psicótica.

Al estar en el bosque no tardo mucho en encontrarla, ella sonríe emocionada al oír la respiración agitada de la jovencita.

La joven se esconde detrás de un árbol y por más que trata de hacer todo el silencio posible, le es muy difícil.

Pero... ¿Por qué no me siento mal por ella? Debería de sentir compasión, pero no hay nada.

Más bien solo siento... Yo solo...

¿Quién es el secuestrado? - Five Hargreeves ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora