Hᴇʟʟ ʏᴏᴜ ᴄᴀʟʟ ᴀ ᴅʀᴇᴀᴍ ᵐᵃᶻᵉ ʳᵘⁿⁿᵉʳ | ᵗʰᵒᵐᵃˢ

02. The strange girl

[La chica extraña]

[Omnisciente]

            MYRINA VEIA con atención cada paso que daba la rubia, le daba muchísima curiosidad y sabía que la conocía, pero no recordaba nada, solo era un presentimiento.
Notaba que la ojiazul estaba confundida  ¿y cómo no? Ella había actuado igual o peor pero admiraba que no cuestionaba nada, no como ella, que más de una vez le sacó canas verdes a los chicos.

Era extraño, alguien normal tendría alguna reacción, algo desquiciada como ella al llegar, tal vez depresiva, pero no, la rubia estaba como si nada, parada como si nada viendo el laberinto.

—¿Qué piensas, bella durmiente?— noto que daba un pequeño salto, tal vez estaba en sus propios pensamientos y Myrina la desconcertó, la rubia frunció el ceño, era tierna, pero Myrina no dudaba de que tuviera un carácter fuerte.

—No me digas de esa manera— el fastidio era evidente en su voz, algo que alimentaba el espíritu travieso de Myrina.

—Tranquila...— se cruzo de brazos frunciendo el ceño, fingiendo falsa seriedad—... bella durmiente.

Su ceño regreso a la normalidad mientras mostraba una radiante sonrisa decorada por sus hoyuelos, le divertía molestar a todos y aunque la rubia sea nueva y una mujer, era algo que era parte de Myrina, mostraba de una extraña manera su cariño. Sonrio aún más cuando la ojiazul puso los ojos en blanco.

—Okey, parare— pero Myrina sabía algo, cuando parar ó al menos eso intentaba. Se estiró pues, aunque no lo demostrara, estaba estresada todo el tiempo, miro el laberinto, ese maldito laberinto— llegas en un momento oportuno, necesitábamos que alguien nos curara mejor que yo— guardo silencio por un momento, quería ver alguna reacción por parte de la rubia pero no hubo ninguna— y menos testosterona.

Bromeo, tenía que aligerar el ambiente y apoyar a la chica, sabía lo difícil que era estar ahí, sola, sin recordar nada y con muchísimos hombres. Myrina cumplió su objetivo pues la rubia mostró una sonrisa.

—No hablas mucho ¿verdad?— "ó tal vez yo hablo demasiado" pensó.

—¿Cómo quieres que hable? Acaba de llegar a un lugar lleno de hombres.

Newt llegó con una pala en mano y una sonrisa, uno de sus mejores amigos y quien ayudó a que no se sintiera sola, era como su hermano mayor.

—Genial, tenemos a otra chica y aparte es doctora— Myrina agradecía que ayudara a que la rubia se sintiera cómoda. Sonrio amablemente y extendió su mano— soy Newt.

—Y es de los pocos caballeroso de este lugar— sonrió hacia Newt mientras la chica aceptaba gustosa la mano del castaño.

—Yo soy...— guardo un silencio repentino, haciendo que Myrina hiciera una mueca. Eso era lo más difícil, no saber quién eras.