Hᴇʟʟ ʏᴏᴜ ᴄᴀʟʟ ᴀ ᴅʀᴇᴀᴍ ᵐᵃᶻᵉ ʳᵘⁿⁿᵉʳ | ᵗʰᵒᵐᵃˢ

INTRODUCCIÓN

[Man's world]

[Omnisciente]

                  ¿POR QUÉ LE hacía esto? Si, habían hecho un plan. Pero ¿qué sus guardias la hayan golpeado no era demasiado? Se supone que era su amiga, su hermana del alma.

—Querida rata....

Solo entendía ciertas palabras, pues luchaba por no desmayarse, veía borroso pero era inevitable no reconocer ese rostro, esos ojos azules y el cabello rubio.

—Quedas condenada a ir al laberinto como exilio... traidora.

Solo sintió como la pistola de dardos era disparada en su cuello dejando un dolor en este y finalmente desmayandose en los brazos de un hombre.

—¿Qué haz hecho, Everly?— reprocho aquel hombre joven que la sostenía en brazos.

A la rubia al parecer no le importaba en absoluto, solo se reía con desdén y maldad.

El joven se aseguró de dejarla en aquella caja metálica.

—Tranquila, Rina... me asegúrare de que no todo sea tan difícil haya arriba.

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              LA VELOCIDAD con la que subía aquella caja extraña hacia que la cabeza de la chica diera vueltas y las luces le dieran pulsadas dolorosas en en la misma, con algunos flashbacks que al parecer eran sueños.

Unos ojos color café rodeados de pecas y el sonido de una risa masculina demasiado familiar.

Ella intentó levantarse pero todo daba vueltas y se desplomó en el piso de aquella caja.

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                   LA DICHOSA caja fue abierta y la luz que entraba hizo que abriera un poco los ojos aún en el suelo.

—¿Es...?

—No.

—Qué si lo es, Sarten.

—Señores, es una chica— grito un chico desconocido.

—Manos quietas, Gally. Es una chica y necesita respeto.

La pelinegra solo escuchó como alguien caía con fuerza a su lado y como la cargaban con delicadeza.

—Tenemos qué hacerlo, CRUEL no es bueno.

La pelinegra abrió los ojos de par en par, cegada un momento por el sol, se agitó en los brazos de aquel chico extraño y cayó al piso.

—Ey, tranquila novata. No te cargaremos de nuevo.— se burló otro chico mientras se acercaba a ella y acariciaba con burla su cabello.

Ella levantó la vista y por miedo, golpeó el pómulo de el tipo, este al caer despejó la vista de la chica, dejando ver el lugar lleno de chicos, eso la asustó, ¿a quién no? Podrían hacerle daño.

—Creo que te han dado una cucharada de tu propio chocolate, Gally.

—Callate, Newt.

La chica empezó a correr tanto como le permitían sus piernas, el ardor se empezó a hacer notable es sus muslos y pantorrillas pero esa gran muralla que se veía ante ella la dejó helada.

—Esa loca al parecer es una corredora— se quejó el chico del golpe.

—Pues esa loca te a dado una paliza— dijo con burla un chico de pelo negro y rasgos asiáticos,  este mismo corrió hacia ella— increíble, ¿no?

—Esto es una puta broma...— susurro la chica de ojos color verde causando una risa amable del asiático.

—Soy Minho, el tipo que te cargo— señaló a un chico rubio y pálido— es Newt y al que golpeaste— señaló a un chico que aún se quejaba por el golpe— es Gally. A los demás los irás conociendo.

—¿qué es este lugar?

—Eso... también lo irás descubriendo. Primero, ¿recuerdas tu nombre? ¿Recuerdas algo?

—No, no lo hago, no recuerdo nada.

—También con el tiempo lo harás, novata— toco su hombro y sonrío— gracias por ese gancho derecho hacia Gally, se lo tenía más que merecido.

—Lo siento, todo esto...— seguía viendo la inmensa pared— es abrumador.

—Tranquila, a todos nos paso lo mismo aunque también estamos sorprendidos, eres la primera mujer y a demás corredora.

—¿Corredora?

—Ya Minho, se volverá más loca— bromeo el rubio llamado Newt.

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                PASARON MESES y entre ese tiempo supo su nombre, Myrina, incluso hizo amigos y rápidamente se integró al grupo.

—Hoy se abrirá la sección 4, no la hemos revisado a fondo, opinó que revisemos un poco más para...

—Myrina, ya hablamos de esto, no hay salida.

—Porque no la hemos buscado lo suficiente— Myrina estaba desesperada y tenía una extraña sensación de vacío, le hacia falta algo pero no sabia el qué o el quién.

—Esta bien— suspiro resignado Minho— solo por esta vez, Myrina.

Al final no encontraron mucho, solo era una sección más y Myrina volvió a sentir ese repentino vacío.

Pasaron meses en los que la caja llegaba con alguien nuevo y Myrina esperaba paciente... no sabía qué, pero esperaba a ese complemento, esa persona o cosa que le hiciera sentir segura.