- Venga, ¿por qué no pruebas a matarme?- un joven y corpulento estaba enfrente de mi con dos pequeñas dagas en cada mano-. No me digas que ya te rindes, eso no lo puedes hacer o tu pellejo no durará mucho querida.
- ¡Ya basta!, déjala descansar, Dan- era la voz de Mark detrás de mi...
- ... ¿Mark?- conseguí decir.
- Señorita Mason, ¿sucede algo?- despegué mí mejilla de la libreta mientras abría los ojos con dificultad dada a la luz que entraba por la venta y a duras penas miré a la profesora María de español algo molesta- ¿ha tenido otro sueño desagradable donde mataban a alguien como la otra vez? - dijo con su acento hispano, toda la clase me miraba fijamente como un bicho raro y con gracia.
- Am... No, yo esto...- el timbre sonó.
- Alexy Mason, quiero verte en mí despacho durante el segundo descanso- se escuchó un murmullo de fondo-, y no quiero escusas- cogió sus libros y se fue del aula meneando su joven trasero al que los chicos perseguían con la mirada babeando.
Bufé sabiendo la que me esperaba, un castigo de largas y duras horas limpiando la biblioteca del instituto, o peor, la vieja biblioteca pública, esa era la mitad de nuestro centro, con también los mismos arcos, columnas y techos abovedados de la estructura antigua. Creo que lo positivo que sacaré de esto es que no me moriré de calor, ni estaré sola. Le conté lo que había sucedido dos días atrás a Mark y Jackson. Lo que me había pasado es que tan pronto puse un pié en clase me desmayé, Mark me sujetó y me llevo a la enfermería mientras Jackson conocía a la nueva y "tomaba apuntes" de la clases que perdíamos, menos mal que mi compañera Amy sí tenía los apuntes.
- ¿Y que más sabes del libro? - Jackson en vez de hablar escupía trocitos de patatillas de bolsa sentado en las escaleras de urgencias de metal oxidado de la parte de atrás del instituto donde siempre estábamos en los descansos.
-¿Qué más quieres que te diga?- levanto los hombros un poco frustrado -. Voy a hablar con "Miss María", a ver si tengo suerte y no me toca la vieja biblioteca pública y en horas de clase, no me podré graduar en idiomas a este ritmo.
- Tranquila- Mark puso su mano en mi hombro-, al terminar las clases te pondré al día.
- Mark, no sabes cuanto te adoro- le dí un pellizco a su mejilla mas un beso en esta y me fui-. Hasta después chicos.
Me acerqué al pomo del despacho de la profesora María y... el profesor Leo de gimnasia tenía cogida a la profesora María de la cintura besando su cuello y desabrochado le la camisa apoyados en el escritorio.
- ¿Vas a entrar?- la chica nueva me saco del shock, ella me veía confusa, lo más alucinante era que tenía no sólo a dos profesores que posiblemente se estaban enrollando en el despacho, si no que está chica solo tenía un ojo lila.
- ¿ Es una lentilla? - la miré sorprendida.
- Una... oh creo que he perdido una lentilla- estaba en su camiseta. Otra vez..
- Tu camiseta, mira ahí tal vez se enganchó al caer- ella bajó la cremallera de la chaqueta y allí la cogió.
- ¿ Cómo lo supiste?
- Yo...esto...- desvíe la mirada al fondo del pasillo y vi al profesor Leo y a María salir de su despacho con "discreción"- ¿la lógica?.
《¿Quién eres tu?》- era la voz de Samantha en mi cabeza.
- ¿Qué? -pregunté. Creo que había sido mejor callar.
