El viento gélido ululaba entre los árboles del antiguo bosque, susurros ancestrales que parecían rendir homenaje a la figura imponente que caminaba entre las sombras. Ares Drakomar Lycodrake, el legendario rey mestizo de hombres lobo y dragones ya extintos siendo este el ultimo de su linaje, avanzaba con paso firme por el corazón de su reino, por el corazón de su gran imperio de sangre.
Sus ojos, de un intenso color ámbar que relucía bajo la luz de la luna llena, reflejaban la sabiduría acumulada a lo largo de los siglos. A su paso, las criaturas de la noche se inclinaban en señal de respeto, reconociendo su autoridad y poderío. Era un líder indiscutible, un estratega formidable cuya mente fría y calculadora había asegurado la supervivencia de su pueblo en tiempos de guerra y paz. Este ser es la reencarnación misma de la destrucción y la guerra ganando cada uno de estas con grandes sacrificios.
Sin embargo, detrás de su máscara de serenidad y determinación, se escondía un alma atormentada por la soledad. Ares había gobernado con mano firme y había llevado a su pueblo a través de las más duras batallas, las grandes luchas valieron la penas sus alphas alrededor del mundo protegen el resto de manadas, estan equipados y entrenados con lo mejor de lo mejor. El resto que queda son meras ratas egoístas dejadas por la guerra queriendo venganza. con cada siglo que pasa, con cada batalla, cada gota de sangre derramada, en lo más profundo de su corazón, ansiaba encontrar a su compañera destinada. La luna reina que gobernaría a su lado y completaría su ser, esa luna que compartiria su pesar y su deseo de por fin tener a alguien solo que lo viera a el.
Con un suspiro pesado, Ares detuvo su marcha al llegar a un claro en el bosque, donde un antiguo altar de piedra se alzaba como testigo silencioso de su reinado. Se acercó con reverencia y dejó que sus pensamientos vagaran hacia el pasado, recordando los días de gloria y las batallas ganadas que habían forjado su leyenda, una leyenda que asta hoy y siempre lo perseguirán, pero no me moleta, mi sed de sangre es sobre inimaginable para esta nueva era, nunca se debe ser tan estupido en bajar la guardia en momentos de paz.
- Mi señor, ¿todo está bien? - una voz resonó desde las sombras, interrumpiendo sus reflexiones. Era Adrián Marcius, su leal segundo al mando y beta de la manada. El hombre lobo se acercó con cautela, sus ojos azules brillaban con preocupación.
- Ares asintió, reconociendo la presencia de su fiel amigo.
- Sí, Adrián. Solo reflexionaba sobre nuestro camino y las decisiones que debemos tomar para asegurar el futuro de nuestro pueblo.
Adrián inclinó la cabeza en señal de respeto. - Entiendo, mi señor. Pero recuerde que no está solo en esta tarea. Siempre estaremos a su lado, listos para seguir sus órdenes y proteger nuestro hogar.
Una chispa de gratitud brilló en los ojos de Ares mientras miraba a su leal compañero. - Gracias, Adrián. Tus palabras son un bálsamo para mi alma. Juntos, enfrentaremos cualquier desafío que se nos presente.
Con una sonrisa de determinación, los dos líderes se dirigieron de regreso al palacio, donde los esperaban nuevas intrigas y peligros. Bajo la mirada vigilante de la luna estrellada, Ares Drakomar Lycodrake continuó su camino, decidido a proteger a su pueblo y a encontrar a la compañera que estaba destinada a gobernar a su lado.
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ENIGMA DE LUNA
WerewolfAdéntrate en un mundo donde el poder y la magia se entrelazan en una danza mortal. Conoce a Ares Drakomar Lycodrake, el legendario rey mestizo de hombres lobo y dragones, cuyo anhelo por encontrar a su pareja destinada lo lleva a enfrentar batallas...